ANTONIO PARRA SANZ (Madrid 1965), profesor de Lengua y Literatura, de Escritura Creativa y crítico literario. Novelas: Ojos de fuego, La mano de Midas (Premio Libro Murciano 2015), Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos; Acabo de matar a mi editor, Dos cuarenta y nueve y Entre amigos (Serie Sonia Ruiz 6). Relatos: Desencuentros, El sueño de Tántalo, Polos opuestos, Cuentos suspensivos, Malas artes. Artículos: La linterna mágica, Butaca de patio. Ensayo: Tres heridas.
domingo, 25 de diciembre de 2011
LA COLA DE LA SERPIENTE
CON EL AGUA AL CUELLO
sábado, 17 de diciembre de 2011
CUENTOS DEL DESAMPARO
jueves, 8 de diciembre de 2011
Presentación de "Polos opuestos"
sábado, 3 de diciembre de 2011
DALÍPOLI. CIUDAD DE CONSUMO INTENSIVO
MANUAL DE FILOSOFÍA EN LA PEQUEÑA PANTALLA
APUNTES DE MEDICINA INTERNA
domingo, 6 de noviembre de 2011
LA ÚLTIMA MUJER DE AUSTRALIA
EL TRAJE GRIS
NO CONFÍES EN NADIE
domingo, 23 de octubre de 2011
EL ASESINO DE MUJERES
EL DESVÁN DE LOS JUGUETES ROTOS
(LA VERDAD, "ABABOL", 22/10/2011)
sábado, 15 de octubre de 2011
miércoles, 12 de octubre de 2011
TRAMPANTOJOS
sábado, 8 de octubre de 2011
EL PAÍS DE LOS CIEGOS
LOS PATOS DE CENTRAL PARK
domingo, 25 de septiembre de 2011
LA SENDA TRAZADA
jueves, 22 de septiembre de 2011
EL ROSTRO DE LA SOMBRA
jueves, 1 de septiembre de 2011
LA LINTERNA MÁGICA - PIRATAS DEL CARIBE
PIRATAS DEL CARIBE
miércoles, 13 de julio de 2011
EL VALLE DE LAS SOMBRAS
Literatura total
¿Sería posible que dos hombres de bandos enfrentados colaborasen para resolver un crimen? ¿Podría darse una investigación policial en plena construcción del Valle de los Caídos? ¿Cabrían conspiraciones magnicidas en un entorno carcelario? A todas estas preguntas es capaz de responder Jerónimo Tristante en su última novela, una obra con la que ha dado un paso más que firme en una carrera literaria que se va jalonando de éxitos porque es el resultado de las virtudes de un extraordinario narrador.
Sin dejarse llevar por sentimentalismos maniqueos, Tristante nos habla de la recién terminada Guerra Civil, y lo hace sin pelos en la lengua, consiguiendo que sus personajes incluso reconozcan las brutalidades cometidas por sus respectivos bandos, algo que fuera de la literatura ha costado unas cuantas décadas, y a veces incluso no ha terminado de lograrse. El panorama es real pero no extremadamente desolador, porque lo que se busca también es hacer un elogio de la amistad que surge entre dos hombres cosidos por las cicatrices de la guerra y el dolor, dos hombre, Roberto Alemán y Juan Antonio Tornell, que arrastran sus miserias pero a los que el valor, el honor y el interés por la justicia terminarán por unir, aun en las circunstancias más extrañas.
Jerónimo Tristante demuestra, una vez más, el absoluto dominio que tiene de la tensión narrativa, la capacidad para urdir los hilos y ocultárselos al lector hasta el momento idóneo, pero también destila en sus páginas rigor histórico y documental, porque el dato más insignificante, en sus manos, puede convertirse en un “leiv motiv” que se extienda durante toda la novela. Quienes busquen aquí una narración histórica, mejor que huyan hacia otros títulos, esta novela es literatura pura, total y de la buena, aderezada con un marco histórico más que fiel, pero sólo marco cuya función es la de albergar la desaforada imaginación de su autor y la existencia de dos personajes que el lector tardará mucho en olvidar.
‘El valle de las sombras’. Jerónimo Tristante.
Editorial: Plaza y Janés. Barcelona, 2011. 379 páginas.
