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domingo, 20 de diciembre de 2015

FAUNA LITERARIA (9)

  Sorprende ver los diferentes comportamientos que se pueden percibir en un cóctel literario, sobre todo si además de ser literario cuenta también con la presencia de algunos políticos.
      A poco que uno se fije, no resulta difícil discernir a qué grupo entomológico pertenece cada uno de los asistentes. Hay cigarras de concejalía y nombramiento, de corbata de seda y sonrisa avizor para la foto, verdaderos catedráticos de las relaciones y expertos en maquillaje de colmillos retorcidos.
       En otro plano están las mariposas, publicando en editoriales de primera sin saber muy bien qué talla de literato colocarse, porque todas le vienen grandes al esqueleto de periodista, abogado u opinador.
       Bajando algunos peldaños más en la cadena letrada, hay abejas que sí pueden llevar con orgullo el epíteto de escritor, y que van descollando también en editoriales de primera, sin necesidad del oropel de las mariposas, porque sus credenciales literarias les bastan.
       Y por último hay hormigas, apasionadas de la creación, de la lectura, del disfrute, que trabajan sin descanso para que abejas y mariposas compartan con ellas sus experiencias, para que les hagan disfrutar con sus obras.
       Van pasando los años y uno creía haber entrado, aunque de puntillas, en el reino de las abejas, pero en saraos de este tipo tiendo irremediablemente a sentir una firme solidaridad con las hormigas más obreras.

MATAR Y GUARDAR LA ROPA - CARLOS SALEM

Un poeta entre sicarios

Matar y guardar la ropa          Cuando un poeta se viste con el disfraz de maldito, o de golfo, termina por notársele, y eso es más o menos lo que le ocurre a Carlos Salem, novelista transgresor que lleva en su interior al más delicado de los poetas. Sólo así pueden explicarse pasajes de esta novela, cuando el eficaz y despiadado Número Tres, en su otra vida el anodino Juanito Pérez, acepta un “pedido” de la Empresa para quitar en medio a alguien y se encuentra con la sorpresa de que su mejor amigo y su ex mujer andan enredados en el asunto.

          Padre pusilánime por un lado, asesino a sueldo por otro, el protagonista de la novela tiene que lidiar con los fantasmas del pasado, el amigo y la ex ya citados, su mentor, el Viejo Número Tres, a quien él mismo jubiló por la vía rápida, un par de hijos que corren hacia la adolescencia, y una Empresa de la que nunca se sabe todo, como debe ser, pero de la que hace algún tiempo que él ha empezado a desconfiar. Y todo ello, en un camping nudista, con todo el humor posible al imaginar en qué recóndito lugar puede un sicario albergar alguna de sus armas si quiere seguir realizando su trabajo como Dios manda.

Pasada la sorpresa inicial, Juan tendrá que convivir con la sospecha haberse convertido él mismo en un “pedido” de la Empresa, y sus ojos entonces han de abrirse hasta la exageración, porque por mucho lirismo que le regale la turbadora Yolanda, que además le resucita placeres algo aletargados, la sombra de la muerte no deja de ser alargada. En ese ambiente de habitación cerrada, a Juan sólo le queda la presencia del viejo Andrés Camilleri, retirado para escribir sus novelas de misterio, todo lo demás lo tendrá que ir averiguando el lector, porque Carlos Salem nos deja en cueros frente a un final mucho más que sorprendente.

Matar y guardar la ropa. Carlos Salem
Navona Negra. Barcelona 2015. 278 págs. 15’50 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 19/12/2015)

MI LIBRO DEL 2015

Me pidieron elegir un libro del año, sólo uno, y el primero que me vino al corazón fue éste.




(LA VERDAD, "ABABOL", 19/12/2015)



CÓMO HACERSE ASQUEROSAMENTE RICO EN EL ASIA EMERGENTE - MOSHIN HAMID



(LA VERDAD, "ABABOL", 19/12/2015)

sábado, 12 de diciembre de 2015

EL SECRETO DE LA MODELO EXTRAVIADA - EDUARDO MENDOZA

Cuesta abajo

          Quinta entrega de este detective sin nombre que tanto popularizase Eduardo Mendoza en títulos tan señeros como El laberinto de las aceitunas o El misterio de la cripta embrujada, y que tantos buenos ratos ha hecho pasar a varias generaciones de lectores, convirtiéndolos en fieles “mendocistas”. Quinta ocasión en la que nuestro hombre sale de su retiro frenopático dispuesto a sembrar el caos y una buena pizca de pánico a la hora de solucionar un nuevo caso, en esta ocasión la muerte en extrañas circunstancias de una modelo barcelonesa. Por cierto, que alguien tendrá que explicar algún día el porqué de la expresión “extrañas circunstancias”, y si hay forma de que alguien se muera en circunstancias familiares.

          Con el peculiar tono que se convirtiera en seña de identidad de la serie, y que ya se nos ha hecho tan familiar, este personaje deambula de nuevo por una ciudad que cada vez le resulta más ajena, una ciudad post-corrupta en la que sobreviven políticos más allá de la caspa y las comisiones del tres por ciento, transexuales que dejaron el cuerpo de la Guardia Civil, comisarios zumbones como el inefable Flores, hermanas que practican la prostitución casi por empecinamiento, porque la belleza huyó de ellas cuando eran bien pequeñas, e incluso círculos de grandes hombres, oligarcas catalanes de pura cepa, que hacían de los secretos económicos y los consejos de administración en la sombra la mayor de las mafias.

