domingo, 26 de junio de 2016

EL DUQUE DEL ALTOZANO - FERNANDO COTTA

Quien rio lo sabe

          ¿Cómo sería la vida de un amante de hace siglos en nuestros días? La pregunta como tal da juego literario como para adentrarse en la comedia, pero si además ese noble aparece trasmutado en un ave, en un mirlo blanco capaz de hablar y hacerse entender por los amantes a quienes va a ayudar, tendríamos delante una joya. Pues eso es lo que ha creado Fernando Cotta en esta novela, una pequeña joya que homenajea a los clásicos de la picaresca pero que también recoge la esencia de la cuentística renacentista e incluso barroca.

          Y todo con un estilo y un lenguaje que suponen las guindas de ese homenaje, porque el autor sabe reproducir giros y expresiones propias de los tiempos del duque, dándole a éste la voz más apropiada, cuyo contraste con los personajes actuales es uno de los muchos méritos que atesora esta novela. Ese contraste no es el único valor, el humor, la ironía, el sarcasmo y la carcajada están a la orden casi de cada página. La sátira de unos tiempos que parecen volverle la espalda al amor es también recogida en los distintos episodios, así que no estamos ante una novela que lo fíe todo al humor, lo cual ya sería meritorio, sino que hay mensajes en cada situación, un cierto tipo de enseñanza sutil para quien quiera escuchar, o leer entre líneas las reflexiones de este peculiar duque.

          El espíritu de la novela parece beber, como ya se ha dicho, de esa prosa clásica capaz de entremezclar entretenimiento con enseñanza, y Fernando Cotta se mueve cómodo en la frontera, haciendo sufrir, incluso físicamente, al ave aristocrática, con lo que logra arrancarle al lector la sonrisa, mientras por otro lado le da una panorámica de la amplitud amatoria a la que puede aspirar el género humano, deseando que nadie se quede a las puertas de su disfrute. Una lectura fresca, divertida pero con criterio, que es como mejor se puede trabajar el humor en la literatura. Respetemos y loemos la figura de este plumífero duque.

El Duque del Altozano. Fernando Cotta
CVC Ediciones. 212 págs. 17’50 euros.

domingo, 19 de junio de 2016

LOS HUÉSPEDES - PEDRO PUJANTE

Las costuras de lo real

    Un escritor, Roberto Hernández, es invitado, con todo el misterio del mundo, a un congreso de “literatura secreta”, a celebrarse en un remoto pueblo extremeño, congreso al que debe acudir cumpliendo una serie de requisitos que garanticen el anonimato. Así de misterioso arranca Pedro Pujante esta especie de distopía de ficción rural, con los mimbres característicos de una literatura empeñada siempre en reventar las costuras dela realidad para que el lector no pare en ninguna página de hacerse preguntas, incluso de levantar la vista para asegurarse de que todo lo que le rodea es lo que verdaderamente parece ser.

          Y es que a medida que el protagonista se adentra en el pueblo extremeño, las cosas se complican, aparece un científico trasnochado, empeñado en clonar nada menos que la figura de Francisco Umbral, surgen experimentos de seres ya clonados, como el de una famosa televisiva cuyo mérito uterino fue el de emparejarse con cierto torero de postín. Las carcajadas no son gratuitas, Pedro Pujante pone su mensaje detrás de cada secuencia, ya que podemos hablar de secuencias extremadamente hilarantes y esperpénticas, porque a lo kafkiano, influencia ya muy notoria en el autor, hay que sumar ahora lo orwelliano e incluso hasta tintes berlanguianos. Una buena mezcla con la que intentar comprender, si es posible, en qué realidad se hallan los personajes, en qué momento temporal y con cuántas dosis de realidad encima.

          No es Pedro Pujante un autor que renuncie a los retos, al contrario, y la ruleta de su prosa ha de seguir girando porque el lector tiene que seguir experimentando una sorpresa tras otra, no sólo sorpresas distópicas, que las hay a mansalva, sino también méritos narrativos como el hecho de construir una ‘road movie’ en un diminuto pueblo. Nunca se habían roto mejor los convencionalismos en la literatura, el autor lo sabe y a los lectores sólo nos queda preguntarnos cuál será la próxima sorpresa que nos tendrá guardada.

