MINORITY REPORT
Tres tipos con cara de zombi metidos en leche soñaban con alguien y, zas, detención al canto, Tom Cruise los apresaba y condenaba antes de que cometieran crimen alguno, eso era control absoluto y lo demás tonterías. Bonita cinta de ciencia ficción, pensábamos, Spielberg y su imaginación desbordante, creíamos, todo muy lejano hasta que deja de serlo, y sin que nos demos cuenta pretenden controlarnos otros zombies que a saber en qué sustancia etílica se bañan a diario. Con la excusa de la eterna seguridad, y ésa es una excusa que hay que mirar con lupa, están instalando cámaras hasta en los baños de los institutos, están multando a quienes discuten en la calle, con lo bien que sienta eso, qué sé yo, tras un buen Madrid-Barça; a quien beba se le multa, si se alivia, se le multa, si escupe, también, en cambio si decide enchufarse un jeringazo de heroína, el acto en sí no está tipificado como sancionable. De locos.
Parece mentira que nuestros políticos, muchos de los cuales deben su existencia a los fervores libertarios del 68, le estén tomando tanto miedo a la libertad, porque en el fondo es lo que parece, que quieren que terminemos vigilados por el ojo inclemente de aquel Big Brother de Orwell. Y todo por la manía de censurar, penar y prohibir antes que educar en la cultura, el respeto y la responsabilidad; claro, es más fácil lo primero, y además se recauda pasta. Los bienes últimos de cada país, o sus necesidades en momentos de crisis son naderías baladíes, hombre por Dios, el aumento de la indigencia, o del desempleo, no son nada frente a un crucifijo que estorba en un colegio. Estado aconfesional, dicen, por supuesto, pero la aconfesionalidad consiste en que cada cual practique el culto que quiera, no en que politicastros de alpargata prohíban la presencia de tal o cual símbolo religioso. Me hubiera gustado saber qué habría pasado si el señor de la pared, en vez de los brazos en cruz, hubiera tenido una enorme panza búdica.
Ese empeño de ir cercenando libertades con tanta ligereza al final provocará desazones y pasará factura, es lo que suele ocurrir cuando un gobierno se dedica a cogérsela con papel de fumar en vez de mirar bien de frente a los problemas. Pero tampoco es privativo de una sola mano política, porque ahí están los otros, en Benidorm, haciendo un fortín de sus playas, multando por bañarse de noche, por hacer un pipí o popó de urgencia, o por construir un castillo de arena según con qué materiales (se me ocurre una buena mezcla con la arena para evitarnos una de las multas anteriores). Baño nocturno: 750 €, hoguera en San Juan: 1100 €, pasear animales: 250 € (no se especifica a qué partido ha de pertenecer la bestia), pescar: 750 €. Vivir un retiro dorado en Benidorm: no tiene precio.
Y como lo que no pueden prohibirnos es pensar, yo ya he aceptado que me pongan una cámara en casa, pero dentro del inodoro, sin duda será el lugar más revelador para que me controlen.
Un día nos cobrarán por respirar.
ResponderEliminarLo de las libertades... es todo mentira.
Hoy ya no quedan ni libertades...
Estoy de acuerdo con lo del Big Brother.. hablamos mucho de ello en clase y en fin, será eso al final.
Te tengo que contar un follonazo que ha pasado en la uni y me tienes que informar del concierto.
besos y muy buen artículo
Gracias por acercarte al blog, Lydia, esperemos que entre todos este lobo no llegue a ser tan fiero como nos lo pretenden pintar.
ResponderEliminarEl "pienso luego existo" cartesiano tiene su traducción hoy en día al "pienso luego estorbo" de Forges, filósofo sin igual que es citado por Mingote en su viñeta del pasado domingo que para mí ya es un hito de la cultura occidental. Os paso el link.
ResponderEliminarhttp://www.abc.es/humor/humor.asp?ff=20081123
ResponderEliminarEl link que os decía.
Muy bueno, Jose, realmente genial, como suele ser Forges. Abrazos.
ResponderEliminar¿En el inodoro? No aportes ideas, hermano, no aportes ideas, que hay mucha gente huérfana de ellas, y dispuesta a agarrarse a cualquier cosa.
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