          Todo prometía, la verdad, incluso la extensión, algo mayor que la de entregas anteriores, y sin embargo la sensación que deja la novela tras su lectura es un tanto agridulce, como si el personaje hubiera emprendido la inevitable cuesta abajo del tiempo y la falta de facultades, o como si el propio Mendoza hubiera completado esta nueva historia casi por compromiso editorial. La trama anda sobre una cuerda floja, y se vuelve muy lacia hacia la mitad del libro, algo a lo que contribuye el hecho de que nuestro héroe vuelva al caso varios años después, un detalle que no termina de encajar del todo con la personalidad a la que su autor nos tenía acostumbrados.

          Aun así, se deja leer, por supuesto, hablamos de Eduardo Mendoza, y la sátira, los guiños y los sarcasmos brutales siguen estando presentes, al menos en la primera parte de la novela. Esperemos que esto sólo haya sido un pequeño borrón de descanso en las carreras tanto de Mendoza como de su detective sin nombre, porque ni el padre ni la criatura merecerían terminar así, tibios, extraviados y rozando de manera un tanto evidente lo descafeinado.

El secreto de la modelo extraviada. Eduardo Mendoza.
Seix Barral. Barcelona 2015. 318 págs. 18’50 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 12/12/2015)

sábado, 5 de diciembre de 2015

EL SILENCIO DEL PANTANO - JUANJO BRAULIO

Emerger del barro

          Las cañas siempre se han caracterizado por sobrevivir casi en cualquier entorno, resistir los embates del viento y alimentarse del lodo más inmundo, fagocitando todo lo que crece a su alrededor, de ahí que Juanjo Braulio las utilice como referente metafórico de los que gobiernan en todo momento porque poseen el poder, el dinero, los mismos que se adueñaron de Valencia a golpe de ladrillo y billetera. La propia ciudad, cuna de una de las mayores corrupciones del país, aparece como un inmenso pantano cuyos efluvios asquean al más pintado.

          En ese entorno encontramos a un brigada de la Guardia Civil que oculta su condición de homosexual casi tanto como su licenciatura en Historia del Arte, y que tiene que refrenar más de una pulsión a lo largo de sus investigaciones, encontramos a una organización que ha hecho del menudeo de drogas un arte y de las contabilidades paralelas el mayor de los secretos, profesores universitarios de dudoso pelaje, y sobre todo encontramos a un escritor que se pregunta hasta qué punto puede ser útil perpetrar los crímenes en la realidad para luego reflejarlos fielmente en sus novelas.

Juanjo Braulio ha creado una novela negra muy diferente, con unos presupuestos en los que lo social alterna con la metaliteratura hasta lograr que el lector se quede tan conmocionado como a ratos está el brigada Grau, pero sin olvidarse de los grandes temas del género, la oscuridad de algunos desmanes cometidos en plena dictadura, la manera en la que ‘los de siempre’ se tapaban unos a otros, y un lumpen, encarnado por el gigantón Falconetti, que sería capaz de rendir como personaje a otras criaturas de obras supuestamente más bragadas. Y moviéndolo todo, Q, un escritor enigmático que sigue su particular camino, puntilloso y exhaustivo casi hasta lo enfermizo. Lo más probable es que el lector no recupere el sosiego ni siquiera tras cerrar la última de estas páginas.
 
El silencio del pantano.
Juanjo Braulio.
Ediciones B. Barcelona 2015. 398 págs. 18 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/12/2015)


lunes, 30 de noviembre de 2015

TRAMPANTOJO

       En Getafe, una docena de personas asistimos a la presentación de dos novelas. Sus autores conversan entre sí, cruzan preguntas mientras los transeúntes siguen su camino por la Plaza de la Cibelina, los niños con sus prisas y carreras, los jóvenes con sus peinados y sus ignorancias. Y en mitad del trasiego, un hombre cano, rozando la setentena, acude presuroso hasta un banco, se sienta y enciende un pequeño puro, con la determinación de lo clandestino, de transgredir prohibiciones médicas y cuerdas. Se lo va fumando con tanta calma como delectación, y entonces el mundo parece detenerse a su alrededor, porque en ese momento él es el símbolo máximo de la libertad.


SANGRE FRÍA - CLAUDIO CERDÁN

Perrolobo

          Hace ya bastante tiempo que Claudio Cerdán tiene, sin duda, una mano especial para crear personajes tan broncos como atrayentes e inolvidables, y ha vuelto a hacerlo en esta novela con el Perrolobo, un hombre agrietado y solitario que sale del talego tras unos cuantos años de guardar silencio sobre la identidad de su jefe, y después de que le hubieran encerrado gracias a un guardia civil descompuesto (llamarle corrupto sería quedarse corto) y a los miembros de una familia que poco a poco sólo podrán recordarse leyendo el libro que los acreditaba como tal.

          Con esa prosa golfa que Cerdán ya ha hecho tan suya, el lector puede disponerse a disfrutar, pero será sorprendido de nuevo, porque esta vez el orden capitular ha sido alterado como si le hubieran encargado la corrección del manuscrito a un yonqui en plena abstinencia. Eso sí, esas disrupciones numéricas no afectan a lo argumental, sobre todo si el lector es hábil a la hora de apreciar las elipsis y los saltos temporales, vamos, nada que no sepamos reconocer tras más de cien años de cine.

