PROGRAMA DOBLE
Cuando acaba de ver la luz Butaca de patio, el segundo volumen que recoge algunos de mis artículos de opinión de los últimos años, me ha entrado de nuevo el gusanillo y arranco ahora una nueva serie de dichos artículos, espero no caer en la monotonía y provocar aburrimiento en el respetable.
HATARI!
Howard
Hawks nos lo vendió de manera impecable con aquella fotografía y aquella
música, pero John Wayne cazando animales en Tanzania era John Wayne cazando
animales, y no era de extrañar que estos se echaran a temblar. Casi casi como
les ocurre en la actualidad, porque a pesar de la afluencia de asociaciones y
colectivos emergentes, de vez en cuando el mundo animal se revuelve, y este
inicio de otoño no parece una excepción.
Ahí
está la muerte, en la más triste de las soledades, de Pepe, la cabra que
durante años acompañó a la Legión en tantos y tantos eventos y que este año,
amén de estar jubilada, no llegó a ver siquiera el desfile del Día de la Fiesta
Nacional. Una pérdida irreparable porque, además, la inefable mascota murió
sola, en su refugio de Arcos de la Frontera en el que disfrutaba de un
merecidísimo retiro.
Está
claro que los buenos profesionales se apagan en cuanto la edad, o las normas,
los apartan de la primera línea de actividad. Y los medios apenas se han hecho
eco del óbito, un breve en algún que otro periódico que no le ha hecho justicia
a la emérita caprina, justo cuando más falta le hacía. Pero claro, es más
importante la crisis del PSOE, el amago de un nuevo debate de investidura o los
matrimonios de Kiko Rivera o Paz Padilla, ésas son noticias de alcance y no el
adiós de Pepe.
Al
funeral, eso sí, además de los legionarios con los que sirvió, asistieron el
toro de la Vega, el gallo de Morón y hasta el burro de Perín, contritos todos y
mostrando el mayor de los respetos. Una pena que el resto del país no haya
enviado sus condolencias, incluida la Casa Real, aunque a Zarzuela podemos
disculparla porque bastante tenía con gestionar lo del Congreso.
Por
suerte, el animal fue incinerado envuelto en la bandera de España, no consta si
Piqué, al estilo de los antiguos griegos, se cortó las mangas de su camiseta en
el último partido de la selección como homenaje a Pepe, aunque hay voces que
así lo atestiguan. Una elegía es lo que se merece esta ínclita hembra, a ver si
Bob Dylan se anima y le hace su correspondiente panegírico antes de ir a recoger
el Nobel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario