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domingo, 20 de octubre de 2024

ALCARAVEA - IRENE REYES-NOGUEROL

 

UNA VOZ PLENA 

Una prosa muy cuidada, un esmero constante a la hora de contar y la mezcla entre argumentos de una actualidad demoledora y el homenaje a diferentes fuentes artísticas y literarias, así se muestra Irene Reyes-Noguerol en su tercer libro de relatos.

Cuando uno recibe la recomendación de un libro con parabienes del tipo “mucho más que una promesa, una voz lorquiana, está llamada a ser el futuro de nuestras letras” y loas parecidas, de forma inevitable tensa un poco las orejas de la crítica. Es decir, se enfrenta a las páginas sugeridas con un punto de desconfianza, incluso cuando las alabanzas vengan de un librero de confianza como Vicente Velasco, el alma de la librería La Montaña Mágica.

Claro que luego se lee el primer relato, y uno más, y otro, y se van sacando conclusiones. Tal vez la primera consista en ver hasta dónde van a llegar esas alabanzas, pero es imposible no reconocer que estamos ante un texto de calidad, y sobre todo ante una voz que no solo parece amar la literatura, sino también conocerla muy bien.

Una voz de futuro

Ese sería el primer poso que nos deja la docena de relatos de Irene Reyes-Noguero, que ahora nos regala la editorial Páginas de Espuma, que algo sabe también del mundo de la narración breve. Irene, sevillana filóloga, ha sido considerada por la revista Granta como una de las mejores narradoras jóvenes de nuestra literatura, y la lectura de los textos que conforman su tercer libro da fe de que esa decisión fue acertada.

Porque en cada relato encontramos una voluntad indesmayable por cuidar el estilo, el lenguaje, la palabra que conduzca al lector hasta la imagen precisa, máxime cuando además esas imágenes no son propensas a mostrarse en las primeras líneas, a veces ni siquiera en las primeras páginas, sino que juegan con el lector como un venado herido, sin asomar del todo, enseñándose sin aparecer concretadas hasta el final del relato, cuando una frase, o apenas unas pocas palabras, certifican la voluntad de la autora.

Homenaje a la cultura

Mezcla el volumen un tinte de homenaje a algunas figuras de la literatura y la cultura que le han llegado a Irene a lo más hondo, o que quizá solo le hayan provocado curiosidad, figuras tales como Vincent Van Gogh, la bailarina Marie Van Goethen (cierta musa de Degas), la madre de Antonio Machado con el recuerdo implícito del poeta, Lope cuidando a Marta de Nevares, su último gran amor, o el rey Almutamid, añorando a su querido Abenámar.

Tomando como partida esas figuras reales, Irene Reyes-Noguerol desgrana cinco relatos que, además de lo argumental y su valor literario, tienen el regalo añadido de difundir cultura, algo que es siempre muy de agradecer, y que aumenta el valor de estos primeros relatos, tanto por lo testimonial como por el enfoque elegido por la autora para cada uno de ellos.

Si se me permite quedarme con uno de este primer bloque, elegiría el que habla de un Lope rendido y atento con la última de sus amantes, lo que le hace colocar en la balanza ese amor frente a los oropeles literarios. Mentiría si pudiera quedarme con uno, porque la voz de Ana Ruiz en Colliure y la maldad que flota sobre la ‘pequeña rata’ que inspiró a Degas tampoco dejarán indiferente a lector alguno.

Lo familiar y lo real

En los siete relatos restantes van apareciendo ya otros homenajes, más familiares, recuerdos de figuras importantes en el pasado, quién sabe si también en el presente, de la autora sevillana, y lo personal se entremezcla en algunos casos con temas que no le vuelven la espalda a la realidad más contundente: llámense malos tratos y posibles venganzas, madres de hijos drogadictos que seguirán junto a ellos a cualquier precio, o una enfermedad mental y su influencia en los más pequeños cuando se acerca la muerte y deben aprender a cuidar de los suyos, de los que queden.

Como se puede ver, argumentos que no son como para mirarlos de reojo, sino que exigen un tratamiento, lingüístico y argumental, lleno de respeto y de calidad. Las mismas cualidades que podemos observar en aquellos otros relatos que dejan asomar el recuerdo de la Guerra Civil o los años posteriores, en los que la muerte podía manifestarse tanto de forma literal como disfrazada de odio y marginación. Encontraremos así hermanos gemelos alistados a la fuerza en la Quinta del Biberón, o niños abandonados que recalan de familia en familia endureciendo su presente y su futuro.

Bailando con el lector

Ya ven que, después de todo, no eran exagerados los elogios, y más después de penetrar en la palabra, la imagen, el recuerdo, el pensamiento o la nostalgia. No obstante, que nadie piense que va a encontrar textos encaminados a la tristeza, ni mucho menos. Irene Reyes-Noguerol sabe bien cómo elegir el término justo, sabe volverse lírica cuando toca pero también contundente cuando es necesario, y por supuesto, sabe qué ritmo le corresponde a cada relato para que el baile con el lector no se interrumpa en ningún momento.

    Estamos ante un libro de tintes mayúsculos, de esos que uno puede releer tiempo después con la seguridad de que siempre va a encontrar en sus páginas una emoción, una imagen, una frase o un sentimiento que hagan que el viaje haya merecido la pena.

No queda sino disfrutarlo, disfrutar de la voz de Irene Reyes-Noguerol y aguardar a que el órdago que su literatura le va a echar al tiempo termine por hacerle ganar la mano en cada partida narrativa que decida emprender.

 

ALCARAVEA.

Género: Relato.

Páginas de Espuma.

156 páginas.

https://www.laverdad.es/ababol/libros/voz-plena-alcaravea-libro-irene-reyesnoguerol-20241019084456-nt.html


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