Vistas de página en total

jueves, 29 de enero de 2009

LA LINTERNA MÁGICA - UNA NOCHE EN LA ÓPERA



UNA NOCHE EN LA ÓPERA

 “- Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante.

- Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal, está muy bien, eh? 

- No, eso no está bien. Quisiera volver a oírlo.

- Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.

- Esta vez creo que suena mejor.

- Si quiere se lo leo otra vez.

- Tan solo la primera parte.

- ¿Sobre la parte contratante de la primera parte? 

- No, solo la parte de la parte contratante de la primera parte.

- Oiga, ¿por qué hemos de pelearnos por una tontería como ésta? La cortamos.

- Sí, es demasiado largo. ¿Qué es lo que nos queda ahora? 

- Dice ahora... la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte.

- Eso si que no me gusta nada. Nunca segundas partes fueron buenas. Escuche: ¿por qué no hacemos que la primera parte de la segunda parte contratante sea la segunda parte de la primera parte?”

 

            Los autores de este genial diálogo eran Groucho y Chico Marx, pero bien podían haberlo pergeñado los gnomos diabólicos que conviven dentro de la cabeza de la insigne ministra Magdalena Álvarez. Vamos, que el Ministerio de Fomento (¿quién sabe qué es lo que fomenta?) parece aquel camarote atiborrado de sinsentidos que veíamos en la pantalla, y para colmo, además de las barrabasadas que dicho ministerio va cometiendo día sí y día también, es absolutamente imposible comprender alguna palabra cada vez que la querida señora habla en público, aquejada de un parasitismo lingüístico ante el que uno ya no sabe si apiadarse o montar en cólera. Hay docenas de vídeos en la red que lo atestiguan.

 

            Las primeras veces que nos deleitaba con su ilustre verborrea, lo reconozco, casi provocaba cierta simpatía, pero al descubrir que es algo crónico, uno empieza a pensar en cualificaciones, amiguismo y hasta dimisión. Da igual que el AVE se hunda en misteriosos socavones, que Barajas se cierre o se enhuelgue, que llueva, nieve o truene, la interfecta pertenece al orden, tan desconocido en nuestro país, de la garrapata pertinaz, esa figura que le hace sangre a la poltrona de tanto clavarle las uñas.

 

            Así que no nos queda otra que rezar para que la naturaleza nos respete, porque aquí nadie asume sus responsabilidades, somos doctores en expulsiones de balón y en manejo de ventiladores excrementicios, pero no pasa nada, nunca pasa nada, en cualquier otro país sería una más a engrosar las listas del paro. Aquí deja a los hermanos Marx como aprendices del surrealismo. En la famosa escena, Groucho le pide a Chico que firme el contrato, éste le dice que no sabe firmar, y él le responde: “es igual, la estilográfica tampoco tiene tinta”. Pues eso, esta mujer delira constantemente, pero es igual, tampoco un político español tiene que saber gobernar. Y además, dos huevos duros.


sábado, 24 de enero de 2009

CRÍTICAS LITERARIAS - RUBÉN CASTILLO



El poliedro de la verdad

  

            Existen narradores nocilleros que se rinden ante las modas, otros que se encierran en mundos indescifrables y otros que utilizan la palabra como quien riñe a garrotazos, y luego está Rubén Castillo, antítesis de los anteriores porque ama la literatura, mima el lenguaje y voltea sus esquemas argumentales hasta dar con lo que busca. Por eso es una suerte que aparezca de nuevo una novela suya, porque nos permite disfrutar de una pluma muy solvente que sabe lo que quiere, y que sabe cómo lo quiere.

 

El tema podría no ser novedoso: alguien que denuncia a otro alguien por un supuesto acoso sexual. Lo fácil sería ponerse de parte de la alumna que denuncia, o del profesor denunciado, pero lo que convierte en brillante esta novela es la intención del autor de no tomar partido, para que el lector saque sus propias conclusiones, y la mejor manera de hacerlo es entregarle la voz a los testigos, para que ellos descubran las múltiples caras del poliedro de la verdad.

 

Rubén Castillo critica la liviandad de las verdades que se formulan a la ligera, y lo hace de manera formidable y demoledora, porque el mundo, su mundo narrativo, no está forjado con blancos y negros, sino con infinitas tonalidades de grises que desasosiegan, como desconcierta la facilidad de los juicios apresurados que pueden dinamitar la existencia de cualquiera, adentrándolo en esas pesadillas que, parafraseando a Borges, son las grietas a través de las cuales se contempla el infierno.

