Vistas de página en total

sábado, 26 de junio de 2010

CRÍTICAS LITERARIAS - FRANCISCO GARCÍA PAVÓN


Bacinería


Por primera vez se recopilan todos los relatos, o los casos cortos, del primer detective de la novela policíaca española, Manuel González, alias Plinio, ayudado siempre por el inefable y fiel veterinario motorizado, don Lotario. Esta recopilación hay que agradecérsela a la editorial Rey Lear, que ya antes había devuelto a las librerías algunos casos extintos del policía de Tomelloso, y se le agradece porque nos permite disfrutar de la enorme riqueza literaria de Francisco García Pavón, a quien todo el mundo ha reconocido como pionero de la novela negra hispana, aunque a veces no se le haga toda la justicia crítica que merecería.


Leyendo estos cuentos se aprecian sus innovaciones estilísticas, que convirtieron su prosa en algo particular e identificable, ejemplos de ello son esa “chispa malauvera” del policía, el uso de “pezonear” por amamantar, términos como “amanchegarse o descalzoncillao”, y sobre todo la inclusión y conjugación del verbo “bacinear” en lugar de curiosear o husmear. Rasgos muy propios que rayan en la brillantez, especialmente el último, porque esa bacinería es lo que alimenta las almas de Plinio y don Lotario, llevándolos siempre al desenlace de los casos, conlleven estos un crimen o no.


Esa voluntad de innovación lingüística se combina con la maestría literaria para trascender lo puramente criminal, en estas páginas hay casos sin asesinatos: una gemela ahogada sustituida por la hermana en la cama del cuñado, unas esquelas amenazantes, un roncador que derriba el techo con sus decibelios, y hasta la resolución de un caso de Madrid, que Plinio resuelve desde Tomelloso gracias a su memoria. La narrativa de García Pavón es social, atrevida e incluso adelantada a veces para su época, eso le da un valor añadido aun sin renunciar a la muerte, que también le arranca grandes frases como aquella que le sugiere un difunto que tenía la lengua fuera: “como si la muerte diese asco”. Una lectura más que imprescindible.


‘Plinio. Todos los cuentos’. Francisco García Pavón.

Editorial: Rey Lear. Madrid, 2010. 280 páginas.

("ABABOL", LA VERDAD, 26/6/10)


domingo, 6 de junio de 2010

LA LINTERNA MÁGICA - BELLE DE JOUR


BELLE DE JOUR

La pudiente Severine, encarnada por Catherine Deneuve, se aburría de su aburguesada vida y se entregaba a ocultos vicios mañaneros en la cinta de Buñuel, y eso mismo parecen haber hecho ahora los responsables de nuestros sindicatos mayoritarios, debe de ser que la actividad sindical les tenía ya muy inmersos en el tedio y han tenido que buscarse alguna salida juguetona.


Lo digo, más que nada, por la tan cacareada huelga de funcionarios que han convocado para el ocho de junio, huelga que, con todos mis respetos, va a seguir el lucero del alba, porque un servidor desde luego no piensa secundarla. Y no es que me conforme con la bajada de sueldo, que tampoco, pero entiendo (en mi supina ignorancia sindical) que las huelgas hay que hacerlas cuando puedan servir para algo concreto, y con el ya famoso decreto aprobado, por más que busco el valor de la protesta, he de decir que me cuesta encontrarlo, salvo el derecho a un pataleo del que el gobierno de Moncloa se va a seguir riendo pero a base de bien.


Además, me repatea los higadillos la actitud servil tanto de Cándido Méndez como de Ignacio Fernández Toxo, máxime cuando pocas fechas después de que hubieran tragado con el decretazo de marras, el gobierno les desviara un fondo de más de cien millones de euros. Eso, en algunas calles de nuestras ciudades, y según a qué horas, tiene un nombre: prostitución, y por lo menos la rubia Severine ofrecía unos encantos considerables cuando la practicaba.


Así que la huelga para ellos, porque encima de que han permitido que nos metan la mano en el bolsillo, ahora pretenden, apelando a mi conciencia de trabajador, que le dé un anticipo de esa cifra al gobierno, y todo para que ellos, los macro sindicatos, limpien su conciencia después de haberse dejado f…, ya saben. No estaría de más buscar otros métodos de protesta, uno, que es profesor, se está pensando muy seriamente no calificar a ninguno de sus alumnos, como respuesta a la bajada salarial, pero lo que no haré será enarbolar banderas con las que, y ya van unas cuantas veces, estos sindicatos se han limpiado ya sus partes poco pudendas.


Y si no, pues asumo mi bajada de sueldo tal y como está el patio, pero eso sí, la asumiré cuando los políticos tengan la decencia (suponiendo que conozcan la palabrita) de cobrar un sueldo acorde con su labor, o sea, mínimo, y cuando tanto sindicalista de pacotilla no se libre de horas para rascarse la barriga, que los hay, y muchos, y que me perdonen los que sí luchan por los trabajadores, aunque cada vez sean menos. Así que menos apelar a las huelgas y más pensar en los que sí trabajan, porque quienes lo hacemos tenemos orgullo y conciencia, además de inteligencia, para saber cuándo nos han tomado el pelo, no nos pidan encima que pongamos también la cama.


Dios libre a los trabajadores españoles que no son funcionarios, que ahora se van a poner con la reforma laboral, a ver qué esquina eligen los sindicatos para menear ese nuevo bolso.