          Al Perrolobo le toca, como siempre, bailar con la más fea, vengarse del clan que le encerró, recuperar la droga que su jefe nunca vio, y hacerlo con intereses, e intentar acercarse a un hijo al que no sabe si será capaz de llegar. Eso sin olvidar que es necesario reorganizar a la banda, y engolosinarla con la promesa de un golpe final, el golpe con mayúsculas que los saque para siempre de la cloaca en la que han tenido que sobrevivir.

          Complicado, la verdad es que sí, pero Claudio Cerdán es un tipo especial, y para rizar el rizo no se le ocurre otra cosa que desatar un apocalipsis zombi en mitad del golpe. Antes de que los alérgicos a los muertos vivientes (entre los que me incluyo) se lleven las manos a la cabeza, hay que decir que el disparate enriquece tanto la trama como la narración, hace que el ritmo y la diversión aumenten hasta el delirio gracias a un lenguaje canalla y tan descarnado como los propios caminantes, sin olvidar la aparición de un peculiar artista que merecería él solito la producción de una novela propia. El acoso que sufre la banda es digno del mejor celuloide del género, los callejones sin salida se suceden sin descanso, hasta que llegan los momentos en los que ya no se puede dar un paso atrás. La sombra que se cierne sobre el Perrolobo y los suyos es cada vez mayor, así que denle la mano al narrador pero, eso sí, sin quitarle los ojos de encima.
 
Sangre fría. Claudio Cerdán.
Dolmen. Barcelona 2015. 345 págs. 17’95 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 28/11/2015)



TAMBOR DE ARRANQUE - FRANCISCO BITAR


(LA VERDAD, "ABABOL", 28/11/2015)

sábado, 21 de noviembre de 2015

lunes, 16 de noviembre de 2015

MÚSICA PARA FEOS - LORENZO SILVA

El corazón al aire

          Ésta es una historia de amor. Tal cual, así reza la contraportada de la novela. Lorenzo Silva avisa a navegantes y lectores para que nadie se llame a engaño, y la promesa queda más que cumplida en cuanto empezamos a percibir esa primera persona poderosa, esa voz profunda de Mónica dispuesta a contarnos su historia y la de Ramón, dos seres muy baqueteados por la vida, fugitivos ya de la juventud, uno más que otra, que se encuentran una noche y deciden darle una nueva oportunidad a sus destinos.

          ¡Qué fácil podría sonar! Lorenzo Silva aprovechando su tirón y su bagaje narrativo para colocarnos una novelita menor, apta sólo para almas enamoradizas e impresionables. Quien así piense errará, aunque si le sirve para comprarse la novela, bienvenido sea el error, al poco de empezarla se dará cuenta de que aquí no hay ñoñerías empalagosas ni romanticismos de manual, lo que hay son cicatrices que palpitan ante la posibilidad de que otras manos vuelvan a recorrer sus fronteras. Hay años pasados en balde en los que lo único que se podía hacer era lamer las heridas propias. Hay trabajos sobre los que no es fácil hablar, por causas muy diferentes, y sobre todo hay parcelas de silencio y privacidad ante las que sólo se pueden empuñar el respeto y la paciencia.

          Si el amor se pudiera escribir con mayúsculas, estaríamos bastante cerca en estas páginas, porque también está presente, y sin renunciar a ninguno de los pasos más o menos habituales: localización y encuentro dubitativo, desajuste inicial de pasiones, demora caballeresca hasta comprobar si el poso permanece, diálogos de nadar y guardar la ropa, cotos privados para heridas antiguas, equipajes de temores, sexo reencontrado, ausencias y conversaciones a distancia, dolor por la pérdida presentida. Toda la panoplia sentimental volcada por un autor sosegado y que parece conocer el paño, o al menos conocer muy bien el paño que tienen que cortar sus dos personajes.

          Y por si fuera poco, la música, una de las debilidades del autor, las canciones que tanto Mónica como Ramón se van intercambiando, no sólo para estrechar lazos, sino también para demoler las fronteras cronológicas que los separan. Hubiera sido una idea magnífica acompañar la novela con un cedé que recogiera todas las piezas, pero el lector curioso encontrará al final la lista de reproducciones de estos dos corazones hallados en mitad de la tormenta. Ojalá muchas de las historias de amor que se nos presentan en la literatura tuvieran la mitad de la autenticidad e intensidad que ésta.

Música para feos. Lorenzo Silva.
Destino. Barcelona 2015. 215 págs. 18 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 14/11/2015)



VOY - GABI MARTÍNEZ


(LA VERDAD, "ABABOL", 14/11/2015)

LA ÚLTIMA NOCHE DEL RAIS - YASMINA KHADRA


(LA VERDAD, "ABABOL", 7/11/2015)

lunes, 26 de octubre de 2015

LA MANO DE MIDAS EN GETAFE NEGRO


Pequeña crónica en imágenes del paseo que Sergio Gomes se dio por Getafe Negro hasta recalar en la compañía del Comisario del Festival, Lorenzo Silva, que fue el encargado de presentarlo en tierras tan ilustres y tan versadas en el mundo de la intriga.

