MADRID NOS MATA - CARLOS SALEM

 

MADRID NOS MATA, de Carlos Salem, por Antonio Parra

Título

Madrid nos mata

 

 

 

Datos publicación

Alrevés Editorial. Barcelona 2022. 384 págs.

 

Datos del autor

 

 

    CARLOS SALEM nació en Argentina y lleva en España «algo más de media vida». Es novelista, poeta y periodista. En narrativa, la novela negra es su campo de acción habitual, aunque como definiera Fernando Marías: «Salem es un género en sí mismo». Desde que debutó en 2007, sus obras han sido publicadas en Italia, Alemania y especialmente en Francia, donde goza de gran prestigio. Ha ganado los premios Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón, Novelpol, París Noir, Mandarache, Internacional Seseña de Novela, Valencia Negra y Violeta Negra, además de ser finalista en varias ocasiones del Dashiell Hammett, o de los Prix 813 y SCNF en Francia.

Entre sus títulos destacados: Camino de ida, Matar y guardar la ropa, Pero sigo siendo el rey, Cracovia sin ti, Un jamón calibre 45, En el cielo no hay cerveza, Muerto el perro, Un violín con las venas cortadas o El último caso de Johnny Bourbon.

 

Sinopsis de la obra

 

    Ancianas degolladas mirando hacia La Meca, el líder de los musulmanes ejecutado por el rito kosher judío… El multicultural barrio de Lavapiés es una bomba con varias mechas encendidas y hará saltar Madrid por los aires. Solo la Brigada de los Apóstoles de Severo Justo y Dalia Fierro puede evitarlo. O no. Tras un año atrapando asesinos internacionales y distraídos por sus problemas personales, los está derrotando un asesino de barrio.

    En paralelo, Justo investiga el secuestro del hijo desconocido de un joven candidato a Papa que solo anhela ser papá con treinta años de retraso. Como trasfondo, la especulación inmobiliaria, la corrupción, el ascenso de la ultraderecha, las chabolas y los barrios acomodados; una ciudad de acogida e indiferente a la vez. Madrid puede ser una madre, pero también una diosa que exige sacrificios humanos y siempre los obtiene.

 

Reseña

UNA BRIGADA ESPECIAL

 

    Ya lo dijimos al hilo del primer volumen, Los que merecen morir, y ahora no queda sino ratificarlo, la Brigada de los Apóstoles ha sido un gran acierto literario de Carlos Salem, por su variopinto escaparate de caracteres, tocs o como ustedes quieran llamarlos, pero también por la manera en la que el autor argeñol los va haciendo evolucionar a lo largo de una trama en la que sobresalen dos temas por encima de los demás: la venganza y la búsqueda de un hijo perdido.

    Queda claro que hay dos cabezas visibles en esta brigada tan sui generis, y son Severo Justo y Dalia Fierro, a quienes vemos cambiar y vivir de manera tan natural como intensa, con sus crisis de conciencia, sus amores a veces como salvavidas, y hasta el repaso de lo vivido para sacar cuentas antes del paso siguiente. Pero ya sabemos que no están solos, y que el forense, la abuelita hacker, su nieto un poco timorato, o los dos policías más que maduros que los acompañan (sigo riendo cada vez que veo al último de los hostiócratas) pasan también por sus penas y sus glorias, demostrándole al lector que conforman un ente muy vivo.

    Complementando lo personal, Salem nos sumerge en un Lavapiés tan ferviente como indómito, en el que alguien anda asesinando ancianitas rebanándoles los cuellos para dejar un extraño mensaje. Y además, un alto cargo eclesiástico, que reparte hostias no sólo consagradas y que aspira a ponerse las sandalias del pescador, le encargará a Severo Justo, por aquello de su fama y por su pasado en el gremio, encontrar a un hijo extraviado con el que quiere redimir sus cuentas pasadas.

    Las sombras políticas, la especulación, la ultraderecha, algunas pinceladas de corrupción, todo suma en esta novela en la que el amor empuja como una crisálida a la que ya le va tocando salir de su cálido entorno, y si no que les pregunten al forense Caronte García o a la propia Dolores, que también ve llegado el momento de liberar un poco su conciencia hasta con el nieto que la acompaña.

    Una obra intensa, acogedora como un sillón en tiempos invernales, y una prosa que quizá sea la menos Salem de todas, pero que se ajusta como un guante tanto a la trama como al tipo de novela, pero sobre todo a unos personajes a los que el autor les está tomando un cariño que no puede ocultar. De todo eso los que nos beneficiamos somos los lectores, porque habrá todavía brigada apostólica para rato.

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