jueves, 6 de agosto de 2020

METRÓPOLIS - ZUMO DE LIMÓN

ZUMO DE LIMÓN


      Alicia mira la botella con tanta prevención como deseo, se siente sola. A pesar de las preocupaciones de los demás para que se recupere del todo, ha empezado a sentirse abandonada. Y es entonces cuando vierte los seis centilitros de ginebra en la coctelera, al menos el sonido del líquido al caer le hace algo de compañía.

     Mira de reojo el retrato de su padre, al que arrastraron por el lodo, y cree que ya es tarde para intentar limpiar el apellido Huber. Tampoco se detiene ahora a valorar qué viejas conexiones ha despertado en su memoria el aroma de enebro, tan solo aprieta el limón hasta derramar su amargura con un chorro translúcido, tanto como el aire de aquella terraza en Brasil, cuando los besos eran casi eternos.

      Todo se puede paliar, el azúcar hará su labor, aunque sólo sea media cucharilla. A lo que no tiene acceso es a la suavidad de la clara de huevo, como tampoco hay manera de dulcificar la ausencia que Devlin le ha dejado en los últimos días.

   Él sí ha podido volver a trabajar, volver a salvar la democracia, sin preocuparse de cómo se queda ella en aquel piso extraño que ninguno de los dos ha terminado de hacer suyo todavía. Los nueve centilitros de soda espumean en la coctelera, agitándose con una alegría importada, con la misma celeridad con la que a ella le mecieron en el pasado otros modales exquisitos.

    Prescinde de la guinda y vierte el contenido en la copa, contemplando cómo baña el hielo picado. Sabe que no debería volver a beber pero la mañana ha avanzado con crueldad y ya es el tercer gin fizz que se ha preparado.

     Sin dejar de observar el magnetismo de la baquelita del teléfono aguarda, pero sus labios se adelantan y se posan en el frío eléctrico de la copa. Apura la mitad de ella y consiente en que el embrujo del alcohol termine de colonizar su consciencia. Sin querer ha vuelto a las brumas de aquella otra casa, a escuchar cómo Álex Sebastian le susurraba al oído que todo estaba bien, que no pasaba nada.

     Una voz que reverbera desde la copa y que ella hubiera preferido no resucitar.



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