FÁCIL DE MATAR
Debut vertiginoso
Ha debutado Maruja Torres en el mundillo de la novela negra con toda la desfachatez del mundo, o lo que es lo mismo, como debía hacerlo una autora curtida como ella, sin miedos ni reparos, y manteniendo el aire zumbón que ha caracterizado a su prosa, el que siempre ha utilizado para hablar de los hombres, las mujeres y hasta los viceversas, que alguno hay en esta novela. Y lo mejor de todo, tal vez, sea que no ha inventado a un agente de la ley, o a un detective al uso del “hard boiled” norteamericano, sino que ha acudido a lo que mejor conoce: el periodismo, para gestar a Diana Dial, una reportera prejubilada que ha decidido cambiar la redacción por la investigación.
Embajadores rijosos, directivos del Instituto Cervantes (o Quijote como ladinamente transforma la autora), gigolós de gimnasio, matriarcas libanesas dueñas de apriscos familiares, políticos corruptos, espías por afición, policías fieles, un chófer de la guarda… Todo ello acompaña a Diana Dial en este vértigo de novela que no defraudará a nadie, incluidos los más puristas del género negro.
‘Fácil de matar’. Maruja Torres.
Editorial: Planeta. Barcelona, 2011. 254 páginas.
CRÍTICAS LITERARIAS - MIGUEL PAZ CABANAS
Las memorias, o las intimidades de un escritor, son un territorio espinoso a la hora de convertirlas en un texto, en ocasiones lo que es materia literaria para el autor no lo es para el lector, y llega el correspondiente rechazo. Miguel Paz Cabanas no es uno de esos casos, al contrario, durante algunos años ha desgranado en un blog sus reflexiones acerca de la realidad, de lo que ve, de lo que vivió, de lo que recuerda, y ahora esas páginas virtuales se han visto reunidas en un libro de lectura muy gozosa, porque su autor sabe dosificar experiencias propias con visiones del mundo que le rodea, de ahí la frescura de cada texto, y también la humildad que destilan, algo que sólo es privativo de quien ha vivido siempre con los pies en el suelo y los ojos puestos de cuando en cuando en la memoria.
‘Memorias de un cabrón resentido’. Miguel Paz Cabanas.
Editorial: Los libros de Camparredonda. León, 2011. 218 páginas.
sábado, 9 de julio de 2011
CRÍTICAS LITERARIAS - JM GUELBENZU
De brumosas flaquezas
Para que un detective, o un investigador literario, sea creíble, ha de evitar ser inmune al paso del tiempo y mostrarse humano y hasta vulnerable. Los héroes ácronos pasaron hace mucho a la historia, y aunque el lector los recuerde con un deje de nostalgia en su corazón, por lógica tuvieron que dar un paso a un lado y dejar el campo libre a la lógica argumental. J.M. Guelbenzu, conocedor de los avatares cronológicos, presenta en esta entrega a una juez Mariana de Marco asaltada por alguna que otra flaqueza y zarandeada por las circunstancias, desde la impresión que le provoca una joven víctima cuyas manos han sido cortadas, hasta la reaparición, tras quince años alejados, de su hermano pequeño, el bon vivant Antonio de Marco.
La ciudad de G…, siempre lluviosa y esquiva, se alía con el mal prohibiéndole la salida al sol y alimentando los malos augurios de la juez, extraviada entre sus calles con la única ayuda de su orgullo y de su amiga Julia. El caso se irá complicando hasta mostrar la idiosincrasia hermética de los campesinos norteños, pero también la fascinación de un par de potentados capaces de erguirse sobre el bien y el mal, y de poner en jaque algo más que los principios de la juez.
Hasta tal punto conseguirán entre todos hacer tambalearse su carrera, que Guelbenzu no tendrá más remedio que apartarla del caso, por razones de interés más que evidentes; poderes fácticos, sexualidades sorpresivas, explotaciones milenarias, matrimonios blancos y de conveniencia, chantajes sentimentales y soledades demoledoras irán haciendo acto de presencia en el último tercio de la novela, justo en el momento en el que el lector debe notar que el suelo de las suposiciones desaparece bajo sus pies.
Los incondicionales de la juez disfrutarán con esta entrega, y quienes se acerquen a conocerla por vez primera no podrán evitar, además, desear que haya más elementos como ella al mando de la judicatura española.
‘El hermano pequeño’. J.M. Guelbenzu.
