Cronos juguetón

Por fortuna,
ahora podemos leer esta historia colectiva en la que están presentes tanto la
forma de mirar el mundo y la sociedad del autor portugués, como sus
preocupaciones literarias. Todos los inquilinos de esta vivienda se organizan
en un cosmos biosociológico en el que se pueden resumir todos los caracteres
del ser humano, nuestros vicios, nuestras virtudes, si es que alguna tenemos, y
los pequeños resquicios de la convivencia, que tan pronto nos enfrentan unos a
otros cual si fuéramos fieras, como nos hacen buscar en conversaciones
nocturnas aquellas afinidades que nos encaminan hacia algo parecido a la
amistad.
La Lisboa de
comienzos de los cincuenta es un escenario en el que caben la insatisfacción
matrimonial, la pobreza y los alquileres, las amantes del empresario ricachón,
las jovencitas ambiciosas, y hasta la sombra de la homosexualidad entre dos
hermanas confundidas. Peculiaridades de calendario aparte, son situaciones
atemporales, como ya demostró Saramago a lo largo de su obra, por lo que es un
auténtico placer poder disfrutar de nuevo de su prosa certera, escueta y
brillante, y de su peculiar habilidad a la hora de perfilar los caracteres
humanos, a veces con una docena escasa de palabras, o con dos o tres miradas.
Claraboya. José Saramago.
Editorial: Alfaguara. Madrid, 2012. 424 páginas.
(LA VERDAD, ABABOL, 22/9/12)
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