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domingo, 30 de septiembre de 2012

MISIÓN OLVIDO

Camino de madurez

            Uno de los momentos más peliagudos en cualquier carrera literaria es la aparición de la segunda novela, sobre todo si la primera ha sido bendecida por los lectores, se crea entonces una tremenda expectación entre la que el escritor corre el riesgo de extraviarse. La mejor manera de solventar ese escollo suele consistir en volcar, en la nueva obra, tanto cariño como experiencia, y María Dueñas ha construido su nueva criatura con esas dos premisas como equipaje, el cariño que profesa tanto a sus personajes como a los lectores, a los que respeta siempre, y la experiencia literaria y vital que hasta ahora ha ido acumulando.

            Porque si hay una palabra con la que podemos calificar esa novela es la de madurez, la prosa de la autora manchego-cartagenera ha subido unos cuantos enteros en cuerpo, soltura y calidad, y eso se nota casi desde las primeras páginas, y lo notan también los personajes protagonistas. Los perfiles de los profesores Blanca Perea, Daniel Carter y Andrés Fontana aparecen delineados con trazos tan humanos como profundos, la coincidencia de las sombras que los tres han vivido va ampliándose hasta crecer en un delta narrativo enriquecido por los diferentes saltos temporales entre los que María Dueñas se mueve con admirable soltura.

            Y si en el ámbito temporal sale airosa, igualmente lo hace en el tratamiento espacial, la California finisecular, el Madrid de los años treinta y la Cartagena de finales de los cincuenta son recorridos con un ojo certero que no hace más que envolver al lector en una atmósfera que va más allá del simple recuerdo de los personajes.

            Esta novela rezuma vida por todos sus capítulos, con sus correspondientes alegrías y sinsabores, con escenas antológicas como el discurso de Carter en la cena de Acción de Gracias o el complot cartagenero, y en ella cobran también gran notoriedad los personajes secundarios, porque si el trío protagonista es certero, la galería de acompañantes roza la perfección, no hay uno solo al que le falte un gramo de la atención de su autora. Rebecca Cullen, Luis Zárate, Aurora Carranza, la adorable Tata o la venenosa Darla Stern quedarán para siempre en la memoria del lector.

            Este medio centenar de páginas es un homenaje a las segundas oportunidades, al respeto por el pasado, a la capacidad de lucha del ser humano, y su autora ha logrado algo muy difícil: que nos cueste trabajo interrumpir la lectura. Si El tiempo entre costuras era un patrón, ahora María Dueñas nos ha sorprendido con todo un vestido de fiesta.


Misión Olvido. María Dueñas.
Editorial: Temas de Hoy. Madrid, 2012. 512 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 29/9/2012)

RAYLAN


Leyendo las andanzas de este agente judicial se entiende que Tarantino o los hermanos Cohen sean admiradores de este personaje y de su creador, posiblemente el mejor autor negro que pulula por los Estados Unidos, un país muy bien radiografiado en estas páginas en las que lo mismo encontramos a una peculiar solucionadora de problemas sindicales como a una familia traficante de riñones frescos que luego suministran a las propias víctimas, previo pago de astronómicos importes. Da gusto ver a Raylan moverse con sus particulares códigos y un estilo de lo más directo y contundente.


RaylanElmore Leonard.
Editorial: Alianza. Madrid 2012. 312 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 29/9/2012)

sábado, 22 de septiembre de 2012

CLARABOYA


Cronos juguetón

      El manuscrito perdido y hallado en el tiempo, tal y como lo ha bautizado Pilar del Castillo, está por fin en nuestras manos. Por una de esas extrañas gamberradas del dios Cronos, y como si supiera muy bien a quién se la jugaba, José Saramago tuvo que esperar décadas para recuperar el texto de esta novela, y lo que era peor, para saber cuál era la valoración que de él había hecho la editorial a la que se lo envió. La situación tuvo que ser para deleitarse, el responsable de Ia editorial pidiendo perdón por el retraso y al mismo tiempo frotándose las manos por la oportunidad de publicar un nuevo saramago, y don José diciéndole que entonces no quería que la novela viera la luz.

Por fortuna, ahora podemos leer esta historia colectiva en la que están presentes tanto la forma de mirar el mundo y la sociedad del autor portugués, como sus preocupaciones literarias. Todos los inquilinos de esta vivienda se organizan en un cosmos biosociológico en el que se pueden resumir todos los caracteres del ser humano, nuestros vicios, nuestras virtudes, si es que alguna tenemos, y los pequeños resquicios de la convivencia, que tan pronto nos enfrentan unos a otros cual si fuéramos fieras, como nos hacen buscar en conversaciones nocturnas aquellas afinidades que nos encaminan hacia algo parecido a la amistad.

La Lisboa de comienzos de los cincuenta es un escenario en el que caben la insatisfacción matrimonial, la pobreza y los alquileres, las amantes del empresario ricachón, las jovencitas ambiciosas, y hasta la sombra de la homosexualidad entre dos hermanas confundidas. Peculiaridades de calendario aparte, son situaciones atemporales, como ya demostró Saramago a lo largo de su obra, por lo que es un auténtico placer poder disfrutar de nuevo de su prosa certera, escueta y brillante, y de su peculiar habilidad a la hora de perfilar los caracteres humanos, a veces con una docena escasa de palabras, o con dos o tres miradas.

Claraboya. José Saramago.
Editorial: Alfaguara. Madrid, 2012. 424 páginas.
(LA VERDAD, ABABOL, 22/9/12)

LA EDAD DE LA DUDA


    Quién ha dicho que un comisario maduro no puede sentir como un adolescente, quién insinúa que no puede comportarse como todo un héroe, que no puede mentirle a sus jefes, que no pueda presumir de olfato privilegiado y del estoicismo suficiente para no asesinar a alguno de sus hombres. De todo ello es capaz Montalbano en la reciente entrega de Andrea Camilleri, que va a hacer disfrutar, y pensar, como nunca, a sus incondicionales, y también a todo el que se acerque a él por vez primera.


La edad de la duda. Andrea Camilleri.
Editorial: Salamandra. Barcelona 2012. 219 páginas.
(LA VERDAD, ABABOL, 22/9/12)