Lo real maravillado
Bucles
cortazarianos, así podríamos definir o clasificar estos relatos de José Óscar
López por la realidad cambiante que se respira en todos ellos, por las
continuas visitas que realiza a los lados de acá y de allá, por ocuparse de la
formación del mundo, del lenguaje y sus hilvanes, de los pliegues del tiempo o
de la más absoluta redondez narrativa que se respira en los más de cien textos
que conforman este volumen.
Son
relatos y microrrelatos agrupados en significativos bloques temáticos que hacen
referencia a la formación del mundo antes mencionada, los grandes
descubrimientos, los principios astronómicos, ciertas temporadas en el
infierno, algunos momentos sin habla y sin conversación, la construcción del
amor, patologías o diversas aventuras sin fin, muertes inevitables… Un abanico
amplio con el que el autor compartimenta los relatos pero sin someterse a una
estricta rigidez argumental, sino entrando y saliendo de diversas temáticas que
lo mismo hablan de una religión que hace adeptos mediante el bostezo como de un
superhéroe venido de otro planeta que sólo triunfará en éste cuando haya
eliminado a los que también compartieron viaje con él.
En
todos hay, al menos, dos denominadores comunes: el cuidado por el lenguaje y el
ritmo narrativo, además de la voluntad de encajarle al lector algún que otro
directo sorpresivo en la mandíbula, ya sea construyendo una máquina inservible
pero insustituible, o presentando a niños capaces de hacer volar sus casas como
si fueran simples cometas. Incluso se ocupa también de temas muy actuales, como
ocurre en el relato titulado ‘Los silenciosos’, en el que el odio y la
marginación por parte de los ruidosos colocan a quienes guardan silencio en el
borde del abismo o la picota.
No
hay mundos acelerados en estos relatos, acaso contradiciendo al título, lo que
hay son pequeñas islas de calma que nos hacen reflexionar al finalizar la
lectura de cada una de ellas, lo que hay es otra vuelta de tuerca, una más pero
muy bien dada, a cierto tipo de realismo mágico, a la costumbre de contar lo
fantástico como si fuera lo más cotidiano del mundo y viceversa. Tal vez más
que realismo mágico habría que hablar de lo real maravillado, así nos
acercaremos un poco más a lo que quizá haya pretendido José Óscar López con
estas narraciones.
Así
que para no acelerarse demasiado, lo mejor es coger el libro e ir libando poco
a poco cada relato, cada plano inesperado que encontremos, y acompañar a su
autor en esta aventura lingüística.
Fragmentos de un mundo
acelerado. José Óscar López.
Editorial: Balduque. Cartagena
2017. 210 páginas.
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