domingo, 20 de diciembre de 2015

FAUNA LITERARIA (9)

  Sorprende ver los diferentes comportamientos que se pueden percibir en un cóctel literario, sobre todo si además de ser literario cuenta también con la presencia de algunos políticos.
      A poco que uno se fije, no resulta difícil discernir a qué grupo entomológico pertenece cada uno de los asistentes. Hay cigarras de concejalía y nombramiento, de corbata de seda y sonrisa avizor para la foto, verdaderos catedráticos de las relaciones y expertos en maquillaje de colmillos retorcidos.
       En otro plano están las mariposas, publicando en editoriales de primera sin saber muy bien qué talla de literato colocarse, porque todas le vienen grandes al esqueleto de periodista, abogado u opinador.
       Bajando algunos peldaños más en la cadena letrada, hay abejas que sí pueden llevar con orgullo el epíteto de escritor, y que van descollando también en editoriales de primera, sin necesidad del oropel de las mariposas, porque sus credenciales literarias les bastan.
       Y por último hay hormigas, apasionadas de la creación, de la lectura, del disfrute, que trabajan sin descanso para que abejas y mariposas compartan con ellas sus experiencias, para que les hagan disfrutar con sus obras.
       Van pasando los años y uno creía haber entrado, aunque de puntillas, en el reino de las abejas, pero en saraos de este tipo tiendo irremediablemente a sentir una firme solidaridad con las hormigas más obreras.

MATAR Y GUARDAR LA ROPA - CARLOS SALEM

Un poeta entre sicarios

Matar y guardar la ropa          Cuando un poeta se viste con el disfraz de maldito, o de golfo, termina por notársele, y eso es más o menos lo que le ocurre a Carlos Salem, novelista transgresor que lleva en su interior al más delicado de los poetas. Sólo así pueden explicarse pasajes de esta novela, cuando el eficaz y despiadado Número Tres, en su otra vida el anodino Juanito Pérez, acepta un “pedido” de la Empresa para quitar en medio a alguien y se encuentra con la sorpresa de que su mejor amigo y su ex mujer andan enredados en el asunto.

          Padre pusilánime por un lado, asesino a sueldo por otro, el protagonista de la novela tiene que lidiar con los fantasmas del pasado, el amigo y la ex ya citados, su mentor, el Viejo Número Tres, a quien él mismo jubiló por la vía rápida, un par de hijos que corren hacia la adolescencia, y una Empresa de la que nunca se sabe todo, como debe ser, pero de la que hace algún tiempo que él ha empezado a desconfiar. Y todo ello, en un camping nudista, con todo el humor posible al imaginar en qué recóndito lugar puede un sicario albergar alguna de sus armas si quiere seguir realizando su trabajo como Dios manda.

Pasada la sorpresa inicial, Juan tendrá que convivir con la sospecha haberse convertido él mismo en un “pedido” de la Empresa, y sus ojos entonces han de abrirse hasta la exageración, porque por mucho lirismo que le regale la turbadora Yolanda, que además le resucita placeres algo aletargados, la sombra de la muerte no deja de ser alargada. En ese ambiente de habitación cerrada, a Juan sólo le queda la presencia del viejo Andrés Camilleri, retirado para escribir sus novelas de misterio, todo lo demás lo tendrá que ir averiguando el lector, porque Carlos Salem nos deja en cueros frente a un final mucho más que sorprendente.

Matar y guardar la ropa. Carlos Salem
Navona Negra. Barcelona 2015. 278 págs. 15’50 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 19/12/2015)

MI LIBRO DEL 2015

Me pidieron elegir un libro del año, sólo uno, y el primero que me vino al corazón fue éste.




(LA VERDAD, "ABABOL", 19/12/2015)



sábado, 12 de diciembre de 2015

EL SECRETO DE LA MODELO EXTRAVIADA - EDUARDO MENDOZA

Cuesta abajo

          Quinta entrega de este detective sin nombre que tanto popularizase Eduardo Mendoza en títulos tan señeros como El laberinto de las aceitunas o El misterio de la cripta embrujada, y que tantos buenos ratos ha hecho pasar a varias generaciones de lectores, convirtiéndolos en fieles “mendocistas”. Quinta ocasión en la que nuestro hombre sale de su retiro frenopático dispuesto a sembrar el caos y una buena pizca de pánico a la hora de solucionar un nuevo caso, en esta ocasión la muerte en extrañas circunstancias de una modelo barcelonesa. Por cierto, que alguien tendrá que explicar algún día el porqué de la expresión “extrañas circunstancias”, y si hay forma de que alguien se muera en circunstancias familiares.

