MORIR DOS VECES, de Susana Rodríguez Lezaun, por Antonio Parra
Título
Morir dos veces
Datos publicación
Harper Collines. Madrid 2025. 365 págs.
Datos de la autora
SUSANA RODRÍGUEZ LEZAUN (Pamplona, 1967) es periodista, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. Ha trabajado en varios medios de comunicación a lo largo de su carrera hasta que en 2015 publicó su primera y exitosísima novela, Sin retorno, un thriller ambientado en Navarra que ha sido traducido al italiano y al portugués, al que siguieron Deudas del frío (2017) y Te veré esta noche (2018). En 2019 publicó Una bala con mi nombre, un trepidante thriller que recorre las calles de Boston, y en 2021 vuelve a Navarra con gran éxito con la primera de las novelas protagonizadas por la inspectora Marcela Pieldelobo, Bajo la piel, continuada por En la sangre (2023) y Mejor muerto (2024). Es además correctora y editora de manuscritos originales y traducciones, trabajo que, junto con la producción literaria, ha hecho posible que dedique su vida a los libros.
Sinopsis de la obra
Soleil disfruta de una vida convencional. Esposa del juez Eric Bisset y madre del pequeño Daniel, de solo dos años, trabaja como ingeniera informática desde su casa en Carcasona (Francia). Convencional, pero no feliz, la vida de Soleil está controlada por su marido y su suegra, quienes siempre parecen saber qué es lo mejor para todos. El refugio de Soleil es su ordenador, desde donde se siente capaz de controlar el mundo. Hasta que todo se tuerce y agentes del lado oscuro amenazan su vida y la de su familia.
Una tarde de lluvia, Soleil y su hijo se ven atrapados por la riada dentro de su coche. Ella consigue poner al pequeño a salvo, pero las furiosas aguas del río Aude la arrastran antes de que consiga salir. Esa tarde, Soleil Bisset muere. Ese día, nace Moon Aubry.
Reseña
MOON AUBRY
Si jugásemos a establecer un posible decálogo de lo que sería un buen thriller, y que me perdonen los ilustrados si alguien ya se había puesto a ello, tendríamos una serie de rasgos más o menos comunes con los que calibrar, al menos en lo estructural, a una buena novela de intriga frenética. A ello, claro está, hay que sumarle siempre la calidad literaria, y Susana Rodríguez la tiene de sobra. Pero puestos a jugar, divirtámonos un rato y pasémosle esta prueba del algodón a su novela.
- Personaje duro y sufrido, con secretos: no hay mejor modelo para empujarlo a una trama de alto riesgo, pero sabiendo que puede aguantar la indecible y dar la cara con garantías. Pues bien, Moon Aubry lo cumple, y el lector, cuando vaya conociendo su pasado y su vida posterior, lo entenderá.
- Ruptura de lo cotidiano provocada por el mal: el motivo narrativo, la espoleta, el punto de arranque…, y aquí tenemos dos rupturas, la que cambia para siempre la vida de una mujer y el encargo que recibe Moon y que le toca muy de cerca, tanto que será lo que dé el escopetazo para que la trama adquiera vértigo, ¿quién es ese personaje al que ella debe eliminar?
- Ubicaciones internacionales y cosmpolitas: quizá el que sería el elemento más prescindible aunque no despreciable, hoy una trama puede darse en cualquier escenario, pero si no despreciamos lugares como París o Londres, por ejemplo, estaremos en lo cosmopolita.
- Secundarios brillantes, de apoyo incondicional: imprescindibles para que la protagonista se apoye en momentos concretos, aquí Simon encaja como un guante, no sólo es pareja, es socio, y muy competente además, pero hay algunos otros que aparecen cuando más se les necesita.
- Sicarios y asesinos despiadados por encima de todo: el de esta novela es rubio como la cerveza, aunque no tan hermoso como decía la canción, eso sí, es metódico como pocos, y los escrúpulos se los dejó en la pila bautismal, un lujo de personaje y una permanente amenaza para Moon Aubry.
- Enemigos fuertes, complejos y de largo recorrido: el asesino del pelo rubio es sólo un instrumento, hay tras él nombres de mucho más peso, y como líderes que son toman el mando de las operaciones si sus “contratistas independientes” fracasan. Altas esferas y símbolos del poder.
- Actualidad y progreso, tecnología: tramas de corrupción urbanística, sobornos por doquier, control sociopolítico, funcionarios comprados…, eso lo vemos aquí, y además, en la novela destaca la alta cualificación de Moon para lidiar con lo tecnológico, red oscura incluida.
- Desplazamientos frenéticos, a lo “road movie”: Moon y su objetivo han de huir hacia delante, rodando por carreteras, pueblos, hoteles, casas ajenas; siempre con idas y vueltas en unas páginas a las que Susana Rodríguez les ha inyectado nitroglicerina, u óxido nitroso como se hace con los coches trucados.
- Giros sorpresivos, falsas apariencias: aquí el ávido lector debe disculparnos, por su propia garantía emocional, pero haberlos, haylos, y en plural, más de una sorpresa encontrarán en esta novela.
- Final semiabierto, con posibles caminos a seguir: otro rasgo que no podemos explicar, pero si confían en nosotros y llegan hasta el desenlace lo entenderán perfectamente.
Y así podemos afirmar que esta novela cumple con estos diez requisitos, en mayor o menor medida, así que ya saben lo que les espera si deciden acompañar a Moon Aubry en esta trama, insistiremos una vez más, muy vertiginosa. Disfrutarán también de una prosa muy solvente, que es la guinda de este pastel de diez porciones.
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