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martes, 24 de marzo de 2020

SECRETOS - JERÓNIMO TRISTANTE

Reseña de la novela Secretos, del autor murciano Jerónimo Tristante

Título: Secretos
Autor: Jerónimo Tristante
Editorial: Algaida.
Año: 2019
Páginas: 471
Género: Novela negra
Autor
JERÓNIMO TRISTANTE nace en Murcia en 1969. Estudió Biología en la Universidad de Murcia y compagina su carrera literaria con la docencia. En 2001 publicó Crónica de Jufré, su primera novela. Se dio a conocer al gran público en 2006 con El misterio de la Casa Aranda, primera novela de una exitosa saga protagonizada por Víctor Ros, a la que han seguido El caso de la Viuda Negra, El enigma de la calle Calabria, La última noche de Víctor Ros, y Víctor Ros y el gran robo del oro español, que en 2015 se convirtió en serie de televisión. También es autor de las novelas El rojo en el azul, El tesoro de los nazareos, El Valle de las sombras, Océanos de tiempo y Nunca es tarde (Premio Ateneo de Sevilla). Su obra ha sido traducida al italiano, francés, portugués y polaco. Con Secretos obtuvo el XII Premio Logroño de Narrativa
 Sinopsis de la obra
 A una elitista urbanización murciana se muda Helen, una nueva vecina que pronto empezará a alterar la tranquila vida de la comunidad, haciéndose poco a poco con los más inconfesables secretos de sus miembros, a los que chantajeará uno tras otro alcanzando con ello todo el poder que da el saber algo de quienes darían lo que fuera para que su secreto no se divulgase.
Entre sus víctimas está Ana, una abogada residente en la urbanización junto con su familia, quien no está dispuesta a que su secreto acabe con ella y con su familia, por lo que inicia una investigación alrededor de Helen con la idea de desenmascararla y despojarla de tanto poder como ha adquirido.
Reseña
Una de las funciones universales del escritor, lo quiera o no, es la de ahondar en las miserias humanas, y luego reflejarlas en sus obras, como espejo de virtudes y censura de defectos, que se decía en tiempos pretéritos. Otra cosa es lo que ha hecho Jerónimo Tristante en esta magnífica novela, a saber, sustentar toda la trama en las mentiras, nuestros errores, lo que ocultamos, en suma, aquello que nos hará débiles cuando algún enviado del mal tenga la intención de ir descubriendo nuestros rincones más oscuros.
Y ese enviado del mal es Helen, una mujer tan atractiva como perturbadora, que cae en una idílica comunidad de alto nivel para ir corroyéndola poco a poco, porque su modo de vida no es otro que la información, y luego los chantajes que puedan llevarle a enriquecerse con el uso o la ocultación de todos esos secretos sobre los demás, que de repente dejan de ser tan inconfesables para nosotros cuando se trata de salvar la propia vida. Vamos, una bicoca en manos de un escritor como Tristante, que sabe hincarle el colmillo retorcido a cualquier historia, y que tiene en su prosa una inacabable capacidad de fabular, ya se trate de tramas históricas, negras o actuales, como es el caso.
La esencia, pues, está sustentada en dos pilares, el mal y el miedo a perder el estatus. En cuanto al primero, todos alguna vez lo hemos cometido, otra cosa es el grado en que lo hayamos hecho, que de eso se aprovechará Helen; por otro lado, el miedo a enfrentarnos a él y a perder lo que le hemos arrancado a la vida es lo que termina de alimentar a una mujer que parece insaciable, tanto a la hora de recopilar información como de apoderarse de las almas de los demás.
Claro que, si no hubiera corrupción, maldad, ambición y otras muchas lacras, Helen no tendría futuro, pero como las hay campará a sus anchas hasta que la abogada Ana se convierta en su némesis, precisamente cuando entienda que hay que asumir los errores propios si no deseamos que alguien nos arrebate nuestra vida y nuestra libertad.
En definitiva, una novela febril, que se bebe más que leerse, y que está contada con una palabra certera y una forma de ir presentando y encadenando situaciones que nos impide cerrar el libro. Jerónimo Tristante vuelve a erigirse en chamán fabulador y nosotros somos los beneficiados, aunque nos tire de las orejas mostrando lo míseros y ruines que podemos llegar a ser.


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