ENCUENTRO
CON LÁZARO DE TORMES
“Mientras
haya lectores, yo seguiré vivo”
Con estas
contundentes palabras respondió el joven Lázaro a quienes le preguntaron cómo
era posible que siguiera existiendo después de quinientos años, eso mientras
sorteaba como podía los pescozones y reprimendas que le propinaba el ciego, su
compañero en este viaje astral. La impresionante puesta en escena se la debemos
al profesor Jesús Villalobos, y a los tres alumnos intrépidos que se han dejado
poseer por el espíritu de estas criaturas: Peter, Alba y José Miguel.
Y es que ambos
llegaron desde los confines del tiempo para desayunar ante los alumnos de 3º de
ESO, atragantándose con las uvas (de a dos y de a tres) y con el vino, mientras
la profesora Eugenia Pérez narraba las vicisitudes que ambos vivieron en su
época. Aunque rápidamente el de Tormes empezó a responder a las preguntas que
le llovían desde todos los rincones de un auditorio abarrotado, sobre sus amos,
sus andanzas, las triquiñuelas de la supervivencia, los episodios más conocidos
(el robo del pan, la longaniza, las bulas falsas, las palizas, etc.) Así hasta
que la mujer de Lázaro se levantó de entre el público (se conoce que vinieron
en diferentes transportes siderales) y declaró su amor “honesto e impoluto” por su marido, para regocijo de la
concurrencia.
De vez en
cuando, el ciego tomaba las riendas del acto, y les contaba a los jóvenes
asuntos de juglares, travesuras de su discípulo y su peregrinaje por media
Castilla en busca de una limosna que llevarse a la boca, sin olvidar la defensa
de sus métodos de enseñanza, aunque con ello provocara las quejas de Lázaro.
Incluso comparó su época con la actual, y confesó que no encontraba grandes
diferencias, porque siguen faltando valores como entonces y quienes tienen el
poder no aprenden, como hizo Lázaro, no cambian nunca, porque no son humildes,
como ellos, como los que verdaderamente mueven el mundo.
Las preguntas
se sucedían sin parar, y tuvieron que remontarse a los orígenes turbios del
mozo, a los coscorrones con los que el ciego le enseñó, repasaron el carácter
de sus amos, la cara oculta de algunos de ellos, la inmensa miseria que Lázaro
tuvo que dejar atrás, y antes de que el joven pudiera vengarse de nuevo del
ciego, ambos incluso analizaron el futuro, valorando el camino que habían
recorrido hasta llegar a nosotros, sorprendiéndose de que las vidas de unos
pícaros sigan leyéndose hoy, y provocando entonces otra sorpresa mayúscula con
las lúcidas palabras de Lázaro: “seguiré
vivo mientras exista la lectura”. Que así sea.
Un sueño para todo amante de la Literatura Española: conocer a dos personajes como Lázaro y el ciego. Una experiencia realmente inolvidable.
ResponderEliminar