El
sargento hechizado

En
unos momentos en los que el tiempo actual marca las pautas a la hora de situar
una novela negra, Fernando Roye es capaz de retroceder más de medio siglo y
ubicar a su sargento en un pueblo del norte de Andalucía, en una casa cuartel
sujeta a sus propios conflictos internos, y en un marco social en el que las
fuerzas vivas del pueblo, especialmente el aristócrata de turno, son quienes
dictan las normas, quienes echan tierra sobre lo que haya que ocultar, y
quienes premian a los que les hagan el juego, ya sea económico a incluso
criminal. Y esa ambientación, magnífica por otra parte, es lo que empieza a
darle a la novela puntos a favor que el lector sabrá percibir, a poco que sea
algo aficionado al género. El resto de los puntos llegan de la mano del propio
sargento Domínguez, un hombre en cuyo carácter la calma y el buen juicio son
dos premisas fundamentales, a las que suma una especie de sexto sentido que,
junto a su peculiar mirada, le ha granjeado ese mote de “hechizado”.

Fernando
Roye, además, distribuye la narración con unas más que idóneas pausas
capitulares que hacen las delicias del lector, y no se olvida de arrancarle
alguna que otra sonrisa, así que poco más se le puede pedir a su novela.
El caso de la mano perdida. Fernando Roye.
Editorial Sinerrata. Barcelona 2015. 278
págs.