Editorial: Destino. Barcelona, 2011. 389 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 9/7/2011)
martes, 5 de julio de 2011
TRAMPANTOJOS
Una pareja de púberes se detiene en la calle, sus mochilas estudiantiles cuelgan laxas derramándose por sus espaldas. Ella le saca una cabeza, un poco de experiencia y bastantes redondeces, pero a él no le importa mirar hacia arriba. Se miran el uno al otro con las manos cogidas y sin dejar de susurrar. De pronto ella mira a uno y otro lado, y cuando se cerciora de que en la acera del mediodía no hay nadie conocido, le planta a él un rápido beso en los labios, beso que se convierte en dos, en tres, pero todos igual de apresurados. Al separar sus bocas inician la despedida, y entonces el motor de su libido vuelve a su ser, se empujan un poco y corretean, aún tienen en el rostro el rótulo de la adolescencia en prácticas.
sábado, 2 de julio de 2011
CRÍTICAS LITERARIAS - RUBÉN CASTILLO
Cuando duele pulsar "enter"
Rubén Castillo muestra su vertiente más camaleónica para abordar arriesgados cambios argumentales.
Porque hasta la mitad de la novela, el lector no es más que un simple espectador de las miserias de dos seres huérfanos de afectos, y asiste contemplativo a las primeras aproximaciones, siempre dubitativas, de estas tertulias cibernéticas, contemplando con perplejidad las palabras de un hombre cuya esposa duerme siempre dándole la espalda, y de una mujer mucho más liberada que no parece precisamente novata en las lides de los chats eróticos. Y para que ese marco sea absolutamente realista, el autor no duda en ningún momento en mostrar un lenguaje procaz, de un nivel erótico altísimo, rozando la pornografía lingüística, como corresponde al decoro narrativo.
Pero todo ello salta por los aires cuando Rubén Castillo decide detonar su bomba argumental, ejerciendo entonces como dueño absoluto de la narración, puesto que en ese momento le da una vuelta de campana a la novela, y ya nada vuelve a ser como había sido, al contrario, desde entonces el lector ha de ir siguiendo el paso de los dos personajes, pero siguiendo también las trampas que tanto el narrador como ellos mismos han decidido sembrar. Porque tras el escudo de la pantalla se agazapan cientos de secretos, algunos vivirán eternamente protegidos, pero otros terminarán por desvelarse por mucho que duela pulsar la tecla "enter".
Que Rubén Castillo sabe muy bien qué hacer con los caracteres humanos no es ninguna novedad, lo había demostrado en novelas anteriores, peo ahora riza el rizo de las sombras, de las penumbras que nacen en los armarios de las conciencias, por eso parte de una situación sencilla en apariencia, para ir complicando poco a poco el diálogo, mejor dicho, para ir enriqueciéndolo y demostrándole al mundo la inutilidad de los juicios, la falsedad de los apriorismos, el sinsentido del maniqueísmo. Ojalá más escritores nos hicieran reflexionar con la mitad de la calidad literaria que atesora esta novela.
‘Las hogueras fosfóricas’. Rubén Castillo.
Editorial: Ediciones Baladí. Madrid, 2011. 190 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 2/7/2011)
martes, 21 de junio de 2011
CRÍTICAS LITERARIAS - MANUEL MOYANO
Hacía falta que el gran público conociese ya los microrrelatos de Manuel Moyano, porque siempre hace falta que las buenas obras se divulguen, y también para que este género, tan de moda últimamente, sepa cuál es uno de los faros hacia los que debe mirar. Quienes creen que hilvanar una historia en una veintena de líneas es algo sencillo se equivocan de medio a medio, porque una cosa es sacar simples anécdotas de la chistera de las urgencias y otra muy diferente saber cocer historias para gourmets literarios. Manuel Moyano sabe lo que se hace, y sobre todo sabe muy bien cómo hacerlo, porque dejar al lector en cada relato con la sensación redonda de lo bien tramado, de lo bien escrito, no es tarea nada fácil. Sólo quien se preocupa por la buena literatura, quien gusta de leer más allá de lo legible, puede perfilar después argumentos brillantes como los que rebosa este volumen.
‘Teatro de ceniza’. Manuel Moyano.
Menoscuarto Ediciones. Palencia, 2011. 126 páginas.
