ENCUENTRO CON RUBÉN CASTILLO
"La vida siempre es mucho más importante que la literatura. Hay médicos que salvan vidas cada día y caminan por la calle con humildad, y escritores que se creen dioses, y eso es un gran contrasentido, por eso la literatura hay que valorarla en su justa medida".
Rubén Castillo volvió a la que ha sido su casa durante años para hablar sobre "La cueva de las profecías", una novela juvenil que casi se vio "obligado" a escribir por la insistencia de sus dos hijos, María y Rubén, y en la que incorporó fuentes reales, las cuevas en las que jugó de niño y los libros entre los que creció, el universo de una infancia que después se ha visto convertida en argumento literario.
El tema del príncipe destronado es el punto de partida de la novela, una situación común para los niños y jóvenes que les permite empezar a valorar la vida y sus cambios, descubrir cuáles son esos secretos de la existencia, ese juego constante entre los misterios y las realidades, y el interés con el que dicho juego debe ser transmitido al lector para que sea él quien complete la partida. Y es que el lector es el tercer autor de la novela, tras el escritor y el editor (o incluso el ilustrador, como ocurre en este volumen), porque a él le corresponde el privilegio de concederle el hálito de la vida a la obra literaria.
Precisamente por la importancia del lector, Rubén Castillo recomendó a los casi ciento cincuenta adolescentes que compartieron la jornada con él que "lean hacia atrás", es decir, que empiecen por la literatura juvenil, que es mucha y de calidad, para seguir después con autores actuales de literatura de adultos, y sólo cuando se hayan hecho lectores, incorporen a su memoria los clásicos que quieran. "Se debe leer lo que a uno le apetezca, porque leer debe ser un acto de libertad, pero a veces también un acto de desobediencia, tal vez por eso la literatura es tan gratificante".
YO he sido el privilegiado, en todo caso: compañeros que dan abrazos y besos, alumnos que han escuchado con una educación exquisita... y tú como anfitrión. No se me ocurren mejores razones para pregonar que hoy he estado muy feliz. Abrazos.
ResponderEliminarEl sentimiento ha sido mutuo, y las preguntas de los chavales así lo atestiguan, no habían preguntado tanto en ninguna de las jornadas. Se te quiere en el centro y siempre se te esperará con los brazos abiertos.
ResponderEliminarMuchas gracias por todo. Un abrazo . Inés.
ResponderEliminarQueridos amigos Antonio y Rubén, que envidia he sentido cuando he vistos vuestras fotos en el Salón de Actos de nuestro Instituto,rodeados de alumnos en los que habeis inculcado la avidez por la lectura.Por un momento me ha parecido que se plegaba la linea del tiempo y que Rubén seguia compartiendo con nosotros chascarrillos y cafés. Desde aquí queremos hacerle llegar nuestro agradecimiento por su generosa contribución al engrandecimiento de la Semana Literaria y por su cariñosa dedicatoria de su libro"En la cinta transportadora"
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