Tiempo de heroínas

El panorama
está construido cuidando todos los detalles, tanto la desolación del continente
oceánico como la indolencia y el miedo de las fuerzas de la ONU, que han
procedido a un bloqueo militar y a estrechar un cono de comunicaciones para que
los nuevos hombres australianos difundan sus intenciones y soflamas, a pesar de
contar con su web: conejoalacazuela.au. Éste es un ejemplo de las muestras de
cierto humor (muy negro y sexista, eso sí, pero el virus es el virus) que
Villarrubia siembra en alguna de sus páginas, pero que nadie se confunda,
porque la fortaleza de la protagonista supera con mucho a cualquier hombre,
infectado o no.
La estructura
de la novela, tremendamente cinematográfica, logra que la lectura se acelere,
porque su autor también dosifica las compañías de la heroína, tres hombres que
parecen inmunes por diferentes causas, uno por ser homosexual, otro por
conservar un trauma de la infancia, y un tercero que parece a salvo por
consumir ciertas sustancias de forma indiscriminada. Podría ser una serie
televisiva sin nada que envidiar a las norteamericanas, no en vano hay huidas,
asaltos, ataques y refugios, aunque el final deje al lector con una amarga
sensación de extravío o cierta decepción. Lo que no se puede negar, a pesar de
la brutalidad de los “rascahuevos” o infectados, es la férrea determinación de
Veronica Southgate por sobrevivir a toda costa.
‘La última mujer de Australia’. Francisco Villarrubia.
Editorial: Almuzara. Córdoba, 2011. 508 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2011)