 

Las vidas del profesor Pablo Conesa y de la alumna Sonia Iborra se tambalean, sacudidas ambas por la ligereza con la que algunos personajes opinan, o la mala intención de otros que empuñan el índice acusador. Estamos ante un catálogo de caracteres humanos muy reconocibles que Rubén Castillo borda en todas sus páginas, con unas imágenes impactantes y magníficas, graduando la intensidad de lo narrado para que lector recoja el guante que le lanza. Leer esta novela es un duelo de alta calidad y no hay más que rendirse ante su brillantez.

  

‘Las grietas del infierno’.

Rubén Castillo.

Ediciones Tres Fronteras.

226 páginas. 


(LA VERDAD, ABABOL, 24/1/09)

jueves, 15 de enero de 2009

LA LINTERNA MÁGICA - EL IMPERIO CONTRAATACA


EL IMPERIO CONTRAATACA

             Uno de los momentos más emotivos de la saga galáctica es la revelación de la paternidad que Darth Vader le hace al joven Luke. Pues bien, el redimido hombre de lata ya puede ir buscándose otro empleo, porque una cadena televisiva impar anda gestando un proyecto de lo más altruista y humanitario, nada menos que un programa en el que cualquiera que tenga dudas acerca de su progenitor podrá solucionarlas de inmediato. Así, con este espíritu ético y respetuoso que caracteriza a los medios patrios, y además lo titulan de manera originalísima: ADN, vamos, para darle dos patadas al lumbrera de turno.

Está visto que no basta con los magazines del hígado, ni con las casas en las que los grandes cerebros nacionales muestran sus talentos, ni con preguntarle a algún incauto, a cambio de miles de euros, si cuando era pequeño deseó acostarse con el perro de su abuela. Los analistas de la audiencia, que son unos linces eruditos, han buceado en las inquietudes del españolito de a pie llegando a la conclusión de que el tema del programa será de interés general. Seguro que todos nos encontramos a diario con docenas de personas atribuladas por no saber si el que dice ser su padre lo será en realidad.


Con todo, lo peor del asunto no es eso, sino la cantidad de profesionales que van a engrosar todavía más las listas del paro. Tradicionalmente, cantantes, actores, aristócratas, curas, toreros y futbolistas parecían tener el monopolio de la bastardía, y ahora se les va a terminar el chollo, porque cualquiera les podrá hacer la competencia. El misterio de encontrarle algún parecido a los que reclamaban un apellido, pero sólo un apellido, ¿eh?, nada de millones, se esfumará, y seguro que en horario de máxima audiencia. Las cintas de Esteso y Pajares, a la basura, hombre, que se quedan sin su mayor enredo argumental. Yo, para paliar un poco la crisis, he vuelto a contratar a mis espías, y sé de tinta muy legítima que los adláteres del señor Vasile dudan entre dos nombres ilustres para elegir al presentador, pero creen que al final será don Leandro de Borbón quien se llevará el gato al agua, para desolación de un torerito rubio, un tal Manuel Díaz creo que se llama.

 

Las facilidades para acudir al programa de marras van a ser inmensas, y todos podemos proporcionar candidatos: árbitros de regional, funcionarios de… (ponga aquí el lector la administración que más le duela), gudaris vascos, ex presidentes norteamericanos, dueños de talonarios de multas, extremistas del volante, la lista puede ser enorme, y además, tal y como está el patio, pueden batir todos los récords de longevidad televisiva. Por quienes más lo siento es por los repartidores del butano, o negocian unos permisos especiales o se van a ver en la calle con tanta visita como harán a los platós. A ver con qué cara responde esa madre afligida a su pequeño cuando le pregunte aquello de: “mamá, ¿por qué papá mató al butanero?”.

  





domingo, 11 de enero de 2009

CRÍTICAS LITERARIAS - IVÁN THAYS


Trallazos de amargura

             Una carta, una simple carta que escribir es el punto de partida de esta novela, una carta que su protagonista no sabe cómo escribirle a la mujer que acaba de dejarle, y que le martillea mientras acude, para cubrir una visita presidencial, a una de las zonas más castigadas por las guerras entre el ejército y Sendero Luminoso. Pero redactarla no será tan sencillo, porque tras ella se esconden demasiados lastres, empezando por la muerte de Paulo, el hijo que él y Mónica tuvieron.

 

Iván Thays presenta esta novela con una intensidad considerable, y sin rehuir el combate con la historia reciente de su país. Oreja de Perro es un lugar desolado, cuya altura saca lo peor de cada ser humano, y en el que se han congregado un buen número de periodistas y militares. Precisamente por eso el protagonista encuentra una serie de personajes caóticos: Jazmín, una mujer que arrastra un secreto en su vientre, Scamarone, un fotógrafo viejo y resabiado, una limeña que sueña con amar a un corresponsal de guerra, o un hombre amnésico que estudia chino.