CRÍTICAS LITERARIAS - JUAN IGNACIO MONTIANO
Una broma de celos en el programa radiofónico de mayor audiencia desencadena un alud en la vida de Fernando Blasco, su presentador, sometido desde entonces a una especie de kafkiano proceso lleno de irreverencias y angustias. Juan Ignacio Montiano parte de una situación que podría ser cotidiana, para ir retorciéndola página a página, con un tono zumbón y satírico, a la par que muy crítico con una sociedad en la que, como reza el título de la novela, parece que vale todo. La intrincada manera de hacer avanzar este disparate narrativo va creciendo cual bola de nieve hasta convertirse en una avalancha final muy sorprendente y con enormes dosis de acidez social y ética.
Ven y te lo cuento Ediciones. Barcelona, 2010. 134 páginas.
miércoles, 15 de junio de 2011
CRÍTICAS LITERARIAS - RUBÉN CASTILLO
Elegancia y misterio
A la hora de perfilar una novela con una intriga histórica, hay que tener en cuenta algunas normas, la primera de ellas consiste en hallar un enigma como punto de partida, un poderoso imán que se clave como una daga en la curiosidad del lector. Acto seguido, sería conveniente trazar unos personajes con enjundia para lanzarlos a descifrar dicho enigma; en tercer lugar, se requiere una documentación exhaustiva, apasionada incluso, para moverse en el delicado alambre que separa lo histórico de lo ficticio. Y como colofón, sin el que nada de lo anterior serviría en modo alguno, hay que ser buen escritor, casi tanto como buen lector, porque todos estos requisitos deben cumplirse respetando siempre a los posibles lectores.
Rubén Castillo ha ejecutado la fórmula a rajatabla, y el resultado es una novela hipnótica que cuesta muchísimo trabajo cerrar, y cuyo primer capítulo es ya un cepo literario con el que gana al lector para el resto de sus páginas. Y es que esa reunión del estado mayor de Hitler está narrada como si el autor hubiera sido uno más de su círculo, o como si hubiera estado escondido bajo la mesa. Todo para lanzarnos el enigma, el anzuelo de la obra, el último mensaje que el genocida austriaco escondió en el interior de su globo terráqueo.
Encontrar el sentido de dicho mensaje es el objetivo que se marcan los tres protagonistas de la novela, sobre todo dos, porque el millonario Robert Wilkins, un personaje con un atractivo narrativo brutal, se aparta en cuanto ha encomendado su misión a la pareja de investigadores. Ambos incumplen el tópico detectivesco, como debe ser, porque esta novela no es negra, es mucho más, tiene una intriga de muchos quilates, y una potencia cinematográfica digna de considerar.
La catedrática Katherine Gordon y el ex militar Walter Irving serán los encargados de descifrar a qué o a quién hacía referencia el mensaje del dictador. Ambos se respetan, tienen un pasado con sus correspondientes sombras, y emprenden una investigación que no habría sido creíble sin que el autor se documentara a conciencia, pero tampoco si hubiera variado un ápice el tono de sus conversaciones. El conocimiento de los últimos tiempos del nazismo, así como las biografías de sus figuras más destacadas se convierten en sendos valores añadidos de la novela.
Habría que rogarle al lector que, como en las viejas películas de misterio, no desvele a nadie el final de esta historia, tal vez sea uno de los mejores honores que se le puedan hacer a la obra. Los otros, los honores tangibles, se los debemos a Rubén Castillo, por la manera de dosificar la trama, por la perfección de los diálogos, por la elegancia con la que hace que se trate la pareja protagonista, porque parece un lord inglés acicalando la palabra justa. Quien abra esta novela disfrutará de una lectura extraordinaria, y como muestra, vaya también el magnífico booktrailer que ayuda a presentarla.
http://www.youtube.com/
‘El globo de Hitler’. Rubén Castillo.
Editorial: Isla del Náufrago. Segovia, 2011. 384 páginas.
martes, 7 de junio de 2011
LA LINTERNA MÁGICA - LA COLMENA
LA COLMENA
Al café de doña Rosa acudían siempre todas las criaturas que perfiló Camilo José Cela y luego recreó en la pantalla Mario Camus, y allí terminaban porque era su refugio, o lo más parecido a un hogar que podían encontrar. Quienes habitamos los institutos pasamos también parte de nuestro tiempo en sus cafeterías, porque acaban convirtiéndose en un lugar en el que repostar, charlar o simplemente cargar las baterías.
