CRIATURA NÚMERO 2
Crítico de retorcido colmillo
y mirada roedora, sólo se acerca al escritor si éste se pliega a escucharle en
todo momento, y sólo cuando ha sido alcanzado ya por el éxito, entonces llega
moviendo la cola como un perro y hay que saber decirle que no y que no,
recordando su ignorancia de antaño. Naturalmente, está muy pagado de sí mismo y
no le importa la calidad literaria, sólo la estela del triunfo a la que
hincarle el diente.
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