Sólo dinero
Pocas veces el tema central de una novela es el capitalismo más salvaje y las guerras intestinas de las grandes compañías, pero no se puede achacar únicamente la calidad de esta obra a la elección del tema. Si Pablo Sánchez obtuvo con ella el Premio Francisco Casavella fue también por el ritmo despiadado que imprime a su prosa, tan despiadado como las vidas de sus yuppies, y por la habilidad para la disección de los personajes que pueblan estas páginas.
César, el triunfador, capaz de abandonar
El ritmo de la escritura es intenso y a menudo hasta frenético, los escrúpulos brillan por su ausencia, y los cadáveres, ya sean reales o burocráticos, deben dejarse en la cuneta para que no le impidan al triunfador proseguir su estela ascendente. La política se hace presente porque hay muchos niveles de influencias en los que moverse, y las dentelladas vuelan por doquier. Pero por encima de todo ese ambiente wallstreetiano hay un objeto, un macguffin, un rosebud que preside muchas de las acciones, una vieja cámara de súper ocho que desempeñará un papel vital en esta historia cuya lectura es adictiva, casi tanto como se vuelve el trabajo para sus protagonistas, que se aferran a él como si en ello les fuera algo más que la vida.
‘El alquiler del mundo’. Pablo Sánchez.
Editorial: Destino. Barcelona, 2010. 315 páginas.
LA VERDAD - ABABOL (29/1/11)
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