HIJOS DE LA
RADIOESCRIBIDAD
Nos
visitaron en la clausura del I ELACT, así que en esta ocasión era de justicia
que tuvieran su propia mesa redonda, máxime tratándose de un magnífico grupo de
escritores que ha hecho de Molina de Segura uno de los centros neurálgicos de
la literatura regional, y va camino de convertirse en punto de encuentro de las
letras nacionales. Coordinados por Consuelo Mengual, se desplazaron a Cartagena
varios miembros de la Generación del Meteorito, nada menos que Paco López
Mengual, Elías Meana, Manuel Moyano, Marta Zafrilla y Pablo de Aguilar, sin
olvidar a Rubén Castillo, que se quedó entre bambalinas cuidando del nuevo
vástago que Marta y él acaban de traer al mundo (quién sabe si el pequeño Jorge
no estará destinado a glosar en un futuro a esta generación)
Marta
Zafrilla explicó a los asistentes la génesis de tal generación, puesto que fue
ella quien la bautizó con el nombre que ostenta, y que se debe nada menos que
al asteroide que, en la Nochebuena de 1858, cayó sobre Molina de Segura. Ciento
cincuenta años después, la ciudad empezó a mostrar una ferviente actividad
literaria, autores autóctonos o desplazados a vivir allí cosechaban triunfos
literarios por media España, y de repente publicaban en las grandes editoriales
de nuestro país. Así quedó demostrado que las secuelas de la “radioescribidad”
eran ciertas, por ejemplo en los casos innegables de Paco López Mengual y Pablo
de Aguilar, uno de ellos no había
escrito una línea hasta los cuarenta años, y el otro empezó a escribir a raíz
de trasladarse a vivir a Molina.
Hasta
tal punto ha cuajado esta herencia estelar, que el ayuntamiento molinense
colocó una placa para cada autor en un paseo de la localidad, a la manera más
hollywoodiense posible, e incluso organizó un viaje a Madrid, al Mueso de
Ciencias Naturales, para homenajear “in situ” al asteroide, que reposa muy
cerca de la que fuera Residencia de Estudiantes, acto que dejó como resultado
la publicación de un volumen colectivo consistente en diez relatos.
Amén
de los rasgos meteóricos, cada autor, como es lógico, está cortado por un paño
diferente, y todos ellos hablaron de su concepción de la literatura, el plano
fantástico de Manuel Moyano, alternando con el sociológico, o de los géneros
que cultivan, como esa narrativa náutica de Elías Meana, de sus coincidencias
como lectores, y de cómo el hecho de ser escritores ha modificado su actitud
lectora, e incluso de sus planes de futuro, en los que hay alguna nueva
sorpresa de dimensiones nacionales. Eso sí, ninguno de ellos obvia el vínculo
principal que les une, que no es otro que la amistad, y el humor del que hacen
gala siempre, dos razones que están muy por encima de cualesquiera otras
coincidencias generacionales.
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