 

El ambiente que Thays recrea es opresivo y descreído, las huellas de los desmanes están aún demasiado frescas, y no van a cerrarse con un programa de beneficios sociales. Pero la espera ayuda también al protagonista a bucear en sus recuerdos, para saber si aún puede reencontrarse con una existencia que merezca la pena vivir, de ahí el fraseo corto, como trallazos de amargura, y la intermitencia calculada con la que se entremezclan el presente y su demoledor pasado.

 

Una mezcla que se presenta con una acertada primera persona narrativa, y unos ojos que no sólo contemplan a las criaturas que pasan por su vida en esos días de espera, sino que escrutan la política, la inconsistencia humana y hasta la venganza, aunque muchos la disfracen de nuevos rebrotes terroristas. Thays es un autor que no sólo no le da la espalda a su realidad, sino que busca la mejor manera de reflejara en sus obras, analizándola pero también enfrentándose a ella.

  

‘Un lugar llamado Oreja de Perro’.

Iván Thays.

Anagrama. 212 páginas.


(LA VERDAD, ABABOL, 10/1/09)


jueves, 8 de enero de 2009

LA LINTERNA MÁGICA - AMANECE, QUE NO ES POCO


AMANECE, QUE NO ES POCO


             Ni hombres que salen de los bancales, ni borrachos que se desdoblan, ni beneméritos que le disparan al sol, ni ninguna otra de las magníficas y disparatadas ocurrencias que José Luis cuerda colocara en la Sierra del Segura en una de las mejores cintas españolas de los últimos tiempos. Por desgracia, nada tan saludable ocurre por el mundo, aunque sí mucho más surrealista, como la estrategia de la CIA de recompensar con Viagra a los jefecillos afganos para que colaboren más contentos que unas pascuas y de paso se vayan relamiendo las no sé cuántas vírgenes que les aguardan en su paraíso, y dicen que se las dan para que refuercen su… autoridad, que luego vuelven radiantes y ya no ponen pegas, a ver si aprenden nuestros servicios secretos.

 

Eso por si alguien todavía piensa que la realidad no supera a la ficción, si aún hay dudas, hay más ejemplos, como la guerra publicitaria que se ha desatado entre ateos y creyentes, que los ingleses toman los autobuses para predicar que Dios no existe, pues aquí, para chulos nosotros, surgen las mismas campañas pero cambiando el adverbio, y cualquier día veremos a Rouco Varela haciendo monólogos en la tele, con lo fácil que sería dejar a cada uno que crea lo que quiera. Que cierto señor con bigote se aburre por la inactividad, pues nada, califica la elección de Obama como “exotismo histórico” y se queda tan ancho, porque largo me temo que no,

 

Y lo más llamativo es que nunca pasa nada, estamos llegando a tal grado de estulticia que ya casi nadie se sorprende por esta carrera para ver quién es capaz de decir, o hacer, el disparate más gordo. Eso sí, de levantar una voz contra la guerra, por llamarla de algún modo, que los israelíes están perpetrando en Palestina, nada de nada, total, eso no hace destacar a nadie, ni sirve para mostrar el ingenio. Y si los hijos de Israel (esos que no son nada fundamentalistas) se empeñan en cometer con los palestinos el mismo genocidio que Hitler intentó con ellos, bueno, son gajes del oficio, ya dijo Condoleezza Rice que, al fin y al cabo, Israel sólo se estaba defendiendo. Podrían invadirles como hacían en la película, de forma medio pacífica y hasta esperar a ver si los pueblerinos decidían lo contrario en asamblea.

 

Pero eso sería apelar a la lógica, y el caso es que la lógica persigue a estos virtuosos de la boutade, pero ellos son mucho más rápidos. Ni con el cambio de año se han serenado los ánimos, al contrario, yo estoy pensando en buscarme un pueblecito entrañable en el que perderme; prefiero, con mucho, a aquellos extranjeros que olían a cabello de ángel, e incluso a aquel novelista que cometió el pecado terrible de plagiar a Faulkner, aunque me llamen minoría étnica. Cualquier día, el sol va a salir del revés y a ver quién es el guapo que le dispara primero, mejor sería hacer elecciones como las de los habitantes de este pueblo, renovando anualmente los cargos de alcalde, cura, borracho, maestro, puta o marimacho en periodo de prueba…, seguro que todos tenemos ya algunos candidatos en mente.