Chapeau
Hacía
mucho tiempo que una novela no lograba arrancarme de la realidad, que una
historia y su narración no conseguía difuminar los límites de lo que no fuera
literatura. Ximo Cerdà alcanza lo que parece reservado sólo a unos pocos:
absorber de tal manera al lector que le provoque cierto dolor cuando tenga que
cerrar temporalmente sus páginas. Ha habido múltiples intrigas con base
histórica o religiosa firmadas por autores anglosajones, disfrazadas de grandes
éxitos, y sería muy injusto dejar que esas importaciones oscurecieran los
méritos de novelas como ésta.
No se trata
de la novedad de los crímenes en serie, ni siquiera del componente religioso, sino
de la fluidez narrativa que muestra su autor a la hora de involucrarnos en una
trama interesante, atrayente y hasta peligrosa, en la que no faltan la
erudición histórica y el conocimiento de las técnicas científicas policiales,
pero presentadas siempre de manera que el lector no resople, sino que contenga
el aliento porque inmediatamente comprueba lo necesarias que eran esas
informaciones.
El misterio
de la ermita del Puig, y el terror que se cierne sobre la pequeña localidad de
Xátiva, demuestran una vez más que no son imprescindibles las grandes urbes
mundiales como escenarios narrativos, y que pueden suplirse con el mérito del
autor para ubicar la acción donde le plazca, siempre y cuando lo haga de manera
brillante, como es el caso.
Ximo Cerdà
puede estar orgulloso de haber construido una novela que se revive con cada
nueva página, y en la que destaca el componente humano de sus protagonistas.
Mario Beltrán, Julia, Hipo, el inspector Medina o la doctora Laura Solís no son
personajes planos, son seres llenos de miserias y defectos tanto como de
virtudes, que se ven envueltos en una campaña de terror urdida por un brillante
asesino, y que tienen que aprender a sobrevivir, si es que pueden, durante el
apasionante viaje que supone la resolución del caso.
‘La mano de Dios’. Ximo Cerdà.
Editorial: Algaida. Sevilla, 2011. 580 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 10/3/2012)
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