La primera reseña sobre la novela, aun antes de haberla presentado, corre a cargo de Paco Marín en Cartagena Actualidad, y va con entrevista incluida.
Rincón Literario de Paco Marín: “Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos”
TÍTULO: Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos
AUTOR: Alfonso Gutiérrez Caro / Antonio Parra Sanz
EDITA: Cosechanegra ediciones (2021)
Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 21 cm. Número de páginas: 374. PVP: 17,00 €. ISBN: 978-84-09-35433-7
Alfonso y Antonio, Parra y Gutiérrez, Gomes y Alonso, Samuel y Sergio, han creado una historia magistral. Muy bien redactada y muy bien coordinada. Es muy difícil encontrar fallos y resquicios malos en ella. Pareciera que llevan redactando a cuatro manos toda la vida.
Relato ágil, intrépido, angustioso y pesaroso. Creo que es la primera vez en las que Samuel Alonso y Sergio Gomes reciben tantos palos y disgustos. En muchos momentos lo pasamos mal porque pareciese que no se van a volver a levantar del suelo.
Esta historia va a llamar mucho la atención ya que muchos son los personajes con los que nos cruzamos cada día, hablamos y saludamos… tanto en Cartagena como en Murcia. Incluso alguno queda finiquitado.
Ambos detectives se conocen “personalmente” en Cartagena. ¿Dónde? Efectivamente… en “Mister Witt”, no podía ser en otro sitio.
Al margen de las peripecias y vivencias de ambos detectives son muchas las reflexiones varias que se vuelcan en la novela; ya las compartirán al leerla. “Chapeau!”.
«Samuel Alonso y Sergio Gomes, dos detectives uniendo sus fuerzas en un caso complejo y lleno de sorpresas.
Samuel Alonso está fuera de juego, desahuciado de su propia vida y lamiéndose sus heridas en un retiro del que solo le sacará un favor a un pariente. Por mediación de su sobrino comenzará la búsqueda de Cristian Cruz, un díscolo chaval con una hoja de servicios en los bajos fondos de lo más nutrida para su edad, hijo de un ambicioso empresario con las manos manchadas.
Sergio Gomes estrena hábitat. Nueva ciudad, nueva relación de pareja, pero con los viejos fantasmas de siempre. Gracias a un contacto de la policía, le requieren para buscar a Carmen Pina, la hija de un gerifalte del Ministerio del Interior, experta en ocultar su verdadero rostro bajo una máscara de perfección y tópicos adolescentes.
La investigación de ambos detectives privados le llevará a codearse con mafiosos locales y políticos corruptos, pasear por hogares desestructurados y vislumbrar sueños utópicos hasta llegar al Delfín Blanco, una especie de sociedad secreta de jóvenes con un desconocido propósito e inquietantes sensaciones…»
Pasen, compren y lean “Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos”.
Genial historia. Y desde aquí quiero felicitar a la editorial “Cosechanegra” por la edición, magnífica, que ha lanzado. ¡¡FELICIDADES!! Y a Alfonso y Antonio ¡¡FELICIDADES!! por este regalazo.
Entretenida charla con Alfonso y Antonio… acompañados de Gomes y Alonso… Un placer…
P.- Por favor, recuerden en pocas líneas quienes son Alfonso Gutiérrez Caro y Antonio Parra Sanz.
Alfonso: Pues Alfonso Gutiérrez Caro es un profesor de Historia y padre de familia al que le encanta crear mundos y personajes (y, a veces, volcarlos en un papel). Apasionado del chocolate y la pizza, dicen que aparenta menos edad de la que tiene.
Antonio: Un profesor de literatura y un lector por encima de todo que, de vez en cuando, siente la necesidad de contar alguna historia y se pone a la tarea de escribir.
P.- ¿Tiene mucha dificultad escribir a cuatro manos?
Alfonso: Supongo que depende. En este caso, escribir junto a Antonio ha sido lo más fácil del mundo, dado nuestro punto de compenetración y lo fluida que ha ido avanzando la historia. Ha sido una experiencia estupenda y enriquecedora, ambos avanzábamos siempre en la misma dirección y es eso algo que creo se nota al leer la obra.
Antonio: La verdad es que ha sido más fácil de lo que en principio uno podría pensar, creo que la clave está en que hemos respetado el espacio del otro (esto suena casi hasta sentimental) a la hora de narrar una escena o un capítulo, y también en el hecho de que los dos conocíamos tanto a nuestro personaje como al otro, y así las cosas son siempre más sencillas.
P.- ¿Cómo nace esta colaboración? ¿De quién fue la idea?
Alfonso: Esta idea viene de antiguo. Ya en la primera dedicatoria que Antonio me hizo de su libro La mano de Midas se deslizaba (medio en broma) la idea de que nuestros dos detectives se juntaran. El detonante de esta novela ocurrió gracias a una foto tomada tras una presentación de mi anterior novela en la que salimos Antonio y yo. El resto es historia…
Antonio: pues no recuerdo exactamente quién dio el primer paso, sí cómo surgió. En una presentación que Alfonso hizo en La Unión de su última novela, alguien nos hizo una foto al terminar, y cuando se difundió en las redes sociales, no sé si él o yo hicimos un comentario a modo humorístico de que quienes aparecían en la foto eran Alonso y Gomes, y a partir de ahí surgió la pregunta: ¿y por qué no qué pasaría, si alguna vez trabajaran juntos ambos detectives? Y mire usted dónde hemos llegado.
