domingo, 15 de julio de 2018

UN DIOS CIEGO - JAVIER SAGASTIBERRI

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‘Un dios ciego’- Reseña

Diseccionamos ‘Un dios ciego’, la última novela de Javier Sagastiberri. Una reseña de nuestro crítico literario Antonio Parra.

Título
Un dios ciego
Datos publicación
Erein. Donostia 2018. 229 págs.

Datos del autor

Javier Sagastiberri (Donostia 1959), es licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad del País Vasco y en Filología Hispánica por la UNED. Desde 1987 trabaja para la Hacienda Foral de Bizkaia. Ha actuado siempre en el ámbito de la Inspección, primeramente como Subinspector de Hacienda y desde hace diez años como Inspector de Finanzas.
Su experiencia laboral le ha ayudado en la redacción de su primera novela, El asesino de reinas, aunque por fortuna no ha tenido que presenciar ningún asesinato. Es importante destacar que la inspiración principal de la novela proviene de su amistad, casi incomprensible teniendo en cuenta su origen guipuzcoano, con la gran cantidad de aficionados del Athletic que pueblan las dependencias de la Hacienda Foral de Bizkaia.

Sinopsis de la obra

Un peligroso recluso se ha fugado de la prisión de Basauri y amenaza la vida de las ertzainas Itziar Elcoro y Arantza Rentería, por causas relacionadas con un caso anterior, razón por la que fue detenido. Paralelamente, un conocido abogado muere a manos de un asesino profesional.
Dos tramas aparentemente inconexas corren paralelas en la novela y terminan confluyendo en un final sorprendente, que cambiará la vida de ambas protagonistas. Y todo ello ocurre en Bilbao, una ciudad aparentemente tranquila, pero en la que bandas de narcotraficantes, cada vez más violentas, adquieren mayor protagonismo y se enfrentan entre sí. Una novela en la que Sagastiberri nos obsequia con los cameos de autores y protagonistas de la pequeña historia noir de Bilbao.

Reseña

Cuentas pendientes
La fuga de Uriah Heep, un peligrosísimo delincuente que ya las amenazaba anteriormente, pone patas arriba las vidas de las ertzainas Itziar Elcoro y Arantza Rentería, además de la muerte de un conocido abogado, a quien parece haber finiquitado un asesino profesional, algo poco común en Bilbao, donde cada sector del lumpen conoce tanto su radio de acción como hasta dónde pueden llegar los tentáculos de sus competidores.
Javier Sagastiberri juega con ambas situaciones como un habilidoso prestidigitador, con prudencia cuando toca, lanzando cuchillos al aire cuando hace falta, e incluso regresando al pasado para que sepamos ben de qué era capaz ese psicópata irlandés con cara de niño escondida en un cuerpo de anciano, o viceversa, porque el hecho de que lo conozcamos sólo por alusiones a veces nos deja en la duda, aunque tenemos claro que su apariencia y sus planes son siempre despreciables.
En esa doble investigación, una de las oficiales llegará a no tener claras sus prioridades, pero es que el afán de la venganza a veces es muy poderoso. Las fuerzas del orden de Bilbao se movilizan del todo, y Sagastiberri se divierte, como un dios gamberro, incorporando a la novela a una serie de tipos de sobra conocidos para los buenos lectores del género, tales como Javier Abasolo o Jon Arretxe, y no contento con ellos incorpora también a sus personajes en un homenaje continuado que en nada repercute, para mal, en el desarrollo de la propia trama.
Hemos de decir que las estrellas del hampa se llevaron la palma en la novela, y sus perfiles son mucho más atrayentes que los de los miembros de la seguridad, hablamos especialmente de dos figuras: don Celso y don Sergio (este último trasunto de Sergio Vera, responsable del conquense certamen de literatura negra Las casas ahorcadas). Dos hombres que representan el ayer y el hoy, incluso en las formas, los códigos y los procedimientos, y contra los que tendrán que batallar ambas ertzainas a la hora de ir clarificando un poco la muerte de un abogado pijo venido a menos, tan a menos que incluso llevaba ya algún tiempo paseándose por el lado oscuro del infierno.
Con estas dos sombras, los mayores homenajes a los clásicos del género, el camino de la investigación seguirá transcurriendo por una Bilbao que late, que sabe de ciertas mafias, que reconoce también ciertos lugares con aspiraciones de guetos, pero que está viva en cada página. Así es como poco a poco iremos llegando hasta un final de avalancha en el que algunos acontecimientos no tendrán más remedio que precipitarse.
Los caminos dobles son siempre peligrosos, y cuando se transita por ellos hay que saber siempre que llega el momento en el que hay que hacer lo que hay que hacer, y cada uno habrá elegido ya sus cartas.
Texto: © Antonio Parra Sanz, 2018.
https://punica.es/dios-ciego-javier-sagastiberri/

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