http://www.cartagenaactualidad.com/2015/10/cartagena-en-getafe-negro-con-antonio-parra/










domingo, 25 de octubre de 2015

VÍCTOR ROS Y EL GRAN ROBO DEL ORO ESPAÑOL - JERÓNIMO TRISTANTE

Víctor Ros universal

          Cuando un personaje al que todos los lectores están ya acostumbrados a reconocer trasciende los límites de un determinado medio, puede pensarse que se contaminará en cierto modo con los rasgos de dicho medio, o que incluso llegue a perder parte de su primitiva esencia. Ese riesgo ha corrido Víctor Ros al saltar de la letra impresa a la pequeña pantalla, máxime si tenemos en cuenta la buena acogida que tuvo la serie televisiva, pero ha sido un riesgo controlado, porque su creador, Jerónimo Tristante, sabe muy bien dónde tiene los pies y cuánto le deben, él mismo y su personaje, a tantos y tantos lectores fieles como tiene. Tampoco es el primer caso del que tenemos noticia, otros investigadores muy conocidos, tales como Wallander, el comisario Montalbano y hasta el propio Pepe Carvalho, pasaron por la misma tesitura y salieron triunfantes.

Pero además de la cordura y la habilidad de Tristante, es justo reconocer que el propio Ros ha consolidado ya de tal manera su personalidad que es capaz de conducir sus aventuras superando cualquier obstáculo. No en vano esta entrega puede ser la que más impedimentos le provoca para que no consiga llevar a buen puerto una investigación que le ha devuelto, al menos temporalmente, al servicio de la policía española. Impedimentos que empiezan por un arriesgado robo en el tesoro patrio, continúan con las inquietantes sombras de Aldanza y Barbara Miranda, que persisten contumaces en acabar con la vida del detective, y terminan con el traslado a Londres, donde transcurre la mayor parte de la trama.

Es allí donde debemos detenernos para valorar como se merece la capacidad literaria del autor murciano, porque las escenas descriptivas de la capital del imperio son absolutamente antológicas: la vida del puerto, con su trasiego de gentes, barcos y mercancías, o el prisma social de la época, presente en una velada operística, son impresionantes, pero donde la brillantez rebosa es en la pintura de los ambientes tanto de los fumaderos de opio, con esa alternancia del lumpen y los señoritos de la nobleza más depravada, como del infierno de Whitechapel, un submundo del que pocos logran huir y en el que Víctor Ros no dudará un segundo en adentrarse en busca de información. En ambos casos, al describir tanto el fumadero como el paraíso de Jack el Destripador, Tristante parece haberle vendido su alma a Dickens o a Conan Doyle, a cambio de unos ojos de lo más británicos.

Y ya que hablamos de Conan Doyle, es justo reparar también en el delicioso episodio en el que Víctor Ros conoce al que ha sido su modelo, Sherlock Holmes, y a quien incluso aspira a superar, a tenor de las conversaciones que ambos mantienen, camuflados como tienen por costumbre, y en las que la vanidad del inquilino de Baker Street queda tan patente como su talento. El guiño es tan evidente como agradecido para los amantes del género, que incluso pueden quedarse con ganas de asistir a un nuevo encuentro entre ambas mentes preclaras.

No es ésa la única baza ganadora que podemos percibir en la novela, tal vez es la más brillante, porque a las demás ya estamos habituados tras las entregas anteriores, a saber: la capacidad de Tristante para manejar, al mismo tiempo y sin que ninguna se resienta, varias tramas y subtramas, el hecho de que el lector conozca algunos detalles y secretos antes incluso que el propio detective, lo que indica una vez más el cuidado con el que trabaja el autor, y por supuesto la dosificación de la tensión narrativa, gracias a la cual los lectores vamos encadenando acontecimientos con una celeridad que no nos concede un solo respiro.

          Tampoco debemos olvidar el rigor histórico que desprende la novela, y la forma en que se insertan, en ese marco temporal, el episodio del robo y las reacciones que dicho suceso provoca en las autoridades británicas, que muestran bien a las claras cuál ha sido siempre el carácter del gobierno de la Pérfida Albión, ahí tampoco se esconde el autor, y no le tiembla el pulso a la hora de desvelar ciertas miserias y turbios planes que dejan a la diplomacia como una disciplina política menor.

          Por otro lado, no se trata de desvelar aquí todas las sorpresas que se esconden en la novela, y que no son pocas precisamente, pero no dejarían de ser meros fuegos de artificio de no ser por el mérito de Jerónimo Tristante, que una vez más se muestra como un maestro de ceremonias capaz de manejar un circo de varias pistas narrativas en el que personajes como Blázquez, adorable al intentar adaptarse a las costumbres británicas, o Martin Roberts, díscolo al cuestionar la actitud de sus superiores de Scotland Yard, han dado un paso al frente en su nivel de protagonismo. Clara Alvear y Eduardo, por supuesto, mantienen también una importante presencia, para que Víctor no caiga en la tentación de volver a ser un lobo solitario, y a ellos se incorpora una mujer llena de secretos, María Fuster, a quien Tristante va dando paso y que apunta maneras como personaje dispuesto a reaparecer en sucesivas entregas. Todo ello contribuye a demostrar que, aunque era ya antes imparable, el mundo de Víctor Ros, con este salto a Europa, se va a consolidar ya del todo en la galería universal de los buenos detectives.

Víctor Ros y el gran robo del oro español. Jerónimo Tristante.
Plaza y Janés. Barcelona 2015. 379 páginas. 18’90 euros.



