martes, 14 de septiembre de 2021

METRÓPOLIS - RELLAMADA

 

RELLAMADA

     Margot recupera el resuello casi al mismo tiempo que permite a la lucidez regresar a su cabeza. Sabe que tiene que pensar deprisa, que tiene que actuar deprisa y no perder la calma, por mucho que el cuerpo que yace a sus pies la escandalice un poco, con los dedos acusadores de las tijeras sobresaliendo de su espalda, señalándola.

    Lo primero es volver a coger el auricular, el angustioso silencio que le llega le confirma que Tony sigue al otro lado. Sí, ha de ser él forzosamente, esperando para comprobar que todo se haya cumplido, ignorante de lo que acaba de pasar, de la vida que se ha esfumado ante ella.

    Reuniendo en la garganta toda la angustia posible, lanza al aire una y otra vez la pregunta hasta que la voz dubitativa de su marido le arranca media sonrisa. Tartamudear ahora es casi lo más sencillo, extraviarse en frases inconexas no le cuesta trabajo alguno, incluso le apetece jugar con una pizca descriptiva, como si ella no hubiera visto en su momento aquella raída gabardina, y el lacio bigote del ahora difunto Alex Swann.

    Como suponía, Tony retoma el control, solícito y caballeroso, no le queda otra y se deshace en atenciones verbales, tan correctas como frías, incluso cuando le promete que será él mismo quien avise a la policía, y ella se lo permite sin dudarlo, así debe ser.

    Margot sigue dejando que el llanto fluya, y los sofocos, y la voz entrecortada, aunque mataría, de nuevo, por servirse una copa y paladear un cigarrillo recostada en el sofá. Pero los plazos son los plazos y ahora ya no puede cometer error alguno.

    Pasados esos eternos minutos, cuelga apretando la clavija con dos dedos y sin retirarse el auricular de la oreja se apresta a realizar otra llamada, quizá la más importante, antes de que se le ocurra llegar a algún policía demasiado diligente.

    - Hola Mark. Sí, tal y como suponíamos… Sí, Swann. Todo bien, deseando que las cosas echen a rodar… No te preocupes, te llamarán, así que no te derrumbes. Antes de lo que crees volveremos a cruzar ese maldito océano para siempre.



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