ENTREVISTA A SUSANA MARTÍN
GIJÓN
EN EL COLOQUIO DE LOS PERROS
por Antonio Parra Sanz
Con motivo de la aparición de Progenie, la nueva
novela de Susana Martín Gijón, hemos charlado con su autora, sumida en pleno
proceso de promoción, acerca de los entresijos de esta magnífica novela y de su
manera de concebir la literatura.
- Ya eres toda una especialista a la hora de
escribir novela negra, ¿cómo urdes las tramas?, ¿hay algún sistema o “fórmula
mágica” para crear una buena historia criminal?
Foto de Mayca Rivera |
No creo en las fórmulas mágicas, pero sí en el trabajo y la constancia.
Llevo diez años escribiendo novelas del género y creo que aprendo cada día. Hay
que ser perfeccionista, escuchar las críticas, revisar los textos una y otra
vez… y sobre todo, leer mucho, que es una satisfacción y también una forma de
crecer.
Creo que la labor de los escritores no se valora lo suficiente, parece que nos
sacamos las historias de la chistera, pero no, hay meses, incluso años de
trabajo detrás de cada trama.
- Anika Kaunda y ahora
Camino Vargas, dos mujeres policías al frente de tus novelas, ¿tienen algo en
común entre ellas, tienen mucho de Susana Martín Gijón, nacieron antes o
después de las historias que protagonizan?
No tienen muchas cosas en común. Annika es una mujer más joven, idealista,
y está comenzando su carrera. En «Más que cuerpos» se enfrenta por primera vez
a un caso de asesinato. Sin embargo, Camino ya lleva chupadas muchas autopsias
de este tipo en su carrera.
Annika es de origen namibio y tuvo que huir de su país durante la guerra de independencia de Sudáfrica con siete años. Construyó su vida en Extremadura, y acabó entrando como policía nacional en la comisaría de Mérida, pero tiene un pasado traumático que la ha definido tal y como ahora es. Camino es una mujer de cuarenta y cuatro años con las cosas muy claras en la vida, espontánea, divertida, con poco tacto a veces, y con unas mascotas de lo más peculiares.
- Hay quienes crucifican a
los policías protagonistas de una novela negra, bien porque no tengan vida
personal, bien porque ésta sea desoladora y amenace con devorar al personaje,
¿cómo te afecta eso a la hora de crear a tus protagonistas?
La profesión en la que se basan es muy absorbente y requiere de mucha
implicación. A veces se exagera en los personajes, pero hay un fondo de verdad
en ello. En el caso de Camino, es exigente con ella y con su equipo, pero
también sabe desconectar e irse a pegar unos buenos bailes.
- Además de Camino Vargas,
hay una serie de personajes en esta novela que ayudan a que su universo llegue
mejor al lector, ¿has querido construir una familia policial?
Algo así. Nos adentramos en la vida y forma de ser y pensar de todos los
miembros del Grupo de Homicidios. Conocemos a Teresa, la superabuela a punto de
jubilarse que está más pendiente de sus nietos que de los casos, Fito, el
subinspector guaperas que no se entiende con Camino, Lupe, siempre tratando de
demostrar su valía, y por supuesto, Pascual, con su divorcio, su hija, su dieta
y su gato. Cada uno aporta un ingrediente fundamental a la historia.
- Enlazando con lo anterior,
hay referencias y flecos del pasado de algunos de esos personajes, ¿estamos
ante una serie de novelas?
Sí, me gustaría poner en algún otro buen aprieto a Camino y al resto del
equipo.
- ¿Qué tal el salto de
Extremadura a Sevilla, y por qué la capital andaluza?
Conozco la ciudad (nací allí y pasé los veranos de mi infancia) y me parece
un escenario fantástico para este género de novela, con todas sus caras, tanto
las turísticas como las más invisibles.
- Las víctimas son mujeres
embarazadas, ¿no te dio miedo tocar un tema que puede ser tan sensible para el
lector?
Un poco. Sabía que me adentraba en un terreno delicado, pero confié en
hacerlo con la destreza suficiente para no herir sensibilidades y sí mostrar en
cambio lo que quería. Me interesaba el tema y aposté por él.