LOS AMORES EQUIVOCADOS - CRISTINA PERI ROSSI


(LA VERDAD, "ABABOL", 24/10/2015)

jueves, 22 de octubre de 2015

ENTREVISTA SOBRE LA MANO DE MIDAS

Éste es el resultado de una velada estupenda en Mr. Witt Cafetería, en la que Aniceto Valverde me entrevistó para su web www.expresodemandarache.es, y en la que hablamos de La mano de Midas y de novela negra.


domingo, 18 de octubre de 2015

DOCE LUNAS - ESTEBAN NAVARRO

DOCE LUNAS

ESTEBAN NAVARRO
LA PUERTA VACÍA


  1. La puerta vacía es la tercera entrega de Diana Dávila, ¿cómo se consigue que sobreviva un personaje como para continuar protagonizando una serie?
Son los lectores los que consiguen que el personaje sobreviva y perviva con sus opiniones e interés por Diana. Esta joven, prometedora y extrovertida policía nacional nació literariamente en La noche de los peones, se formó como agente en Los crímenes del abecedario y ha madurado en La puerta vacía. Es así porque los lectores lo han querido. Y espero que sigan apoyándola para que Diana progrese en la policía y no se desvanezca en la literatura.

  1. Que se sepa, es usted el único autor que ha perfilado una protagonista femenina para sus novelas negras sin emparejarla con otro compañero, ¿ha sido algo premeditado?
 Posiblemente sí, ya que ha llegado un punto de realismo en la novela policíaca nacional en la que hay que darle a la mujer el protagonismo que se merece. No tendría sentido que en las Brigadas de Investigación de la Policía Nacional haya desde inspectoras jefas, inspectoras y agentes, que incluso en ocasiones actúan solas o en parejas con otras mujeres, y que en la literatura eso no tuviera su reflejo.

  1. ¿Se atreve a valorar el papel que estaba teniendo hasta ahora la mujer en la novela negra?
Sí, por supuesto. Pero antes hay que recordar que hace casi noventa años Agatha Christie ya utilizó a una mujer, Miss Marple, como protagonista de algunas de sus más reputadas novelas. En la actualidad hay muchas y buenas obras cuya protagonista es una mujer. Podía estar horas nombrándolas, pero hay que destacar a Dolores Redondo y su inspectora de homicidios de la Policía Foral de Navarra Amaia SalazarY, cómo no, a la reciente ganadora del Premio Planeta Alicia Giménez Bartlett y su inspectora Petra Delicado.
  
  1. Un hombre de negocios asesinado, un periodista que parece tener poderes adivinatorios, una esposa un tanto libertina y la propia Diana Dávila, ¿con cuál de los cuatro personajes se ha sentido mejor y a cuál ha odiado más?
Con Diana siempre me siento bien. La conozco. Me conoce. Y de esa simbiosis surge una forma fluida de hacer literatura. Es imposible llevarse mal con Diana. De los otros personajes no puedo decir nada, ya que desvelaría parte de la trama, pero en cualquier caso siento cierta simpatía por todos, cada uno a su nivel.

  1. ¿Cómo se lleva la convivencia entre el policía y el escritor?
Mal. O muy mal. Pero ahora creo que no podría existir uno sin el otro. Los turnos de trabajo, las noches y los fines de semana, poco ayudan a estar despierto y concentrado en escribir, pero gracias a mi profesión puedo alimentar a mis personajes para que sean lo más reales posible.

  1. De momento han visto la luz tres entregas de Diana, ¿tiene prevista ya la continuidad de la serie?
Sí. Hay una cuarta y en vías de conclusión una quinta. Diana es mucha Diana.

  1. Usted es un hombre de orígenes meridionales que ahora está en el norte, ¿se nota mucho ese cambio a la hora de investigar o escribir crímenes?
Respecto a la investigación lo desconozco, ya que nunca he trabajado en el sur, pero imagino que sí, que cada zona tiene sus peculiaridades. Y respecto a la hora de redactar esos crímenes, estoy convencido de que sí hay diferencias. Y si no, sólo hay que fijarse en la literatura noruega, por ejemplo, para distinguirla de la nuestra.

  1. ¿Qué opina sobre el “boom” de los certámenes de literatura negra que hay en nuestro país? ¿Son una señal de que el género está sano?
El género siempre ha estado sano, otra cosa es que haya tenido altibajos. Pero el hecho de que hayan crecido como setas un sinfín de semanas y festivales de novela negra no es más que un termómetro que indica que hay pasión por este tipo de literatura.

  1. ¿Cuál es la espoleta que pone en marcha sus novelas, qué es lo que le hizo arrancar con la trama de La puerta vacía?
Un instante. Un momento. Una duda. Una novela surge en un periquete, en una reflexión, en una pregunta. En su respuesta. En el caso de la puerta vacía estaba sentado en una terraza de un hotel, al lado de la piscina, en verano y de noche. En uno de los balcones había una chica rubia, en bikini, fumando un cigarro. Me pregunté cómo actuaría yo si a esa chica la asesinaran. Pensé que una persona normal llamaría a la policía. Pero, ¿y un policía? El policía correría hacia la habitación en su ayuda. Tuve claro que había de comenzar una novela inspirándome en esa imagen.

  1. ¿Cree que la situación sociopolítica que hemos vivido puede haber marcado el tono de la literatura negra que se está haciendo en España en los últimos años?
No lo creo, estoy convencido de ello. La actualidad, en este caso, es la mejor novela negra.