Los huéspedes. Pedro Pujante.
Ediciones Irreverentes. Madrid 2016. 176 págs. 15 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 18/6/2016)

domingo, 5 de junio de 2016

DOCE LUNAS - MANUEL E. MIRA

DOCE LUNAS

MANUEL E. MIRA
EL MURMULLO DEL TIEMPO


1)    ¿Qué motivaciones le llevaron a escribir esta novela?

          Cuando vi el desconocimiento que sobre su propia historia tenían mis amigos y mis hijos, me entristecí. Tenía que hacer algo para que no quedara todo en el olvido. No se merecen nuestros antepasados que les ignoremos tan cruelmente; ellos son nuestra razón y nuestra forma de ser. Debemos ser agradecidos a esas personas que amaron, sufrieron, lucharon, nos legaron la vida y nos dejaron tanto bien. Desde la persona más insigne y aparente hasta el más humilde y anónimo de los canteros que talló la piedra que hay bajo los cimientos de la catedral. Todos han pasado por nuestra vida y tienen que ver con ella. A todos les debemos respeto.

2)    ¿Desde cuándo le viene ese gusto por la Historia a un ingeniero como usted?

          La Historia me ha gustado desde muy niño. Admiraba a quienes la conocían y la sabían contar. Recuerdo que me emocionaba con las historias de ciego que escuché en los mercados cuando era muy pequeño. Conocer y amar la Historia es como vivir dos veces; es amar la propia Vida. Para mí la ingeniería es la forma elegida para actuar en la vida laboral. La Historia no se elige, te elige ella a ti. La llevas siempre en tu mochila.

3)    ¿Cómo valoraría la importancia de la familia en esta novela?

          Nadie nace por sí mismo ni muere para sí mismo. La familia es nuestro "Yo continuado" Todo nuestro pasado y nuestro futuro está depositado en ella. Es la que nos da el Nombre y el Ser.

4)    ¿Con qué personajes de la novela ha disfrutado más, hay alguno que se le haya “rebelado” pidiéndole más protagonismo?

          Disfruté muchísimo creando a los personajes. Casi todos ellos tienen sus semblantes tomados de la realidad; quizá por eso son tan creíbles y carentes de tópicos. Hay uno en particular que nació de la inventiva, con carácter de ser un "figurante", pero que comenzó a crecer, pidió paso, y le dejé que creciera. Fue Gabriel: un personaje fabuloso. Hay otro que tuve que "inventar" y que porta una carga emotiva impresionante: "Mimanuel". Le creé la historia para que él me ayudase a contar la mía ¡y vaya si me la contó! Es fundamental en la historia.

5)    ¿Cree que los episodios de Cuba y Filipinas han sido tratados ya suficientemente en nuestra literatura, que lo españoles saben realmente lo que pasó allí?

          En absoluto. Ahí se echó mucha tierra, y luego le pusieron mármoles encima, para tapar la más sangrante e ignominiosa parte de nuestra historia. Desde reyes felones a políticos de visión obtusa. Duele; de verdad que duele, y mucho, cuando se investiga y se estudia cómo fueron las cosas; y no estoy pensando sólo en las derrotas y en los muertos, pienso en la necedad y la ceguera de los que dirigían a España en aquella época. De lo que pudo ser y no fue. Comprendo que surgiera la generación del 98 como un punto de ruptura ante el espanto.

6)    Cartagena tiene un monumento a los héroes de Cavite, y sin embargo se habla poco de ello, ¿a qué se debe eso?

          Sí, se le resume como "Héroes de Cavite", aunque su leyenda es: Héroes de Cavite y Santiago de Cuba. Es muy bonito y alegórico, pero si conoces un poco la historia… se desmitifica mucho, se desinfla, sin querer en absoluto ignorar a los auténticos héroes, como Fernando Villamil y los anónimos marinos que allí dieron su vida. Pero, realmente, es un monumento al desastre. Quizá por eso no se habla mucho de ello.
          En mi novela, hablo de Cuba y muy especialmente de "Los héroes de Baler" ―los auténticos últimos de Filipinas― que escribieron una de las páginas de heroísmo más serias de España. Un hecho reconocido en todas partes y que nosotros no conocemos. Ignoramos que entre ellos, hubo dos paisanos de nuestra región; uno de Mula y otro de Cieza. Ellos, en cambio, no tienen monumento que los recuerde. La historia es justa y veraz; los hombres…no tanto.

