sábado, 16 de enero de 2010

MICRORRELATO



Para Andrés Pérez Domínguez

ÉXITO ROTUNDO

Marcus Müller atacó los últimos compases del adagio de Bach con todo el corazón, mientras el público desfilaba ante él con las manos agarrotadas y la mirada perdida en el violín, sintiendo cómo el calor se iba apoderando de sus almas. Marcus cerró los ojos para finalizar y no dejarse envanecer por los aplausos que ya imaginaba en sus oídos. Cuando los abrió, estaba solo. Antes de guardar el violín en su funda, tuvo que sacar de ella el uniforme de rayas, se cambió, se ajustó la estrella amarilla en el pecho y arrastrando los pies se dirigió por primera y última vez hacia las duchas.


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