          Con el peculiar tono que se convirtiera en seña de identidad de la serie, y que ya se nos ha hecho tan familiar, este personaje deambula de nuevo por una ciudad que cada vez le resulta más ajena, una ciudad post-corrupta en la que sobreviven políticos más allá de la caspa y las comisiones del tres por ciento, transexuales que dejaron el cuerpo de la Guardia Civil, comisarios zumbones como el inefable Flores, hermanas que practican la prostitución casi por empecinamiento, porque la belleza huyó de ellas cuando eran bien pequeñas, e incluso círculos de grandes hombres, oligarcas catalanes de pura cepa, que hacían de los secretos económicos y los consejos de administración en la sombra la mayor de las mafias.

          Todo prometía, la verdad, incluso la extensión, algo mayor que la de entregas anteriores, y sin embargo la sensación que deja la novela tras su lectura es un tanto agridulce, como si el personaje hubiera emprendido la inevitable cuesta abajo del tiempo y la falta de facultades, o como si el propio Mendoza hubiera completado esta nueva historia casi por compromiso editorial. La trama anda sobre una cuerda floja, y se vuelve muy lacia hacia la mitad del libro, algo a lo que contribuye el hecho de que nuestro héroe vuelva al caso varios años después, un detalle que no termina de encajar del todo con la personalidad a la que su autor nos tenía acostumbrados.

          Aun así, se deja leer, por supuesto, hablamos de Eduardo Mendoza, y la sátira, los guiños y los sarcasmos brutales siguen estando presentes, al menos en la primera parte de la novela. Esperemos que esto sólo haya sido un pequeño borrón de descanso en las carreras tanto de Mendoza como de su detective sin nombre, porque ni el padre ni la criatura merecerían terminar así, tibios, extraviados y rozando de manera un tanto evidente lo descafeinado.

El secreto de la modelo extraviada. Eduardo Mendoza.
Seix Barral. Barcelona 2015. 318 págs. 18’50 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 12/12/2015)

sábado, 5 de diciembre de 2015

EL SILENCIO DEL PANTANO - JUANJO BRAULIO

Emerger del barro

          Las cañas siempre se han caracterizado por sobrevivir casi en cualquier entorno, resistir los embates del viento y alimentarse del lodo más inmundo, fagocitando todo lo que crece a su alrededor, de ahí que Juanjo Braulio las utilice como referente metafórico de los que gobiernan en todo momento porque poseen el poder, el dinero, los mismos que se adueñaron de Valencia a golpe de ladrillo y billetera. La propia ciudad, cuna de una de las mayores corrupciones del país, aparece como un inmenso pantano cuyos efluvios asquean al más pintado.

          En ese entorno encontramos a un brigada de la Guardia Civil que oculta su condición de homosexual casi tanto como su licenciatura en Historia del Arte, y que tiene que refrenar más de una pulsión a lo largo de sus investigaciones, encontramos a una organización que ha hecho del menudeo de drogas un arte y de las contabilidades paralelas el mayor de los secretos, profesores universitarios de dudoso pelaje, y sobre todo encontramos a un escritor que se pregunta hasta qué punto puede ser útil perpetrar los crímenes en la realidad para luego reflejarlos fielmente en sus novelas.

Juanjo Braulio ha creado una novela negra muy diferente, con unos presupuestos en los que lo social alterna con la metaliteratura hasta lograr que el lector se quede tan conmocionado como a ratos está el brigada Grau, pero sin olvidarse de los grandes temas del género, la oscuridad de algunos desmanes cometidos en plena dictadura, la manera en la que ‘los de siempre’ se tapaban unos a otros, y un lumpen, encarnado por el gigantón Falconetti, que sería capaz de rendir como personaje a otras criaturas de obras supuestamente más bragadas. Y moviéndolo todo, Q, un escritor enigmático que sigue su particular camino, puntilloso y exhaustivo casi hasta lo enfermizo. Lo más probable es que el lector no recupere el sosiego ni siquiera tras cerrar la última de estas páginas.
 
El silencio del pantano.
Juanjo Braulio.
Ediciones B. Barcelona 2015. 398 págs. 18 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/12/2015)