Nuestro imperio se tambalea
Reza
la contraportada de esta novela que ha recibido influencias de Tom Sharpe, de La conjura de los necios de John Kennedy
Toole, del más zumbón Eduardo Mendoza o del mismísimo Cervantes, y no son
pretensiones de ventas ni simples estrategias publicitarias, porque el tono con
el que Paco López Mengual ha alumbrado esta delirante historia asume las
herencias antes mencionadas, pero hemos de reconocer que las supera con creces
en muchas de sus páginas. El licenciado Ricardo Beltrán es una criatura muy
bien perfilada, con un carácter que aglutina muchos vicios propios de la más
rancia caspa ibérica, y que provoca en el lector, a partes iguales y dependiendo
del episodio, tanto cariño y lástima como verdadera repulsión.
El
afán de regenerar la nación impulsa a este hombre alopécico, estreñido, onanista,
intransigente y denostador de las obras de Cortázar, amén de admirador
impenitente de Arturo Pérez-Reverte, cuyo nombre está citado durante toda la
novela como una especie de letanía temporal; además, ha terminado por convertirse en azote de la comunidad china que
de manera tan silenciosa está apoderándose de España. Junto a él, Paco López
Mengual da vida a una caterva de acólitos salidos del cierre por regulación
empresarial de algún frenopático de relumbrón, a saber: el capitán Tajuña, un
benemérito ansioso de gloria; una viuda nostálgica de antiguos regímenes y con
increíbles furores uterinos, que protagoniza, junto a Beltrán, uno de los
mejores episodios de la novela; un chihuahua desaparecido; un ex presidiario
quemaconventos y matacuras, abandonado en el altar; un hostelero chino e
incluso un gerifalte plenipotenciario que pierde el norte, y las carnes, por
una bailarina de rompe y rasga.
Que
el lector vaya preparándose para el dolor mandibular, las contusiones maxilofaciales,
los espasmos de diafragma y demás pinzamientos abdominales, porque esos pueden
ser los efectos secundarios que le provoquen las andanzas de los miembros del
BRE(A), Bloque para la Regeneración de España (Sector Auténtico). Eso por no
hablar de la aprensión que sentirá cuando pise un restaurante chino, si es que
vuelve a hacerlo, de la manera en que mirará a partir de ahora a las mascotas, y
del mal cuerpo que le dejarán las reflexiones, que también las hay, provocadas
por la actuación de nuestros políticos.
La
literatura humorística no ha gozado en nuestro país de gran predicamento, salvo
casos aislados tales como el del citado Mendoza, puede ser que el incombustible
Paco López Mengual, con un lenguaje dinámico y una casi ilimitada capacidad
para la parodia, le haya propinado a la crítica un buen bofetón con esta
retahíla de disparates, no estaría nada mal que así fuera.
Maldito chino. Paco López Mengual.
Editorial: Círculo Rojo. Almería
2013. 243 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 15/6/2013)
Sin palabras, Antonio. Gracias.
ResponderEliminarDe sin palabras nada, guárdate algunas que en un par de días tenemos la presentación en Cartagena. Un abrazo.
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