miércoles, 17 de febrero de 2010

TRAMPANTOJOS

Dicen que si uno se sienta con mucha paciencia a la orilla de un río, tarde o temprano verá pasar flotando los cadáveres de sus enemigos. El problema es que esos enemigos conocen también el proverbio, lo cual dará lugar, por fuerza, a una serie de esperas eternas, salvo que algún ingeniero diabólico de la venganza dé con el sistema perfecto para construir una estructura de esclusas capaces de empujar el resentimiento y la longevidad río arriba.

5 comentarios:

  1. Me despertaste la risa...
    Pues sí, lo mejor es lo que propones o, directamente, no tener enemigos (si se puede conseguir, claro).
    Besos.

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  2. Eso de no tener enemigos, amiga Isabel, es muy difícil, salvo que uno sea de esas personas que dicen a todo que sí, pero bueno, no sé quién decía que medía la grandeza de un ser humano por el calibre de sus enemigos.

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  3. Para eso hace falta paciencia, y el día q la repartieron, yo falté.

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  4. Eso, querida Sara, nunca se sabe, y no eres la única que carece de paciencia, sobre todo cuando se nos cruza en el camino algún imbécil, entonces uno duda entre suspirar y mirar hacia otro lado, o explotar y quedarse a gusto. Saludos y bienvenida.

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  5. Pues quedémonos con que mejor no tener enemigos ingenieros, sobre todo si son impacientes.
    Un abrazo.

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