Puedo presumir de que mi centro, el IES Mediterráneo de Cartagena, tenía una de las mejores cantinas que he conocido, y digo tenía porque algún meainformes de la Consejería de Educación, Formación y Empleo de la Región de Murcia ha decidido que eso tenía que cambiar. Qué curioso que allí ni se eduque, ni se forme ni se respete el empleo, paradojas de la vida burocrática. Las mentes pensantes, mejor dicho, los diarreicos mentales que se empeñan en cosernos a informes a los profesores pero que luego nos dan la espalda cuando hay algún conflicto con alumnos o padres, esos tipos tan lucidos han logrado rizar el rizo.
No contentos con ningunearnos, hace unos meses se sacaron de la manga un “Procedimiento para la Contratación del Servicio de Cafetería de los Centros Docentes Públicos”, vamos, que quieren ser ellos, que en el mejor de los casos llevan años sin pisar un instituto, quienes decidan quién nos pondrá el café o les servirá bocadillos a los alumnos, todo para darle otra vuelta de tuerca a la poca autonomía de gestión que tienen los centros.
Debió de ser por la cercanía electoral, o porque la crisis también sacude a los amigotes, o porque algún asesor digital o subsecretario voltaico tiene un primo cuyo cuñado es íntimo amigo de la amante del dueño de una empresa de catering, y con este procedimiento pues igual se hace con la concesión de diez o doce cafeterías, qué sé yo. Después de la construcción, los trajes o las influencias, éste era un campo que tenían sin prevaricar, digo, sin explotar. Da igual que las aulas estén masificadas, que el absentismo crezca y crezca, que los alumnos no se involucren con el estudio, que las infraestructuras de los centros sigan huérfanas, eso no importa, lo verdaderamente importante es decidir quién se hace con las cantinas.
Tal vez yo sea un ignorante, pero lo que sí sé es que en mi centro, hace trece años que mantienen nuestra cafetería Luis Ñíguez y Santi Baeza, una pareja de trabajadores indesmayables y grandísimas personas, que conocen a cada alumno, saben lo que tomamos sin pedírselo, y siempre tienen una palabra amable. Lo que sí sé es que sus dos hijos, que estudian en el centro, les echan una mano cada vez que pueden. Lo que sí sé es que trabajan mañana y tarde, y que siempre han colaborado en cualquier actividad del centro. Eso sí lo sé.
Ignoro, en cambio, qué botarate político quiere acabar con un servicio magnífico dándoselo a una aséptica empresa que nunca podrá tratarnos como ellos, y lo que es peor, por qué desde esa Consejería no se tiene el más mínimo reparo en poner de patitas en la calle a una familia, cargándose de un plumazo su única fuente de ingresos. Lo que no sé es cómo no protestamos todos un poco más, o por qué seguimos manteniendo en sus cargos a esta panda de inútiles capaces de ignorar a los trabajadores de los centros de enseñanza, capaces de mangonear en la distancia. Desde luego, doña Rosa era una santa al lado de estos burócratas imbéciles.
sábado, 4 de junio de 2011
CRÍTICAS LITERARIAS - MANUEL MOYA
Claveles y espinas
Gracias a la Revolución de los Claveles, Manuel Moya desgrana la historia de cuatro personas cuyos caminos se vieron entrelazados en el triángulo formado por Lisboa, París y Luanda. La convulsa década de los años setenta colocó a estos cuatro seres en diferentes disyuntivas geográficas, ideológicas y hasta personales, y los años posteriores seguirían sacudiéndolos como a peleles mecidos por un destino tan caprichoso como cruel.
Sophia, una joven de buena familia, ignorante de los tejemanejes políticos y las desigualdades sociales, abrirá los ojos gracias a Fernando, un idealista utópico que combate el sistema dictatorial salazarista. Frente a ellos, o a sus espaldas, Ilidio de Andrade, agente de la policía portuguesa, con un sanguinario pasado a cuestas tras su estancia en Angola al servicio del padre de la propia Sophia. Y al fondo de todo ello, París, la meta de los libertarios europeos, el destino del cuarto personaje, el narrador que cambió un fusil y una trinchera en Angola por el exilio y la supervivencia en la capital francesa.
