Entro en un bar para sumergir la pluma en un café y seguir escribiendo. Cuando no hay gente, y no hay gritos, es la televisión la que adoctrina desde lo alto a todos los oídos ciegos. Desde la pantalla brotan portadas de alguna mujer desnuda, los programas vomitan mentiras y supuestas noticias sobre las vidas de quienes llegan a la fama por no hacer nada. Se ofrece un número de teléfono para que el espectador llame si alguien de su familia le ha engañado, o si cree que la nueva mujer de su padre, treinta años más joven, se ha casado con él para estafarle y desheredar a los hijos, hay testimonios de gente anónima que exporta sus heces por las tuberías catódicas, y que luego finge en directo un pudor que nunca ha conocido. Hace tiempo que dejé de preguntarme por qué se emiten ciertas cosas, al menos he aprendido a esquivar la basura y desterrar las náuseas, pero no dejo de sentir lástima por los que miran hacia arriba, hacia el carísimo y podrido plasma, y degluten sin rechistar su vespertina dosis amnésica.
ANTONIO PARRA SANZ (Madrid 1965), profesor de Lengua y Literatura, de Escritura Creativa y crítico literario. Novelas: Ojos de fuego, La mano de Midas (Premio Libro Murciano 2015), Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos; Acabo de matar a mi editor, Dos cuarenta y nueve y Entre amigos (Serie Sonia Ruiz 6). Relatos: Desencuentros, El sueño de Tántalo, Polos opuestos, Cuentos suspensivos, Malas artes. Artículos: La linterna mágica, Butaca de patio. Ensayo: Tres heridas.
jueves, 28 de enero de 2010
TRAMPANTOJOS
viernes, 22 de enero de 2010
TRAMPANTOJOS
Sentada en su cochecito, una pequeña es paseada por su abuela. Va embutida en numerosas prendas que la protegen del frío. Sobre su regazo, dos barras de pan en una bolsa de plástico. Con sus dedos diminutos aferra una de ellas mientras mordisquea feliz el corrusco tostado. La imagen me conmueve y me insufla optimismo, luego llegará la vida con su abrumadora carga de normas y protocolos, y no habrá ya panes que chupar.
miércoles, 20 de enero de 2010
LA LINTERNA MÁGICA - PLÁCIDO
PLÁCIDO
No hablaré aquí del pánico, de la muerte, de los heridos, de la miseria y de tantas imágenes como nos van llegando, pero sí de conciencias. Porque ahora parece que quien no levante la voz para pedir solidaridad no es nadie, ni sale en las fotos ni en los noticiarios, ni nada. Y la hipocresía alcanza entonces cotas insólitas. No me refiero al español de a pie, que seguro se ha vaciado ya la cartera antes de que ningún famosillo se lo haya recordado (hay cifras humildes que seguro valen más, por el esfuerzo, que las que puedan facilitar otras economías mejor dotadas), ni tampoco a los voluntarios que han ido allí, sobre todo los bomberos, que se merecen no ya nuestro respeto, sino monumentos por doquier. Mi inquina tiene más que ver con las toneladas de hipocresía que vemos disfrazadas de buenísimas intenciones sólo para la galería.
Una cosa es ser solidario, una cosa, además, muy seria, y otra muy diferente dárselas de solidario. Los futbolistas de media Europa guardaron minutos de silencio pero ninguno ha donado, que se sepa, su sueldo de un día, o los clubes la taquilla del último partido. En Hollywood se ha fabricado un nuevo lacito para tocarnos la conciencia, pero tampoco se han rascado los fondillos del esmoquin las superestrellas del cine, y mucho menos los productores. Nuestra ministra de Cultura se va a pulir más de millón y medio de euros para frenar la piratería internáutica, pero no va a descargar esos euros en la isla.
A estas alturas, gran parte de la sociedad española está cansada de que nos tomen por tontos, harta de tanto fariseo, y no necesita caritas monas que pidan nuestra ayuda, lo que sí se precisa es que esas caritas multimillonarias den más de un paso adelante. No recuerdo quién acuñó la frase de que es mejor enseñar a pescar a un pobre que darle un pescado, pero por aquí, quienes más tienen no dan ni para una triste lata de sardinas, eso sí, pedir se les da de maravilla, y creerse magníficos samaritanos, también.
sábado, 16 de enero de 2010
CRÍTICAS LITERARIAS - ÁNDRÉS PÉREZ DOMÍNGUEZ
Las cuerdas de la vida
Rubén Castro, republicano exiliado en París arrestado por
Con suma delicadeza, los capítulos alternan las perspectivas, y esa tercera voz narrativa modifica sus diversos tonos a pesar de la crudeza de lo narrado. Eso hay que agradecérselo también a la documentación, al empeño del autor por conocer lo mejor posible la época y los lugares por los que transitan sus personajes. Lo sencillo habría sido construir una novela casi histórica muy plana, con toneladas de horror en los campos de concentración e injusticias bélicas. Lo meritorio, entonces, consiste en combinar el horror de la muerte con los horrores que puede fabricarse el ser humano.