  1. ¿A quién tenemos que agradecerle que Esteban Navarro escriba novela negra? ¿Cuáles son sus autores de cabecera o los que más le han influido?
De niño me enganché a Ellery Queen, devorando sus novelas. Pero la atracción total hacia el género llegó de la mano del maestro Georges Simenon y su Comisario Maigret.

  1. ¿Qué le diría a un lector que no le conozca para que se acerque a esta novela?
Que la lea. Y luego hablamos...



sábado, 17 de octubre de 2015

sábado, 10 de octubre de 2015

LA PUERTA VACÍA - ESTEBAN NAVARRO

Los guiños del destino

          Ha regresado Diana Dávila, y eso significa que ha regresado también Esteban Navarro, esta especie de chamán de la novela policiaca que va sembrando de ejemplares las librerías patrias, y es lógico, si nos atenemos a la manera en la que estructura sus tramas, que a ratos parecen un laberinto del que uno duda que podamos salir. Pero si el lector se deja llevar, y tiene paciencia, el autor murciano afincado en Aragón alcanza siempre el malabarismo justo para que todo cuadre al final con una pasmosa naturalidad.

          Esta inspectora atípica aterriza ahora en Murcia, en mitad de una comisaría dominada, como tantas otras, por hombres que la verán un poco como una amenaza, tanto profesional como sexual, y llega justo cuando estalla toda una bomba de dimensiones imposibles, nada menos que el asesinato de uno de los empresarios más conocidos de la ciudad, y casi casi del país. Así que Diana no tiene ni tiempo para instalarse antes de empezar a lidiar con una viuda de legendario furor uterino, el amante de ésta, un pelele en sus manos, y un joven periodista que ha aparecido junto al cadáver sin que pueda recordar cómo llegó hasta allí.
 
          Los tintes sociológicos, como no podía ser de otra forma, están muy presentes, para bien y para mal, y los escenarios oscilan entre Murcia, Cartagena y Moratalla, pero sobre todo adquiere un brillo especial el hotel en el que ocurrieron los hechos, un lugar al que Esteban Navarro ha logrado sacar un gran partido. Hay tópicos del género, por supuesto, alguna que otra intimidad policial que su autor conoce a la perfección, y un ritmo de capítulos breves y rápidos que logra contagiar al lector con la celeridad con la que se mueven los investigadores, sabedores de que sólo tienen setenta y dos horas para dilucidar si el joven periodista es el culpable o sólo otra víctima más.

La puerta vacía. Esteban Navarro.
Ediciones B. Barcelona 2015. 320 págs.
(LA VERDAD, "ABABOL", 10/10/2015)


lunes, 5 de octubre de 2015

GOMES EN LA REVISTA PRÓTESIS

Ésta es la reseña que David G. Panadero ha publicado en la revista PRÓTESIS, vaya desde aquí mi agradecimiento por sus palabras.

Y el enlace para leer la reseña completa: http://www.revistaprotesis.com/2015/10/la-mano-de-midas-antonio-parra-sanz.html#more



sábado, 3 de octubre de 2015

MIENTRAS SEAMOS JÓVENES - JOSÉ LUIS CORREA

El síndrome Stendhal

            Hay quien piensa que la obsesión desmedida por la belleza puede llevar a la perdición, y si a ese síndrome le sumamos que la belleza la encarne una joven y turbadora universitaria, capaz de conquistar a su casi cincuentón director de tesis, el conflicto entonces se agranda hasta límites insospechados. Pero todo puede complicarse aún más, sobre todo en los casos de Ricardo Blanco, a quien el canario José Luis Correa hace ya transitar por su octava entrega. La muerte de la joven Paola Bortolucci lleva a la cárcel a su profesor y amante, un tipo con más sombras que luces, y a éste a contactar con el detective para que demuestre una inocencia en la que nadie se ha molestado en creer.

            En esta ocasión es el propio mal quien pide ayuda a un Ricardo Blanco que ya por fin ha levantado cabeza del todo tras la desaparición de su abuelo Colacho Arteaga, su única familia. Acogido por su ayudante Inés, por Beatriz, con la que sigue intentando iniciar un proyecto común de vida, y por el matrimonio formado por el inspector Gervasio Álvarez y su esposa Susana, Blanco encuentra al fin un poco de estabilidad, tal vez cuando la edad más se lo estaba pidiendo, cuando se hace más necesario vencer a la soledad y tener alguien al lado para comentar el camino transitado, ahora que supera en distancia al que queda por recorrer.

            Pero como no hay nada perfecto, esa serenidad se verá sacudida por el recuerdo de la universitaria violada y asesinada, que le pone frente a intrigas académicas, odios amorosos, crisis de madurez, antecedentes de malos tratos, turbios secretos familiares que provocan extrañas alianzas, y hasta la conciencia de que, por muchos síndromes de Stendhal o de Lolita que se padezcan, el mal es mucho más sibilino y retorcido, y nunca nadie parece decir lo que en verdad debería.

            Es, posiblemente, la entrega más reflexiva de Correa, y la que más bandazos le obliga a dar a Ricardo Blanco, señalado por todo el mundo por defender a quien carga con todas las papeletas de la culpa, y obligado también a luchar contra Inés y Beatriz, que se alían en un frente de género atentas a cercenar cualquier atisbo de errónea solidaridad masculina. Por lo demás, el ritmo típico de Correa sigue intacto, sus afiladas observaciones y su deambular por la isla siempre son una delicia, y la forma en la que nos hace llegar al desenlace tiene la suavidad de una piel adolescente.

