LITERATURA EN CARTAGENA
Me preguntan los amigos de la página
El Viajero Cartagenero (https://www.facebook.com/ElViajeroCartagenero?fref=ts)
por la situación de la literatura en Cartagena, y no he sabido resistirme a la
reflexión, sobre todo tras constatar que hace algún tiempo ya que hemos dejado
atrás la época del lamento, los momentos de las amargas quejas de muchos
conciudadanos que se rasgaban las vestiduras por la falta de acontecimientos
literarios en una ciudad que se merecía algo más, muchísimo más en realidad.
Así que trataré de hacer un
recorrido lo más exhaustivo posible, aunque subjetivo, porque no será más que
el punto de vista de una persona, por lo que antes de iniciar este recorrido,
pediré disculpas anticipadas por aquellos eventos o personas de los que me
pueda olvidar, no será por falta de cortesía, sino por desconocimiento. Por las
mismas razones, procuraré no dar ningún nombre, porque siempre caería el en
error de olvidar alguno, y eso parecería menosprecio.
Y como hay que empezar por algún
lado, lo haré por los más jóvenes, los que desde hace diez años se benefician
del Premio Mandarache de Jóvenes Lectores, una iniciativa única en España,
gracias a la cual más de tres mil jóvenes, sí, sí, la cifra es correcta y aún
me quedo corto, pone tres mil, tres mil jóvenes que se reúnen cada año en torno
a tres obras, las leen, debaten sobre ellas, acuden a escuchar a sus autores y
eligen una ganadora, sabiendo que son el jurado más numeroso, y honrado, de
concurso literario alguno. Ese proyecto funciona gracias a la Concejalía de
Juventud del Ayuntamiento cartagenero, y a un Grupo Promotor en el que hay
miembros de la citada concejalía, profesores, libreros, críticos literarios,
voluntarios universitarios, técnicos de bibliotecas y sobre todo buenos
lectores.
Es una manera, posiblemente la
mejor, de hacer cantera, de que los ciudadanos más jóvenes se interesen por la
literatura y la incorporen para siempre a sus vidas. Un interés que muchísimos
de ellos vienen mostrando por otras manifestaciones tales como La Mar de
Letras, que hace ya unos años que tiene identidad propia, y ha dejado de ser
sólo un complemento del festival musical, algo que le debemos a unas cuantas
personas, peo sobre todo a una, cuyo nombre será el único que mencionaré en
este artículo porque su recuerdo es indeleble, Lola Fernández Moreno.
Pero hay más, fuera del verano,
seguimos disfrutando de la Semana de Novela Histórica, que trae a la ciudad
autores de primer nivel del género y luce un premio cada vez con más renombre
nacional. Y desde hace un par de años, contamos también con una iniciativa
totalmente independiente, el ELACT, Encuentro Literario de Autores en
Cartagena, que nació como marco para aglutinar a autores y lectores
cartageneros pero que poco a poco va rebasando fronteras.
Tres actividades muy puntuales, que
se desarrollan en verano, a finales de octubre y en la primavera de abril
respectivamente, y que complementan a proyectos de mayor duración, tales como
el ya citado Mandarache y otros que, sin tener un nombre concreto, o habiendo
tenido varios, hacen de la poesía de Cartagena un ente vivo y proteico, como
son las actividades llevadas a cabo por la Asociación Cultural Diván, los
círculos poetílicos, o tantos y tantos recitales como se celebran en Ficciones
Café, que se ha ganado más que a pulso ser la casa de la poesía en la ciudad.
Novela, cuento, poesía, interculturalidad, mestizaje, fomento de la lectura. Todo ello está presente en Cartagena, pero todavía hay más, la labor de la Red Municipal de Bibliotecas y sus clubes de lectura, callada, de trinchera, pero creando lectores con cada encuentro, los cursos para mayores, los múltiples talleres, los eventos del Día del Libro, las tertulias y los clubes particulares de lectura, revistas digitales como El coloquio de los perros, La Galla Ciencia, Letras del Parnaso o Prometea (http://elcoloquiodelosperros.weebly.com/, http://www.lagallaciencia.com/, http://issuu.com/jpellicer/docs/edicion23?e=1376399/8787225, http://encuentroliterario.wix.com/elact#!prometea/c1p3x ), visitas de bibliotecas vecinas, institutos de enseñanza secundaria que se preocupan por realizar frecuentes encuentros literarios, centros universitarios que se van incorporando a la acción… Incluso organismos como la ONCE están empezando a realizar también actividades de fomento literario. Y qué decir de los grupos de teatro de la ciudad como La Murga, Ditirambo, El Teatrico de Cartagena, Entreacto…, cuyos montajes son también literatura y un balón de oxígeno considerable para la cultura de la ciudad.
No hay un solo mes, casi podríamos
decir que no hay una semana en Cartagena en la que no se celebre un evento
literario, un recital, el encuentro de un club de lectura, la presentación de
algún nuevo título, y hay que darles las gracias a las dos mayores entidades
financieras de la ciudad por seguir acogiéndonos en sus aulas de cultura. Y
todo ello a pesar de que seguimos sin Feria del Libro, a pesar de que hemos
visto cerrar ya unas cuantas librerías, aunque las que quedan siguen peleando
como jabatas, luchando sin descanso por la literatura. A pesar de todo ello,
también surgen incluso nuevas editoriales, como Balduque, dispuestas a negarse
a que la malhadada crisis se pueda llevar por delante todo lo que se le antoje.
Bueno, acaba aquí este recorrido,
con nuevas disculpas para aquellas iniciativas que se puedan haber quedado en
el tintero, como los concursos literarios del Colectivo Carmen Conde, las
justas poéticas de Santa Lucía o el Premio Oliver Belmás, de la Universidad
Popular, entre otros. Ahora, cuando alguien se pregunte (ojalá ya no se queje,
sino que sólo se pregunte) qué se hace por la literatura en Cartagena, todos
tendremos un buen ramillete de respuestas para darle. Y debemos hacerlo con
orgullo, porque quienes realizamos estas actividades o participamos en ellas,
quienes amamos la literatura en Cartagena, somos legión, y como tal debemos
presumir, debemos hacer nuestro un gesto que nos haga cómplices, esta mano que
forma la ele de la lectura, que cada uno se haga la suya y la difunda.
Me llamo Antonio Parra y soy lector.
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