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jueves, 1 de julio de 2021

METRÓPOLIS - EN LA PLAYA

 

EN LA PLAYA

 

    Tranquilo, Michael, tranquilo. Mírame, mírame a mí. Eso es, con calma, respira hondo, no te vas a asustar, ya no. No es la primera vez que lo ves. No, a Harlen no, no le mires a él. A mí, eso. ¿Ves el mar, ahí, esplendoroso? Así, míralo también mientras me ayudas a darme la vuelta. No, no te preocupes, no va a ser para tanto, es la tela de la camisa, que se vuelve muy escandalosa con la sangre, pero eso también lo sabes.

    A veces pienso que ahora sabes demasiadas cosas, pero que yo te he enseñado muy pocas, como eso de la dignidad. No hagas caso a quien la menosprecie porque es lo único que nadie podrá quitarte nunca. ¿Que si ha merecido la pena todo esto por conservar la nuestra? Por supuesto que sí, y te aseguro que volveríamos a hacerlo, aunque esta vez sin errores, sin confianzas.

    No, no vuelvas la cabeza, no le mires más, ya no puede hacernos daño. Cuando llegue el momento, tienes que coger su cámara y traerla aquí, junto a la ventana, para fotografiar al sol cuando se esconda bajo el mar. ¿Te acordarás? Claro, eso es, en el momento que hemos visto cada una de estas tardes. Pero no llores, Michael. No, no voy a decirte que los Sullivan no lloran porque te mentiría, y sabes que nunca te he mentido.

    No contar toda la verdad no es lo mismo que mentir, él lo sabe bien, por eso no nos ha dado tregua, porque tenía miedo de que yo sí te contase toda la verdad. Bueno, supongo que al final el miedo estaba justificado. Es simple, Michael, no íbamos a volver no por no rendirnos, sino porque yo no quería para ti lo que no pudo ser mío, y porque John Rooney tenía que aprender, aun siendo un viejo decrépito, que no puede tenerlo todo. Si no quiso un hijo en su momento no tiene por qué querer ahora un nieto.

    Así es, veo por tu mirada que al fin lo entiendes, pero me quedo tranquilo, porque sé que no volverás, ni siquiera para matarle, de eso ya se encarga el tiempo, que sabe hacerlo muy bien y corre siempre mucho más que nosotros.

    No llores, Michael…, no llores y levántame…, que quiero ver ese sol contigo una vez más.



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