LA CORDURA DEL IDIOTA de Marto Pariente por Antonio Parra
Título
La cordura del idiota
Datos publicación
Off Versátil. Barcelona 2019. 285 págs.
Autor
MARTO PARIENTE (Madrid, 1980) escritor y funcionario del Estado. Reside en Alovera, un tranquilo pueblo de Guadalajara, junto a su mujer y sus dos hijos. Reparte su tiempo libre entre su familia, su empedernida afición a la lectura y su pasión por la escritura. La cordura del idiota es su segunda novela, tras su primera incursión editorial, muy bien acogida por la crítica, con Una bala para Riley.
Sinopsis de la obra
Toni Trinidad es un atípico policía de pueblo. Un tipo solitario e imperturbable, pero que se desmaya si ve una sola gota de sangre, sobre todo si es suya. Sin embargo, su tranquila existencia está a punto de cambiar: su puesto de trabajo pende de un hilo y por si esto fuera poco, su hermana Vega ―una de las pocas personas que le importan en este mundo― ha contraído una deuda que no puede pagar con un cruel narcotraficante de la zona que se hace llamar el Colmenero. Toni Trinidad comprobará que no es fácil mantener el tipo rodeado de narcos, policías, sicarios y políticos corruptos, sobre todo, cuando las circunstancias te obligan, una y otra vez, a verte rodeado de sangre y de violentos crímenes.
Ambientada en lo más profundo de la campiña de Guadalajara, en un lugar en mitad de ninguna parte camino de los pantanos y con un elenco de personajes al más puro estilo Fargo, Marto Pariente narra, a ritmo de guion cinematográfico, una crónica sobre la soledad, la corrupción urbanística, los traumas infantiles y el amor incondicional entre hermanos.
Reseña
Brillantez
Brillantez pero también riesgo, atrevimiento, contundencia, prosa canalla, perfiles psicológicos muy buenos, y una lección para quienes decían que las novelas negras rurales españolas eran una simple copia de country noir norteamericano (esos cuya memoria tan frágil olvida siempre a nuestro Plinio). Ya quisieran muchos haber perfilado un lugar como Ascuas, unas tramas corruptas con varias cabezas como las que nos regala Marto Pariente, y sobre todo un policía local como Toni Trinidad, con su hematofobia a cuestas, algo que produce hilaridad en el inicio pero que luego es manejado por el autor con una considerable maestría.
De vez en cuando, en este abundantísimo panorama de la novela negra, surge un texto que nos hace parpadear dos veces, sacudirnos la caspa de influencias mercantiles y emitir varios suspiros de alivio al ver que todavía hay gente capaz de sorprendernos. Porque además del propio Toni, está la muerte de El Triste, con su numantina obstinación, la drogadicción de Vega o la maldad incuestionable de El Colmenero, un personaje de esos que a uno le hubiera gustado firmar, un villano con todas las letras y alguna más, con estilo, con saber hacer a la hora de aplicar el dolor, o incluso de sugerirlo, que es casi peor, toda una joya, vamos.
El autor madrileño ha creado una atmósfera dura, densa, que agobia a su Toni Trinidad, y en la que el lector va dando los pasos que se le permiten dar, ni más rápido de lo que uno desearía, ni tampoco demorándonos en retrasos inútiles. Y que nadie piense que lo social está tapado bajo el paraguas de la calidad literaria, está presente y mucho, porque no se puede sustraer, y porque es el marco en el que todas estas criaturas han de navegar, mirando tanto a babor como a estribor, porque nunca se sabe desde qué lado va a llegar la siguiente andanada. Hay quienes defienden la brevedad en la novela como elemento positivo, en novelas como ésta habríamos querido seguir disfrutando incluso durante otro centenar de páginas.
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