- ¿Qué ha supuesto para
Susana Martín Gijón saltar a una editorial de primera línea como Alfaguara?
Mucho. Para empezar, la posibilidad de que mis novelas estén en los
escaparates de las librerías en toda España. Tengo muchísimo que agradecerles.
- Con todo el tiempo que
llevas escribiendo novelas negras, ¿te atreves a valorar cómo está el género en
España y la razón de tanto éxito editorial?
El género goza de muy buena salud. Se me escapan las claves del éxito
editorial, pero como lectora puedo decir que es una narrativa amena, adictiva
en muchos casos, y que permite mostrar la realidad social hasta puntos que a
veces ni el periodismo se puede permitir.
- ¿Sacamos pecho entonces
frente a otras oleadas extranjeras o aún nos faltan más méritos para que se
reconozca fuera al noir español?
Aquí se hace muy buena novela negra, no creo que tenga nada que envidiarle
a la nórdica o la norteamericana, por hablar de las más prestigiadas.
- Hay una pregunta que deseo
fervientemente dejar de hacer, pero nunca sé si ha llegado el momento, ¿por fin
la mujer está ya considerada en igualdad de condiciones con respecto al hombre en
el género negro?
No lo creo, pero sí veo que estamos avanzando. Antes, en la mayoría de
festivales del género la foto era casi unánimemente masculina, y lo mismo
pasaba con las novelas reseñadas en periódicos, los premios, etc. Ahora se nos
da más visibilidad.
- ¿Qué les pides a los
lectores de novela negra?
Que entren en el juego y lo disfruten.
- ¿Qué fuentes literarias
son las que más tienes presentes a la hora de escribir?
Ninguna de forma consciente. Tengo mis favoritos en el género, por supuesto,
pero no trato de ser como ellos.
- Recientemente has sido la
presidenta del jurado de un importante premio literario, ¿qué tal la
experiencia?
Muy buena. Es un premio famoso por su transparencia, y he tenido la
oportunidad de confirmarlo. Además, tuve la suerte de compartir jurado con
personas que se tomaron muy en serio su responsabilidad y con un gran criterio.
- ¿Realmente estamos tan
cerca de la manipulación genética como parece traslucirse en tu novela?
Solo hay que ver lo que ha hecho el científico chino He Jiankui para darse
cuenta de hasta qué punto tenemos ya encima ese debate y que toca legislarlo y
reflexionar sobre sus límites.
- ¿Por qué elegiste una
estructura con capítulos tan breves? Es algo que me ha llamado mucho la
atención.
Me lo pedía el cuerpo. Salían así, pero después me di cuenta de que,
además, la historia ganaba en agilidad.
- Imagino que ahora estás en
plena fiebre de presentaciones, giras y demás actos promocionales, ¿qué te
llega por parte de los lectores o críticos sobre Progenie?
La mayoría es gente comentando cómo le ha enganchado la novela, lo adictiva
que es, y que quiere seguir conociendo a Camino. Es muy gratificante. Por
supuesto también hay a quien no le gusta, sobre todo porque lanzo una mirada
del mundo que no todos tienen por qué compartir.
- Hay quien dice que tras
publicar una magnífica novela, y Progenie lo es, con una gran
editorial, llega el vértigo de cara a la siguiente, ¿has notado algo?
Tengo vértigo desde que firmé con Alfaguara. Ahora en serio, estoy
trabajando en la siguiente, y creo que esa sensación al enviarla para que otros
la valoren, nunca desaparece.
- ¿Qué planes tenemos en
mente?
De momento, ver cómo evoluciona Progenie y seguir con la promoción.
Paralelamente, echar a andar esa próxima novela.
- Ejerce ahora de
publicista, ¿qué les decimos a los lectores para que se acerquen a Progenie?
Que si les apetece una
novela del género que se sale de los cánones, le den una oportunidad. Hay un
trasfondo social de plena actualidad pero que no se había abordado a través de
una ficción criminal, hay personajes entrañables, hay humor, y hay, cómo no,
crímenes. Muchos crímenes.
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