Las mismas piedras
Es
preciso tener la mente muy lúcida para ser capaz de analizar las tres últimas
décadas vividas por España, con todo lo que ha llovido en esos años y el
lodazal correspondiente en el que ahora andamos chapoteando. Antonio Muñoz
Molina atesora una de esas mentes y así lo demuestra en un ensayo directo y
contundente, que no dejará de arrancarle preguntas al lector, pero no preguntas
de aliño para olvidar el aburrimiento, sino interrogantes de verdad, de los que
deberían hacer temblar los cimientos de cualquier país.
Hay también
quien defiende que sólo el que está fuera de su nación, y logra tomar distancia
con ella, puede convertirse en un gran analista, Muñoz Molina cumple igualmente
esa premisa, sus estancias en Estados Unidos al frente del Instituto Cervantes
supusieron una atalaya privilegiada desde la que añorar, y juzgar, una tierra
que de forma periódica y paulatina le enviaba allí a políticos dispuestos a
ofrecerse al mundo, ofrecerse y malvender cualquier producto, región o
servicio, sin reparar en gastos.
Y así pueden
iniciarse estas reflexiones de altísimo calibre, analizando los años del
esplendor ibérico, cuando las cosas eran tan sólidas, cuando las burbujas de
ladrillos no eran etéreas y las administraciones públicas gastaban sin control
y sin mesura. Muñoz Molina da en el clavo una vez más al preguntarse cómo era
posible que no nos diéramos cuenta de que estábamos viviendo en una utopía más
fingida y artificial que nunca, y que tarde o temprano nos conduciría a una de
las caídas más demoledoras de nuestra Historia reciente.
Ni hicimos
caso a los avisos de otros países ni, lo que era aún peor, nos importaban esas
llamadas de atención. En un país con una de las clases políticas más ineptas y
corruptas del mundo occidental, con una banca miserable bendecida por el poder
y unas identidades regionales de lo más susceptibles, hubiera sido milagroso
que alguien hubiera decidido prestar oídos a aquellos avisos. Y así nos va
ahora, con desahucios salvajes, preferentes pirañas y gentes que empiezan a
perder la buena educación para suicidarse, que cambian la dirección de sus
cuchillos para apuntar primero a los banqueros y quién sabe cuándo a los
políticos.
Sería muy
deseable que todos leyéramos estas páginas de Muñoz Molina, empezando por esos
mismos políticos, para ver si de una vez dejamos de descalabrarnos en las
mismas piedras, no vaya a ser que alguien decida lapidarnos con ellas.
Todo lo que era sólido. Antonio Muñoz Molina.
Seix Barral. Barcelona,
2013. 253 páginas. 18’50 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 13/7/2013)
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