P.- ¿Por qué el título?
Alfonso: Eso es cosa de Antonio, un título ciertamente impactante cuya explicación requiere leer la novela, claro. La vida, la muerte, la fina línea divisoria entre ambas y esas cosas.
Antonio: Me temo que eso no lo podemos desvelar. Bueno, podríamos, pero supondría privar al lector de un momento de la novela, no clave pero sí importante para nosotros. Lo único que puedo decir es que tiene que ver con el cine, otra pasión que tanto Alfonso como yo compartimos.
Alfonso: Es obra del trabajo conjunto de la editorial Cosecha Negra y su ilustrador Domingo Carrasco, que ha dado a la portada un toque y estilo oscuros que casan a la perfección con la historia.
Antonio: Eso ha sido cosa de la editorial, Cosecha Negra, a la que desde aquí le agradecemos la confianza que ha depositado en nosotros, especialmente a Pedro J. Martín, un editor que se emplea a fondo en todo lo que edita. El responsable de la portada, y de toda la cubierta, es Domingo Carrasco, y ha hecho un trabajo fantástico, con esas dos siluetas que bien podrían ser Alonso y Gomes, pero también otros dos personajes clave de la novela, que provocan chispas cuando se encuentran.
P.- ¿Escribieron cada uno la parte correspondiente a su personaje o hubo intercambio?
Alfonso: Al principio cada autor escribió la parte de su personaje, lo que pasa es que luego ellos se juntan, y yo me convertí en padre adoptivo de Gomes y Antonio en el padrastro también de Samuel Alonso.
Antonio: Hasta llegar al encuentro de ambos detectives, cada uno gestó los capítulos de su personaje, pero desde que arrancaron a trabajar juntos, hubo más bien un reparto de capítulos y situaciones, lo que suponía que también teníamos que hacer hablar al personaje del otro, un reto que resolvimos creo que con acierto por lo que comentaba antes, porque los dos autores nos hemos leído y conocemos a las dos criaturas, lo que no es poco.
P.- Alonso y Gomes acaban «apaleados y medio destrozados» ¿por qué?
Alfonso: La vida es implacable, ¿no? A poco que te descuides sales mal parado, máxime si te metes de lleno en un conflicto que involucra a gente peligrosa… Pero estos detectives pueden con todas esas “caricias” que reciben y con más.
Antonio: Ésa es una de las «preguntas del millón», quizá porque, siendo como son, han de meter las narices hasta en el último rincón de cada caso, y a veces corren el riesgo de que se las rompan, o se las pillen con una puerta. En cualquier caso, parece que empieza a ser ya marca de las casas que se lleven alguna que otra somanta de palos. Le diría que la vida del detective privado es así, pero tampoco sería del todo cierto, yo creo que en el fondo nos gusta llevarlos al límite, a ver hasta dónde aguantan.
P.- ¿Qué están leyendo ahora mismo? Recomienden un par de títulos, por favor.
Alfonso: Estoy leyendo una estupenda novela negra de un autor poco conocido, Fernando del Río, llamada “La casa de las muñecas rotas”. Aprovecho para recomendar “Érase una vez en Hollywood”, primera novela del genio Quentin Tarantino.
Antonio: Pues algo de novela negra siempre, es el veneno del oficio, por ejemplo “Todos los demonios”, de Luis Roso, un autor del género que tiene una prosa cuidadísima y que se mueve en la España de los años 60. Y, por otro lado, he sentido la necesidad de homenajear de alguna forma a Almudena Grandes, porque aún no me creo que se haya ido, leyendo “Los besos en el pan”, una antología de la España de la última crisis.
P.- Vendan el libro ¿por qué hay que leer «Los muertos de las guerras tienen los pies descalzos»?
Alfonso: Creo con certeza y humildad que es una historia que merece ser leída. Ha pasado un tiempo desde que la terminamos, y verla materializada es una alegría inmensa. Es una novela negra escrita desde un punto de vista (creo) novedoso, ya que hay dos protagonistas, cada uno con su voz, sus puntos fuertes y sus miserias. Es un viaje tan entretenido como accidentado, en el que creo que los lectores van a disfrutar con las andanzas de estos dos personajes.
Antonio: tiene usted unas cosas…, esto es siempre lo más difícil, creo que tanto para Alfonso como para mí, pero bueno, tiraremos de las sensaciones que uno experimentó con la última relectura. La novela ofrece una historia atrayente, con interés, una búsqueda en toda regla, un viaje no sólo físico, pero también dos personalidades que, con sus virtudes y defectos, pueden conectar bastante bien con el lector, y lo demuestran con unos diálogos en los que hemos puesto, creo, lo mejor de cada uno.
P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
Alfonso: A corto plazo cambiar pañales y cantar nanas. En lo que concierne a lo literario, seguir disfrutando de la lectura y de las presentaciones y promoción de “Los muertos de las guerras tienen lospies descalzos”. Lo que vendrá después es una incógnita…
Antonio: seguir leyendo tanto como pueda, generando alguna que otra historia negra, y esperar al 2022, que en mi caso arrancará con la participación en un proyecto muy interesante, una serie detectivesca ya existente cuya siguiente entrega he tenido el privilegio de terminar, y que ha supuesto entrar en el mundo de un personaje negro, una mujer, muy especial, Sonia Ruiz.
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