Esta compleja tela de araña comienza a devanarla Manuel Moya a raíz del suicidio de Sophia, para regalarnos durante quinientas páginas saltos temporales, juegos de la memoria, brutalidades policiales, amores contrariados, abandonos familiares, adopciones de conciencia, ahogos ideológicos, cruces por la España tardofranquista, fidelidades inquebrantables y una venganza que el tiempo, por inclemente que fuera, nunca pudo frenar.
Esta historia sin buenos y malos, con seres más o menos desvalidos, supone una gran panorámica de una de las últimas dictaduras europeas, pero por encima de todo es una historia de búsquedas vitales: Sophia buscó a Fernando, Fernando buscó la justicia, Ilidio de Andrade buscaba primero un hueco social y luego a la familia que lo abandonó, y el narrador, además de buscar a Sophia, anhelaba su propia supervivencia a pesar de las espinas que jalonaban su camino.
‘Las cenizas de abril’. Manuel Moya.
Editorial: Alianza Literaria. Madrid, 2011. 494 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 4/6/2011)
CRÍTICAS LITERARIAS - DONNA LEON
Cuando un accidente deriva en crimen, el olfato policial suele ser determinante, y olfato precisamente no le falta al comisario Brunetti. Con lo que no contaba el veneciano creado por Donna Leon es con las asechanzas de un delito ya antiguo, y sobre todo con la férrea voluntad de quien es capaz, ya al final de sus días, de seguir haciendo cualquier cosa por amor, por amor y por el bien de la persona a quien ha entregado su vida. El comisario también acusa la edad aunque no les falla a sus incondicionales.
‘Testamento mortal’. Donna Leon.
Editorial: Seix Barral. Barcelona, 2011. 318 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 4/6/2011)
domingo, 29 de mayo de 2011
CRÍTICAS LITERARIAS - BENJAMÍN PRADO
Sombras en la memoria
Han tenido que pasar más de treinta años para que algunos acontecimientos ocurridos durante
Tras esa conspiración corre la periodista Alicia Durán, quien se convertirá en uno de los ejes de la novela, arrastrando tras ella a una juez férrea casada con un hedonista y filósofo marido, a un profesor de literatura algo desencantado, a una arqueóloga colaboradora de
Novela ideológica y muy bien cosida con datos reales cuya presencia se agradece, puesto que es una manera de combatir ese oscuro pacto de silencio que pareció firmarse en España tras la muerte del dictador. Un pacto que ha seguido vigente por encima del color de los gobiernos, un pacto que no ha permitido que muchas familias hayan podido cerrar de una vez sus heridas y que les lleva a seguir buscando justicia, una búsqueda cuya dureza alterna Benjamín Prado con situaciones curiosas, como las protagonizadas por algunos familiares republicanos ante la muerte de Franco.
‘Operación Gladio’. Benjamín Prado.
Editorial: Alfaguara. Madrid, 2011. 380 páginas.
(ABAOL, "LA VERDAD", 28/5/2011)
jueves, 19 de mayo de 2011
Los miserables - Juan Ramón Barat
No me resisto a difundir aquí este artículo de mi amigo y escritor Juan Ramón Barat, lorquino, por motivos más que sobrados.
LOS MISERABLES
Van vestidos con chalecos y cascos reflectantes y llevan una bolsa con botes de pintura o sprays. Forman grupos de cuatro o cinco individuos. La gente de Lorca los ve recorrer las calles, sorteando escombros, pisoteando cascotes, vadeando cintas y vallas que prohíben el paso.
Lorca, asolada por varios terremotos, parece una ciudad bombardeada y estos hombres del chaleco van catalogando los diversos grados de la catástrofe. Como si marcaran en un estadillo el número de ilesos, heridos, muertos y desaparecidos en una guerra macabra –valga la redundancia-. Lo indican con colores: verde, amarillo y rojo. Los del ejército (Unidad Militar de Emergencia) son unos verdaderos ángeles caídos del cielo, aunque no lleven alas y vistan de negro, porque se están dejando la piel en la tarea, arriesgando su vida al entrar en las casas que pueden venirse abajo de un momento a otro. Cuando se topan con el infierno de lo irremediable, le ponen un matiz fúnebre al asunto del cromatismo: pintan directamente con un círculo negro, que significa más o menos lo que el mismo color sugiere: pozo negro o cataclismo integral o muerte súbita.