Mientras seamos jóvenes. José Luis Correa.
Alba. Barcelona 2015. 228 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 3/10/2015)


NUESTRA PARTE DEL TRATO - ANTONIO MANZANERA


(LA VERDAD, "ABABOL", 3/10/2015)

UN MILLÓN DE GOTAS - VÍCTOR DEL ÁRBOL

Matrioskas

            Uno de los retos más complejos que se pueden dar en una novela es la alternancia temporal, y no tanto los saltos al pasado o el futuro como la coexistencia de dos líneas temporales que vertebren cada una su correspondiente trama narrativa. Y es complejo porque hay autores que luego no logran hacerlas confluir con lógica, con éxito, claro que por suerte hay otros que no sólo las hacen coincidir, sino que las van hilvanando poco a poco hasta completar una mixtura cuyo único objetivo es abrirle los ojos al lector y aumentar un poco más su disfrute.

            Víctor del Árbol es de estos autores, de los que saben manejarse entre la memoria con tanto cuidado como determinación, sólo así se explica que la trama de la familia Gil adquiera las dimensiones que toma en esta novela. El abogado Gonzalo Gil, que intenta sobrevivir en una dinámica que no le acaba de llenar, con un suegro despótico, una mujer a la que siente lejana y unos hijos intermitentes (él muy distante, ella todavía muy pequeña), se verá sacudido por el suicidio de su hermana, agente de policía a quien también acusan de haber torturado hasta la muerte al hombre que mató a su hijo.

            Sólo esta trama sería capaz de seducir a cualquier lector, pero el autor barcelonés va mucho más allá, porque todo empieza con una gota, la que puede provocar el desbordamiento, y para encontrarla hay que bucear en los secretos de otro miembro de la familia Gil, Elías, el joven ingeniero republicano que se fue a la URSS y ya nunca volvió igual, porque no se regresa igual del cautiverio siberiano. De aquellos años padecidos en la cuna del comunismo, y de cómo se proyectaron después en nuestra guerra, dependerán muchos de los acontecimientos que salpican, y amenazan, la vida de Gonzalo Gil.

            Poco a poco vamos descubriendo, mejor dicho, Víctor del Árbol nos va abriendo nuevas muñecas rusas, nuevas matrioskas en cuyo interior se halla alguna clave, nunca todas, para que sigamos el camino de Gonzalo hacia la verdad, aunque no dejemos nunca de preguntarnos si esa verdad no será mucho más dolorosa que vivir en el engaño. Pero así es el juego de la vida, la partida que se nos propone en una novela que roza la adicción, y en la que nunca podemos estar seguros de conocer del todo a quienes transitan por sus páginas.

            Novela con mayúsculas, con muchas mayúsculas, y con unos personajes dotados de una potencia narrativa y vital como pocas veces se ve. Hay que zambullirse en ese océano de gotas temporales y rezar para ser capaz de respirar en él.

Un millón de gotas; Víctor del Árbol

Destino, Barcelona 2014. 670 páginas.


lunes, 28 de septiembre de 2015

jueves, 17 de septiembre de 2015

PROMOCIÓN GOMES

Con el fin de darle más aire al bueno de Gomes, voy a realizar una especie de concurso entre el público de Twitter y Facebook, el premio es tan simple como modesto: un par de ejemplares de las andanzas del detective firmadas por un servidor. Aquí dejo los enlaces por si alguien se anima:

https://www.facebook.com/aparrasanz

https://twitter.com/AParraSanz?lang=es


miércoles, 16 de septiembre de 2015

GOMES EN LA REVISTA QUIMERA

De la mano de Rubén Castillo, en la revista Quimera del mes de Septiembre ha aparecido esta reseña sobre La mano de Midas que me ha dejado sin palabras de agradecimiento.


domingo, 13 de septiembre de 2015

DOCE LUNAS - PABLO DE AGUILAR

DOCE LUNAS

PABLO DE AGUILAR GONZÁLEZ
LO QUE ESTÁ POR VENIR


1)    Invierno de 1936, ¿no sintió un poco de vértigo, o temor a que le saliera la típica novela de la Guerra Civil?

Totalmente. De hecho, estuve a punto de no escribirla. No había escrito sobre otra época que la actual, ya había muchos libros y películas de la Guerra Civil. La gente tuerce el gesto cuando dices que es sobre la Guerra Civil, como diciendo “¿Otra más?”… Por eso no quise que fuera una novela sobre la Guerra, sino una novela sobre unos personajes que pasaron por todo aquello. De hecho más que una novela sobre la Guerra Civil, es una novela sobre el traslado del Museo del Prado, pero, sobre todo, sobre gente normal, como tú y como yo.

2)    Obviamente, la memoria tiene en la novela un papel fundamental, ¿qué importancia le concede Pablo de Aguilar a la memoria en la literatura y en la propia vida?

Cuando uno escribe, inventa. Pero esa imaginación no sale de cualquier sitio, sale de todo lo atesorado durante la vida. De experiencias, libros, películas, cosas que nos han contado. Después, todo eso se introduce en un vaso de batidora y aparece esa especie de magia que es la imaginación. Creo que sin memoria no habría creatividad (aunque los estudiosos de la mente podrían contradecirme, no sé)

3)    En la novela hay personajes del lado oscuro que tienen un potencial narrativo muy fuerte, como don Onofre, o su rival falangista, ¿es que le resulta atractiva la cara del mal?

