PERDER EL EQUILIBRIO, de Miguel A. González, por Antonio Parra
Título
Perder el equilibrio
Datos de publicación
Grijalbo. Barcelona 2024. 352 págs.
Datos del autor
MIGUEL A. GONZÁLEZ (Madrid, 1982) es novelista y dramaturgo, y compagina su labor con colaboraciones periodísticas en medios digitales e impresos y con la coordinación de talleres de creación literaria y clubes de lectura. En 2016 publicó Todos los miedos (Premio Café Gijón), más tarde escribió Cariño, Un nublao de tiniebla y pedernal (Premio Ciudad de Alcalá de Narrativa), y Dios no está con nosotros porque odia a los idiotas. En 2022 vio la luz Prolepsis (Premio Ciudad de Badajoz de Novela). Como dramaturgo, también ha sido reconocido con el Premio Fray Luis de León, el Premio Max Aub y el Premio Born y sus obras se han representado en diferentes salas de España, Argentina, México y Estados Unidos.
Sinopsis de la obra
Jonás ya no se llama Jonás. Es un hombre oscuro y enigmático. Y le falta una pierna. Esto último podría ser un detalle sin importancia, pero en realidad la tiene. Al igual que también es relevante esa obsesión que le despierta su nuevo vecino. El pasado de Jonás es un misterio que él guarda celosamente, algo que preferiría enterrar en las sombras de la memoria. Pero no puede hacerlo. Jonás es de ese tipo de personas que nunca olvidan, ni tampoco perdonan.
Reseña
LA VENGANZA
A Némesis le colgaron siempre en El Olimpo la facilona etiqueta de la venganza, que no es poco tratándose de aquellos pagos, pero quizá pocos conozcan que también era la diosa de la solidaridad, la fortuna y el equilibrio. Y de equilibrar un poco las cosas se trata en esta novela, pues es lo que busca también Jonás, vengarse pero alcanzar al mismo tiempo cierto equilibrio, aunque parezca imposible, claro.
Nos plantea Miguel A. González una trama en la que un hombre callado, áspero y carente de una pierna trata de reconducir su existencia. Eso, a priori, encajaría en otros mimbres estilísticos alejados del misterio o del thriller, pero es que la manera en que conocemos al susodicho, que además ya va cambiando su identidad por la de Ismael (los entendidos sonreirán) nos hace pensar que hay oculto mucho más de lo que en principio se nos está contando.
Y ahí, a mi modo de ver, está una de las claves de esta novela, en lo que no se dice, en lo que se oculta con la promesa de ir desvelándolo a su debido momento, porque eso es lo que ambienta la narración, eso es lo que se nos mete dentro y nos lleva a leer una y otra página de un personaje que arrastra una angustia y un equipaje considerables.
Claro, para lograr ese efecto, además de manejar un lenguaje tan brillante como a ratos enigmático, hay que aliarse con el tiempo, y saber combinar muy bien los planos del presente y el pasado, al igual que los dos espacios de España y México, entre los cuales hay un océano que no se alimenta únicamente de kilómetros.
Estamos ante dos vidas muy diferentes, o tres, si contamos la actual, existencias entre las que Jonás se manejó durante años y que no dejaron de depararle sorpresas, algunas gratificantes, sí, pero en mayor medida demoledoras. Tan demoledoras que dieron un vuelco total a su vida, arrancándole mucho más que una pierna, y exigiéndole esa conminación a la diosa de la venganza en su versión más ciega.
Es equilibrio que tan bien restauraba Némesis, y que está presente incluso en el título de la novela, es lo que busca Jonás con una actitud casi desesperada, porque es lo único a lo que ahora puede aferrarse. Como lectores, una vez que aceptamos el juego temporal, y el geográfico, que va de su mano, nos queda ir leyendo para ver de qué manera se desvelan las sombras. Lo que no podíamos imaginar es que dichas sombras tienen dientes, y zarpas tremendas para arrancar mordiscos a la conciencia, amagando con terminar con todo lo que hallen a su paso. Prepárense para no caer, porque el torbellino está servido.
https://www.solonovelanegra.es/presentacion-de-perder-el-equilibrio-de-miguel-a-gonzalez-por-antonio-parra/
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