Los hombres del chaleco reflectante o los del UME, decíamos, recorren la ciudad con los botes de pintura y marcan una cruz o un círculo en las fachadas o junto a las puertas de los edificios y las casas. La gente los rodea, los sigue, acecha sus movimientos, habla con ellos con el corazón encogido, el alma en vilo, los ojos al borde de las lágrimas, porque del color de la cruz o del círculo depende el nivel de la desgracia. Se puede entrar en la casa sin problemas, aunque haya desperfectos (verde); se recomienda no entrar o entrar con mucho cuidado, pero salir enseguida (amarillo); no se puede entrar porque las estructuras del edificio han sido gravemente dañadas y hay peligro de derrumbe (rojo); se prohíbe el paso, este edificio va a ser demolido en breve (negro).
Lo curioso del caso es que muchísimos de los edificios coloreados de rojo o negro son de reciente construcción. Como suena. Estamos hablando de uno, dos, tres, cuatro o cinco años de antigüedad. Algunos, incluso, aún no han comenzado a ser habitados.
El terremoto de 5,1 grados habido en Lorca a las 18:50 h. el pasado miércoles, día 11 de mayo, ha dejado al descubierto las miserias no sólo de los edificios sino de los arquitectos, ingenieros, constructores, maestros albañiles, contratistas, promotores y otros personajes del mundo del ladrillo, que nos han dado gato por liebre. No sé si el lector me estará entendiendo. En vez de poner 1.000 kilos de hierro para sujetar la estructura estos miserables han empleado 500 kilos. En vez de colocar hormigón o cemento armado, han usado arena tonta. Y así sucesivamente. Pero no contentos con esa estafa, se dedicaban a vender esos pisos treinta veces más caros de lo que a ellos les costaba. Dicho de otro modo, un piso podía costarle al constructor entre 50 ó 70.000 euros aproximadamente. Pues bien, los vendían por 240, 250, 260 ó 270.000 euros, céntimo arriba, céntimo abajo, según cómo y dónde, en las fechas en que fueron puestos a la venta. Es decir, en los años de las vacas gordas, previos a la gran crisis actual. Que el lector saque sus conclusiones.
Estos indeseables que se han dedicado a llenarse el bolsillo robando e inflando el mercado inmobiliario, conchabados con los banqueros y otros alienígenas corruptos de los que hablaremos otro día, son los responsables de la burbuja especulativa y de la bancarrota económica y moral en la que estamos sumidos. Pero no sólo eso. Como digo, el terremoto ha puesto al descubierto las miserias de los edificios de paja que estaban construyendo. Por si el lector no lo sabe, un edificio debe ser capaz de soportar el achuchón de un terremoto de unos 7 grados en la escala Richter. Y estos no han aguantado ni uno de 5,1.
¿Quiénes son estos constructores, promotores, ingenieros o arquitectos? Lorca no es tan grande. Pueden contarse con los dedos de las dos manos. Todo el mundo los conoce. De hecho, algunos cometieron la osadía de colocar una placa con su nombre junto a la puerta del edificio donde ahora los hombres del chaleco reflectante y los del UME han dibujado un círculo rojo o negro.
Estoy convencido de que si el célebre Víctor Hugo, uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, saliera de su tumba, no dudaría en utilizar todo este material (de derribo y humano al mismo tiempo) para acometer la segunda parte de su famosa obra Los miserables.
Espero que esto no se quede en agua de borrajas, que es lo que suele suceder siempre en este país. Tal vez no sea una mala idea que los propios afectados, esos hombres y mujeres que han visto desmoronarse brutalmente su casita de papel –perdón por la metáfora-, acudan a los tribunales y presenten las demandas pertinentes para que se depuren responsabilidades civiles y penales. En algún lugar tiene que haber un juez dispuesto a hacer justicia –lamentablemente la frase no es un pleonasmo-. Estos miserables deben ser juzgados, y no sólo por lo sucedido sino también por todo lo que podía haber ocurrido. Porque si el terremoto hubiera dado un arreón un poquito más fuerte, sin necesidad de llegar a la magnitud de los 7 grados, Lorca no sería hoy una triste ciudad en ruinas. Sería un inmenso cementerio en ruinas.
Juan Ramón Barat
Escritor independiente
18 de mayo de 2011