7)    La narración de la inundación de Murcia en 1879 es impresionante, ¿cómo logró calar tan hondo en el lector?

          Siendo totalmente fidedigno. Sinceramente creo que no queda nada de aquella desgracia que no esté reflejado en la novela y que exprese el dramatismo y la solidaridad que suscitó en todo el mundo. He tenido la suerte de haber sabido integrar en la novela un capítulo muy importante y documentado.

8)    La historia de esta familia parece quedar algo truncada, ¿significa eso que habrá continuación?
         
          La novela queda cerrada con la vida de Andrés y de Antonia durante el periodo de 1855 a 1901. Pero Candela quiere conocer toda la VIDA de sus antepasados y eso ha hecho que nazca de ella una auténtica escritora de éxito y Candela continúa escribiendo. Al principio de novela Candela se define así:
"Mi nombre es Candelaria Marín, pero todos me llaman Candela. Esta historia comenzó en Murcia, durante el mes de agosto del año 1995. Tenía yo entonces diecisiete años y mil dudas por resolver sobre mi futuro."
          Ojalá esta novela la lean muchos jóvenes, con mil dudas sobre su futuro, y se suscite en ellos el deseo de escribir y surjan muchas Candela Marín o Antonia Parra. Ellas y ellos serían los auténticos continuadores.
 
9)    En esta novela hay amor, Historia, aventuras, costumbrismo, ¿cómo se define entonces Manuel Mira, novelista romántico, histórico, de aventuras?

          ¿Cómo definirías tú a una persona que escribe desde y para la VIDA? La vida lo tiene todo: amor, emoción, historia, aventura, romanticismo… Sólo me interesa hablar y contar lo que es la VIDA (con mayúsculas) Eso es para mí una novela.

10) ¿Cuáles son sus principales influencias literarias? ¿A quién le debe el haberse convertido en escritor?

          Yo no sé si soy escritor o escribidor, eso el tiempo y los lectores lo dirán, y tampoco me preocupa. Yo escribo desde la observación y la ternura. Rescato y pongo acentos en los valores como la bonhomía, el buen hacer, el respeto a la verdad, la capacidad de sacrificio, el hacer ver que todo es posible, que se puede conseguir un sueño. Siembro la inquietud de que podemos aspirar a ser mejores personas para escribir las páginas de nuestra propia historia.
          En cuanto a mi formación, aprendí a leer en el Quijote y en mi casa había libros de historia que leí con avidez. La literatura rusa me ha influido mucho y también la sudamericana. Comencé escribiendo relatos y cuentos hasta que desde uno de ellos salté a la novela.

11) Esta novela fue Premio Libro Murciano 2104, ¿cree en los premios, qué supuso este galardón para usted y para la novela?

          No tengo experiencia para poder dar una opinión cualificada. Yo, hasta ahora, no me puedo quejar pues me han premiado el primer relato que escribí y la primera novela que he escrito. Puedo asegurar que no había ninguna mediación en ellos. Luego tengo que creer. Ha sido un buen apoyo para que el lector y los medios se fijen en ella. Luego es el boca a boca lo que funciona.

12) ¿Cómo  convencería a un lector desconocido para que se acerque a su obra?

          No puedo prometerle que su lectura le vaya a entusiasmar ―eso depende de sus preferencias y de lo que espere de ella―, pero si lo que desea encontrar es el amor y el conocimiento de nuestra bella historia ―tan cercana y tan olvidada― contada con fidelidad y con ternura… entonces sí le puedo prometer que le enriquecerá y le emocionará tanto como a mí me enriqueció y me emocionó escribirla.



CUANDO ÉRAMOS ÁNGELES - BEATRIZ RODRÍGUEZ

Los dientes del pasado

          La muerte de Fran Borrego, uno de los tipos más poderosos de Fuentegrande, conmociona a la localidad, y de la mano de Clara, que dirige un pequeño periódico digital allí mismo, comenzaremos a conocer un poco más los secretos que albergan sus habitantes, especialmente quienes no hace demasiados años conformaron un grupo juvenil muy peculiar. La memoria, las intrigas y envidias se van a remontar a la adolescencia de un buen puñado de personajes, a esa época que Beatriz Rodríguez define con gran acierto: “cuando éramos ángeles”.

