Mucho más que Tiffany’s
Revisitar
Nueva York a estas alturas ya no supone novedad alguna, muchos autores lo han
hecho, estadounidenses y foráneos, de generaciones anteriores y actuales, bajo
el prisma de la amargura o del ingenio, incluso del humor ácido woodyalleniano.
Entonces, ante ese panorama, ¿qué tiene de atractivo una nueva novela sobre la
capital del mundo?, ¿qué puede llevar al lector a abrir sus páginas? La
respuesta es una sola palabra: sensibilidad. Aunque podríamos complementarla
con algunas otras, tales como cariño, dulzura, delicadeza.
Esos
méritos atesora Guillermo F. Montoya en esta novela, surgida desde el amor que
él le profesa a la ciudad, hasta el punto de lograr que ese sentimiento
trascienda en cada página y que se nos vaya contagiando de una manera incesante.
No se trata ya de que nos anime a viajar a Nueva York, que eso puede hacerlo
muy bien cualquier buena guía de viajes, sino que nos invita a participar de
ese amor, de sus calles, rincones, edificios emblemáticos, costumbres…
Y
eso sin olvidar a sus personajes, el protagonista, Guillermo, cumple por
segunda vez el sueño de viajar a la Gran Manzana, pero esta vez en unas
condiciones diferentes, no conformándose con unas meras vacaciones sino
dispuesto a pasar allí todo el tiempo que pueda, los meses que le dejen con su
permiso de turista. Y lo que Guillermo encuentra no es sólo una ciudad, sino un
nuevo yo, tal y como reza el juego palabras del título, y una serie de personas
capaces de escoltarle en esa transición que parece estar viviendo.
La
abuela italiana y gruñona, la pareja servicial, un viejo profesor capaz de
atemperar las inquietudes más desbocadas, pero sobre todo Atlanta, una joven
mujer herida muy profundamente por una vida anterior y que será quien acompañe
a Guillermo por su nuevo peregrinaje neoyorquino. Delimitada por plantas en vez
de por capítulos, la novela nos va ganando en cada situación, nos hace
cómplices de la relación que establecen Guillermo y Atlanta, sus visitas, sus
juegos, sus fiestas, y de repente nos vemos como Audrey Hepburn, frente al
escaparate de Tifanny’s, tomando un croissant narrativo de lo más sabroso y sin
ganas de volver a nuestra realidad. Eso es lo que hay que agradecerle a
Guillermo F. Montoya, que nos mantenga encendidas las ilusiones mucho más allá
de Tiffany’s.
I Love New Yo. Guillermo F. Montoya
Chiado Editorial. 2015. 433 páginas. 19 euros.
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