Puede
que un día se agoten los calificativos a la hora de hablar de Luis Leante,
aunque ese día está todavía muy lejos de llegar, ya que el autor caravaqueño,
como ha demostrado sobradamente a lo largo de su carrera literaria, ha vuelto a
escribir una novela antológica, en la que la ficción y la realidad se mueven
complementándose en un baile narrativo que va hipnotizando poco a poco al
lector, con dos líneas narrativas convergentes que terminan por llevarnos hacia
los rincones tejidos por el destino de dos hombres que compartieron algo más
que coincidencias ideológicas.
Iniciándose
con el recurso narrativo, no de un manuscrito encontrado, pero sí de la
obsesión de un periodista que descubre una historia llena de posibilidades, el
autor arma una obra a base de testimonios para bucear en el pasado de dos
hombres que conectaron por diversas causas, y de la misma forma que conectaron
fueron tragados después por la vorágine del tiempo y de la Historia, a la que
muchas veces los seres humanos hacemos funcionar como una máquina ciega y
egoísta.
Por
un lado, un sargento de la Guardia Civil que se convirtió casi en virrey de Annobón,
una pequeña isla de la Guinea española, y que ajustició a un gobernador
corrupto en nombre del progreso de sus particulares súbditos, y por otro, un
abogado algo idealista, encuadrado en la Falange por admiración a José Antonio,
que defiende al sargento y queda fascinado por él. Las figuras de Restituto
Castilla y Alfonso Pedraza se hilvanan con jirones de muerte e injusticia, pero
también con las sombras de unas mujeres que los enlazaron, y Luis Leante logra
que conozcamos tanto su pasado como las acciones que los llevaron a encontrarse,
y lo hace gracias a los testimonios de sus hijas.
Este
fresco vital, porque la novela es una alegoría de los reveses y casualidades de
la vida, nos habla también de la última época colonial española -acaso la gran
desconocida de nuestra literatura-, de la posguerra y sus calamidades, de los
manejos turbios del poder y hasta de la maledicencia social que tanto cuajó
tras la contienda, pero sobre todo nos regala dos personalidades magnéticas,
que no dejaron indiferentes a quienes las conocieron, ya gozaran de su amistad
o fueran sus más furibundos enemigos. Una vez más hay que inclinarse ante el
placer de la buena lectura, porque las páginas de esta novela, amén de sublimar
un estilo literario brillante, logran que nos apartemos del mundo para
refugiarnos en el universo que ha logrado construir Luis Leante.
Annobón. Luis Leante.
Harper Collins. Madrid 2017. 304 págs. 18 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 25/3/2017)
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