Demasiada herencia
Pocos
méritos parece acumular esta novela para haberse hecho con el prestigioso
Premio Herralde, un galardón del que cualquier lector que se precie ha de
esperar bastante más. Y no es que la historia de Claudio y Cecilia sea mala, en
absoluto, y que la mexicana Guadalupe Nettel no atesore talento literario
suficiente, pero todo el conjunto se antoja un tanto repetitivo, como recogiendo
la herencia de otras producciones narrativas de los pasados años noventa.
El
hecho de presentar dos tramas paralelas tampoco es que resulte una novedad
despampanante, vemos al cubano Claudio sobrevivir en Nueva York al amparo de
Ruth, una mujer bastante más mayor que él, y por otro lado asistimos a la filia
de la mexicana Cecilia, obsesionada con vivir cerca de los cementerios
parisinos. Cualquier lector con equipaje literario imagina desde el inicio que
ambas tramas habrán de volverse convergentes en algún momento, tal y como
termina por suceder, pero lo que sorprende es que la convergencia sea tan
rematadamente breve, y no es que no haya motivos para dicha brevedad, pero
parece demasiada espera para tan fugaz encuentro.
Además,
el tema del inmigrante iberoamericano en busca de su integración en una cultura
extranjera tampoco es novedoso, aunque cambien las décadas y las condiciones.
Más de lo mismo. Eso sí, a cambio hay dos espejos imposibles de hacer
coincidir: el carácter despegado y a ratos hasta déspota de Claudio, conducido
por sus obsesiones a un camino difícil de sortear, y la afabilidad de Cecilia,
cuya delicadeza, especialmente en su relación con Tom, es sin duda lo mejorcito
de la novela.
Hay
reflexión, sí, relaciones humanas, también, pero un canto a la mediocridad bien
entendida, con sus destellos y sus sombras, los mismos que se pueden encontrar
en otro centenar de novelas actuales. Cuando se abre la novela ganadora del
Herralde, hay que esperar algo sorprendente, tanto en temática como en calidad,
y no ha sido el caso.
Después del invierno. Guadalupe Nettel.
Anagrama. Barcelona 2014. 272 págs. 17’90 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 10/1/2015)
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