ENCUENTRO
CON JUAN RAMÓN BARAT
“Empecé
a escribir por amor, para conquistar a una chica, y luego descubrí que fue la
poesía la que verdaderamente me conquistó a mí”
Juan Ramón
Barat ha sido el encargado de inaugurar la III Semana Literaria del IES Mediterráneo,
y lo ha hecho con el poderoso atractivo que le confiere ser un juglar del siglo
XXI, un poeta, un novelista, un dramaturgo, un brujo del lenguaje que hechizó
al auditorio más joven de nuestro centro gracias a su vitalismo y a sus
palabras. Y es que para él, abrir un libro supone dejarse llevar por la magia
de la literatura, de la que se considera un auténtico vicioso y a la que
imagina como un sótano mágico en el que pasan millones de cosas, pero un sótano
que está dentro de cada uno de nosotros.
Autor muy
prolífico e inquieto, reconoce que le gustan todos los géneros literarios, y
ante la pregunta de una alumna acerca de cómo querría que le recordasen en la
Historia de la Literatura, respondió que a lo único que aspira, cuando se
marche, es a ser evocado como un tipo divertido. Y a fe que lo demostró en cada
una de sus intervenciones, respondiendo a las preguntas de los jóvenes con la
misma sinceridad con la que reconoció que sus primeros versos nacieron para
conquistar a una compañera de instituto, y que pasó de copiar a Bécquer para
lograr aquel éxito amoroso, a escribir más de veinte obras, porque gracias a ese
amor primerizo descubrió que fue la poesía la que verdaderamente le conquistó a
él.
Ese optimismo
que se respira en sus obras, como ocurre con Una de indios, es algo
que el autor lleva dentro, pues siempre procura defender valores positivos con
su literatura, “porque aunque la vida ya
nos da demasiados sustos, en el mundo hay más gente buena que mala, y yo quería
mostrar a esas personas en esta comedia”. La alegoría que desgranan sus indios
está por encima de los saltos temporales, hasta el punto de que en palabras de
alguno de ellos hay toda una declaración de principios democráticos que el
autor asume, porque “si muchos políticos
gobernasen como proponen los protagonistas de esta obra, las cosas nos irían
muchísimo mejor a todos”.
Leyéndole, y
oyéndole, se entiende que combine el compromiso ideológico con la sonrisa, la
dulzura y el amor por la literatura y los lectores. No en vano afirmó que los
problemas de los seres humanos son siempre los mismos, por encima de razas,
tiempos y lugares, así que la literatura no debe tener fronteras, “por eso da igual que se hable de indios, de
chinos o de esquimales, lo importante es contar esos problemas y conseguir que
los venzamos divirtiéndonos leyendo y haciendo buen teatro”. Desde luego,
no hubo una sola frontera entre él y el centenar de alumnos que le escucharon,
y todos, de la mano de Barat y de la profesora Maite Ansó, descubrimos lo sano
que resulta hacer un poco el indio de vez en cuando.
Una inauguración de altura que nos ha dejado muy buen sabor de boca.
ResponderEliminarDa gusto leer la crónica de esta experiencia y ver caras gratamente conocidas.
ResponderEliminarSonrisas, ánimo y vitalismo es lo que nos hace falta.