No es que me resulte atractiva, pero cuando escribo me gustaría conseguir que mis personajes fueran “de verdad”. Y no hay nadie totalmente malo, ni totalmente bueno. Todo el mundo tiene sus matices. Estoy seguro de que un “malo” no piensa de sí mismo que es malo. Yo, como narrador, intento no juzgarlos, espero que lo haga el lector. Decía Cela que el escritor debe seguir a su personaje con un lápiz en la mano. Yo anoto, transcribo y el lector juzga.

4)    El motor que hace girar a sus personajes aquí es el arte, ¿qué importancia tiene para usted?

Soy de formación técnica y con muy poca formación en arte. Cuando contemplo el arte, no lo hago con una visión técnica como podría hacerlo un experto. No sabría hacerlo y tampoco quiero aprender porque haría perder esa magia de contemplar un cuadro y dejar que me cuente su historia (quizá por eso me gusta menos el arte contemporáneo, por no entenderlo, no saber descubrirle la historia), o escuchar música (de cualquier tipo) y dejarme emocionar. Al fin y al  cabo, en mi opinión, se trata de eso, de emocionar, de hacer sentir. A mí el arte me reconforta, me ayuda a salir del mundo técnico en el que vivo, en el que ya vivimos todos.

5)    ¿Tuvo claro el destino de los principales personajes desde el inicio? Me refiero a Fidel, Lisandro, Magdalena y Victoria.

Puede que lo tuviera claro. Tan claro como que después no se cumplió el destino previsto al principio. Puedo hacer un esquema inicial de lo que va a pasar, pero después los personajes crecen, yo los conozco mejor, y empiezan a tomar caminos que yo ni siquiera había imaginado. Entonces planteo otro pequeño esquema y vuelta a empezar, y así una y otra vez hasta el final.

6)    Magdalena es una prostituta, ¿qué le hizo inclinarse por ella como narradora de esta historia?

Cuando Magdalena apareció en la primera escena, una escena que ni siquiera recuerdo por qué la escribí, puede que como precalentamiento, ya vi la fuerza que tenía. Y aquí viene la parte esquizofrénica del escritor: tuve una discusión con ella. Ella me pedía contar esta historia y yo le decía que cómo la iba a contar, que necesitaba un narrador omnisciente y, además, ella es mujer y me planteaba más dificultades meterme en la piel de una mujer, por razones evidentes. Ella me aseguró que se enteraría de toda la historia para poderla contar. Y cumplió. Y así empieza el libro: “Las historias las cuenta quien las vive”

7)    Una pregunta comprometida, ¿qué le habría pedido la conciencia a Pablo de Aguilar de haber tenido que vivir la Guerra Civil?

No soy un tipo valiente. Una frase, una especie de coro griego, se repite durante la novela y dice: “Cada uno hace la guerra como sabe”. Yo huyo de los radicalismos de cualquier tipo y en la Guerra se radicalizó todo. Quiero pensar que hubiera ayudado en la manera de lo posible a la democracia haciendo la guerra como mejor hubiera sabido.

8)    Si tuviera que definir esta novela con pocas palabras, ¿cuáles predominarían: amor, deber, arte, Historia, dolor?

Gente normal. Sentimiento.

9)    ¿Qué es lo que verdaderamente le impulsa a la hora de escribir? Y ya de paso, ¿qué obra de las grandes le hubiera gustado firmar?

Lo que me impulsa es un anhelo de creatividad. También de salir del mundo y vivir otras vidas. Olvidarme de la informática que ocupa casi todo mi tiempo. Si tuviera que elegir un solo libro que me hubiera gustado firmar sería, sin duda, La ciudad de los cazadores tímidos de Tom Spanbauer.

10) Creo que es usted un gran lector, ¿a qué obras o autores les debe dar las gracias por sus influencias?

Una vez Paco López Mengual dijo de de mí que soy el más americano de los escritores murcianos. No sé, puede que tenga razón. Y si es así, se debe sobre todo a la influencia de Tom Spanbauer. Por otro lado, como siempre digo, no sé cuánto me influirán los grandes nombres que leo, pero sí que me influyen mucho los que tengo más cerca y con los que puedo intercambiar opiniones, como el mismo Paco, Manuel Moyano, Elías Meana, Mónica Rouanet, Julia R. Robles…

11) Háblenos de lo que está por venir en su carrera, ¿en qué anda metido ahora mismo?

Pues hace unos años visité Úbeda y allí me encontré con la Sinagoga del Agua. Un lugar mágico descubierto hace pocos años que recomiendo a todo el mundo. Se trata de una sinagoga que había estado oculta durante quinientos años y que, además, está justo al lado de la Casa de la Inquisición. ¿Una sinagoga sin destruir junto a la casa del inquisidor, puede que con acceso directo? Mientras el guía nos la mostraba, yo ya estaba pensando en una doble historia: ¿por qué la ocultaron?, ¿cómo la descubrieron?

12) ¿Cómo  convencería a un lector que no le conozca para que se acerque a esta novela?

Siempre digo que a mí lo que me gustaría conseguir en mis novelas es hacer sentir al lector. Y cuando hablo de sentir no hablo de ñoñerías, o, al menos, no sólo de eso. Se puede sentir amor, odio, ternura, asco, indignación, intriga… Si a alguien le gusta este tipo de lectura, puede darle una oportunidad al libro.