          Porque esta novela trata también de la pérdida de la inocencia, del descubrimiento del amor, el sexo, los vínculos de poder o los caminos que se nos abren al final de esa adolescencia, cuando el adiós de un verano puede suponer muchísimo más que la pérdida de un amor estival, y darle la ocasión al destino a que nos guiñe un ojo o por el contrario nos lleve por la senda que siempre había deseado.

          Las grandes familias de Fuentegrande están representadas en estas páginas, esos clanes dominantes de los años ochenta en un valle que muy bien pudo ser cualquiera de la sierra madrileña. Décadas de dominio, tierras que daban poder, hijos a los que aleccionar para que heredasen dichos dominios, jóvenes diferentes que sólo llegaban al pueblo en verano con un cargamento de envidiables novedades. Ese material es el que maneja Beatriz Rodríguez con gran maestría, moviéndose en una tela de araña en la que el pasado, los secretos y las apariencias han enturbiado al lector una visión que está deseando que alguien limpie.

          Merece la pena acompañar a Clara en este periplo mientras asistimos también a las recetas culinarias que Chabela prepara en el hostal, por no hablar de lo importante que puede resultar la solidaridad femenina, confirmando de paso que es mucho más resistente y firme que la que pueden llegar a cultivar los hombres.

Cuando éramos ángeles. Beatriz Rodríguez.
Seix Barral. Barcelona 2016. 256 págs. 18 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 4/6/2016)

miércoles, 1 de junio de 2016

LAS INVIERNAS - CRISTINA SÁNCHEZ-ANDRADE

 Tierra de Chá

          Escuchar (en este caso leer) historias de la Galicia más profunda tiene algo de adictivo, siempre lo ha tenido, sólo así puede explicarse que de vez en cuando vea la luz una novela como ésta, o que una autora como Cristina Sánchez-Andrade sea capaz de poner, negro sobre blanco, tantas confidencias como habrá oído contar a las mujeres gallegas.

          Que aquella es una tierra mágica ya nadie lo duda, y que hay que tener una mirada muy bien educada para saber transmitirnos sus historias, tampoco, y ahí es donde está el mérito de esta autora, en haber sabido ofrecer al lector un ambiente que primero se llena de brumas, las mismas que percibirían los habitantes de Tierra de Chá cuando llegaron las hermanas Inviernas, pero que luego poco a poco se va disipando dejándonos ante los ojos simplemente a un grupo de seres humanos que tratan de sobrevivir con sus peculiaridades: uno con el tardío abandono de la lactancia materna, otros con el afán por reconstruir dientes y alterar identidades sexuales, otra dispuesta a no morirse hasta que no se le devuelva una de sus posesiones más preciadas, su cerebro, y el abuelo de las hermanas obsesionado con la práctica de la ciencia y la experimentación más pedestre.

          A ese universo de Tierra de Chá regresan Dolores y Salamina, que fueron enviadas a Inglaterra durante el conflicto patrio, que ahora hablan inglés y tienen una pasión desmedida por el cine. Y regresan a sus orígenes para guardar también un terrible secreto que se convertirá en el tercer habitante de la casa, o en el cuarto si contamos también a la vaca Greta. Los sueños por cumplir se filtran desde el tojo de los campos, la sombra del cine volverá a planear sobre ambas hermanas, y hasta los desamores les darán alguna que otra dentellada. Cristina Sánchez-Andrade nos regala a dos mujeres que se necesitan, y las coloca en uno de esos entornos que son una bicoca para cualquier escritor, un lugar en el que las buenas historias andan aguardando, y ofreciéndose, a la vuelta de cualquier esquina.

Las Inviernas; Cristina Sánchez-Andrade

Anagrama, Barcelona 2014. 246 páginas.
(Revista Letras de Parnaso, Núm. 45 Junio 2016)


REVISITANDO LA PANTALLA - ENCADENADOS


(Revista Letras de Parnaso,
Núm. 45, Junio 2016)