Rubén Castro sufre en Mauthausen, pero llega un momento en que las penurias físicas no son lo peor, y las penurias del alma se adueñan de una narración extraordinaria en la que se sufre por no poder amar a un país, a un trabajo, y se sufre por no dar la talla, se sufre como Bishop por engañar a los agentes, como Anna por casi olvidar a Rubén, como Franz por claudicar ante sus compatriotas. Menos mal que por encima de ese sufrimiento, la vida la resucitan las cuerdas del violín.
‘El violinista de Mauthausen’. Andrés Pérez Domínguez.
Editorial: Algaida. Sevilla, 2009. 479 páginas.
(ABABOL - DIARIO "LA VERDAD". 16/1/10)
MICRORRELATO
Para Andrés Pérez Domínguez
Marcus Müller atacó los últimos compases del adagio de Bach con todo el corazón, mientras el público desfilaba ante él con las manos agarrotadas y la mirada perdida en el violín, sintiendo cómo el calor se iba apoderando de sus almas. Marcus cerró los ojos para finalizar y no dejarse envanecer por los aplausos que ya imaginaba en sus oídos. Cuando los abrió, estaba solo. Antes de guardar el violín en su funda, tuvo que sacar de ella el uniforme de rayas, se cambió, se ajustó la estrella amarilla en el pecho y arrastrando los pies se dirigió por primera y última vez hacia las duchas.
jueves, 14 de enero de 2010
LA LINTERNA MÁGICA - MEJOR... IMPOSIBLE
MEJOR... IMPOSIBLE
El último caso sangrante de injusticia lo ha sufrido el perrito del actor Fernando Tejero, que se ha intoxicado por comer nieve en el reciente temporal madrileño, y todo por culpa de los insensatos operarios que echaron sal mezclada con sosa cáustica en las calles, con el torticero empeño de salvar de la fractura a más de una cadera anciana. Así estaba el pobre cómico (digo yo que será cómico, porque no veo que sea capaz de hacer creíble alguna interpretación dramática) y menos mal que hizo pública su desazón en la pantalla televisiva.
Pero no debemos preocuparnos, mis contactos en Moncloa me han filtrado la exclusiva de que Zapatero se ha puesto manos a la obra, nuestro UE’s president (perdón, olvidaba que anda algo flojillo de inglés) ha echado mano de recursos para salvar a los númenes patrios, y se ha dejado de crisis, de desempleo y de mandatos continentales, para centrarse en salvaguardar la reserva cultural de nuestra España.
Algunos frutos ya ha habido, ahí están el año del Barça, el anillo de Pau Gasol o la llegada de Alonso a Ferrari, y lo de liberar al bueno de Farruquito parece que va por buen camino, pero mis gargantas profundas se ganan bien el sueldo y me han anticipado ya cuáles serán las próximas líneas de actuación para que nuestros intelectuales puedan estar tranquilos. Así que aquí van: desvío de fondos para hacer frente al coste de la intervención estética de Belén Esteban, tirón de orejas y destierro a los periodistas que duden de la profesionalidad de Guti, convenio con Italia para que su colega CR9 luzca por fin calzoncillos de Armani (millones de votos femeninos y del lobby gay caerán en el saco), prohibición tácita, bajo severísima pena de cárcel, de descargarse de Internet canciones de Rosario Flores, sí, la chiquita que ha versionado temas de hace casi cincuenta años, en un afán sin precedentes por defender la originalidad artística.
Habrá más acciones, creo que incluso le pagará un logopeda a Jorge Javier Vázquez, y todo será poco para que los lumbreras del país o sus mascotas rezumen satisfacción. Schopenhauer quería más a su perro según iba conociendo al ser humano, menos mal que nunca se cruzó con el tal Tejero éste.
lunes, 11 de enero de 2010
TRAMPANTOJOS
Hay un momento en el que la amiga que acompaña a la novia a escoger su vestido pierde la noción de dónde se encuentra y se deja llevar, mirando hacia el exterior a través del escaparate, junto a un maniquí blanquísimo, para ver si algún candidato que pase por delante es capaz de volver la cabeza y aceptar su oferta.
lunes, 4 de enero de 2010
TRAMPANTOJOS
Las tiendas orientales desprenden un aroma ácido, desabrido e intenso, un reclamo que puede percibirse desde la calle, un anzuelo de atención hacia el mundo occidental, para que traspase el umbral y llene sus pasillos atiborrados de objetos inútiles. Los mismos que entran y asaltan sus estanterías con la excusa de la economía son los que no hace tanto señalaban a los recién llegados como si vinieran a quitarles el pan y la sal. Ahora, en cambio, atestan las tiendas, se regodean toqueteando unos productos de origen y calidad inciertos, productos que vienen glaseados con un misterioso polvillo, una especie de cocaína de lo clandestino y la imitación, un polvillo que aún tarda unos cuantos lavados en escaparse de sus dedos.