PLÁCIDO
No hablaré aquí del pánico, de la muerte, de los heridos, de la miseria y de tantas imágenes como nos van llegando, pero sí de conciencias. Porque ahora parece que quien no levante la voz para pedir solidaridad no es nadie, ni sale en las fotos ni en los noticiarios, ni nada. Y la hipocresía alcanza entonces cotas insólitas. No me refiero al español de a pie, que seguro se ha vaciado ya la cartera antes de que ningún famosillo se lo haya recordado (hay cifras humildes que seguro valen más, por el esfuerzo, que las que puedan facilitar otras economías mejor dotadas), ni tampoco a los voluntarios que han ido allí, sobre todo los bomberos, que se merecen no ya nuestro respeto, sino monumentos por doquier. Mi inquina tiene más que ver con las toneladas de hipocresía que vemos disfrazadas de buenísimas intenciones sólo para la galería.
Una cosa es ser solidario, una cosa, además, muy seria, y otra muy diferente dárselas de solidario. Los futbolistas de media Europa guardaron minutos de silencio pero ninguno ha donado, que se sepa, su sueldo de un día, o los clubes la taquilla del último partido. En Hollywood se ha fabricado un nuevo lacito para tocarnos la conciencia, pero tampoco se han rascado los fondillos del esmoquin las superestrellas del cine, y mucho menos los productores. Nuestra ministra de Cultura se va a pulir más de millón y medio de euros para frenar la piratería internáutica, pero no va a descargar esos euros en la isla.
A estas alturas, gran parte de la sociedad española está cansada de que nos tomen por tontos, harta de tanto fariseo, y no necesita caritas monas que pidan nuestra ayuda, lo que sí se precisa es que esas caritas multimillonarias den más de un paso adelante. No recuerdo quién acuñó la frase de que es mejor enseñar a pescar a un pobre que darle un pescado, pero por aquí, quienes más tienen no dan ni para una triste lata de sardinas, eso sí, pedir se les da de maravilla, y creerse magníficos samaritanos, también.
Se olvida del rastro que montan las señoras bien. Tocadas con un delantal, recién salidas de la peluquería y ocupadas en socorrer a los más desfavorecidos. Cuánta generosidad.Un saludo.
ResponderEliminarAsí me gusta Antonio, mordiendo.
ResponderEliminarOs paso la viñeta de ayer de El Roto que viene muy al caso.
Un abrazo.
http://www.elpais.com/vineta/?d_date=20100119&autor=El%20Roto&anchor=elpporopivin&xref=20100119elpepivin_3&type=Tes&k=Roto
Os paso también la de Forges que es igualmente muy buena.
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/vineta/?autor=Forges&d_date=20100119&anchor=elpporopivin&k=Forges
Creo que tendríamos que proponer a la RAE que acuñase la expresión "generosiflash". Dícese de la generosidad enarbolada para que a los promotores se les lancen fotos por su noble corazón.
ResponderEliminarUn amigo mío decía: "partiendo de la nada hemos alcanzado las cotas más altas de la miseria". Luego se frotaba la manga de la camisa por el bigote y fumaba de su puro.
ResponderEliminarEs lo que hay.
Salud Antonio.
Saluda al amigo Groucho de mi parte, él inspira muchos de mis artículos, Pedro.
ResponderEliminarRubén, cuando quieras nos juntamos y redactamos la propuesta para la RAE, pero el flash de las fotos que sea con magnesio puro, como antaño. Abrazos.
NI UNA PALABRA MÁS QUE AÑADIR, LO HAS CLAVAO
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