Daniela Ackerman
Un
millonario ruso con una férrea obsesión y acostumbrado a conseguir todo lo que
se propone, un editor que colaboró con Hitler y se ha vuelto un experto en
ocultarse durante décadas, un jubilado espía británico ansioso por ajustar más
de una cuenta pendiente, una virulenta organización que ajusticia de forma
salvaje e inclemente a viejos criminales nazis, una actriz de la UFA que rodó
una última película muy comprometedora antes de desaparecer, y la guinda del
pastel: un libro encuadernado en piel humana que contiene algunos secretos
capaces de haber cambiado el curso de nuestra historia reciente. Este panorama se
encuentra la detective Daniela Ackerman, auxiliada por el inefable y
estrambótico mejicano Freddy Ramírez, cuando recibe el encargo de encontrar tan
misterioso libro.
Gregorio
León, al igual que ya hiciera en entregas anteriores de su atractiva detective,
demuestra que se conoce de sobra la partitura necesaria para crear una novela
que embelese al lector, combinando con acierto todos los ingredientes
necesarios: un enigma al que no le faltan tintes religiosos, un objeto
desaparecido que funcione como imán, varias corrientes ideológicas opuestas
empeñadas en encontrarlo, e incluso enemistades capaces de sobrevivir al
pasado. Eso sí, todo lo hace dándole la batuta a un personaje muy intenso como
lo es esta detective, mitad hispana mitad germana, solitaria, desencantada y
empeñada en luchar contra la edad a base de periódicas inyecciones de ácido
hialurónico, suministradas por un cirujano plástico amigo con el que además
comparte nefastos partidos de tenis.
Seguro
que habrá algún lector que desconfíe ante este panorama, alguno que piense que
tantas tramas correteando por estas páginas no lograrán encontrar al final un
cauce común. Pero se equivocará quien crea esto, en todo caso a ese lector
desconfiado habrá que pedirle un poco de paciencia, porque cada pieza seguirá
su camino hasta terminar por encajar en su lugar a su debido momento. Y eso que
incluso Gregorio León, que ya va siendo un viejo zorro narrativo, guarda más de
una sorpresa en este volumen, en forma de pequeños cameos, y hasta se ha reservado,
como un tahúr gamberro, un formidable as en la manga, después de lanzar al
tapete del lector la golosina de un argumento que daría por sí solo para
protagonizar otra novela, y que afecta tanto al III Reich como al propio
Vaticano. Pero guiños aparte, abrir estas páginas y no poder cerrarlas, dejarse
arrastrar por una red de misterios muy
bien tejida, y acompañar sin resuello a Daniela Ackerman por media Europa es
una experiencia muy recomendable.
La emperatriz de jade. Gregorio León.
Editorial: Algaida. Sevilla 2013. 534 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 21/9/2013)