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martes, 21 de junio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - MANUEL MOYANO

Hacía falta que el gran público conociese ya los microrrelatos de Manuel Moyano, porque siempre hace falta que las buenas obras se divulguen, y también para que este género, tan de moda últimamente, sepa cuál es uno de los faros hacia los que debe mirar. Quienes creen que hilvanar una historia en una veintena de líneas es algo sencillo se equivocan de medio a medio, porque una cosa es sacar simples anécdotas de la chistera de las urgencias y otra muy diferente saber cocer historias para gourmets literarios. Manuel Moyano sabe lo que se hace, y sobre todo sabe muy bien cómo hacerlo, porque dejar al lector en cada relato con la sensación redonda de lo bien tramado, de lo bien escrito, no es tarea nada fácil. Sólo quien se preocupa por la buena literatura, quien gusta de leer más allá de lo legible, puede perfilar después argumentos brillantes como los que rebosa este volumen.

‘Teatro de ceniza’. Manuel Moyano.

Menoscuarto Ediciones. Palencia, 2011. 126 páginas.

CRÍTICAS LITERARIAS - JUAN IGNACIO MONTIANO

Una broma de celos en el programa radiofónico de mayor audiencia desencadena un alud en la vida de Fernando Blasco, su presentador, sometido desde entonces a una especie de kafkiano proceso lleno de irreverencias y angustias. Juan Ignacio Montiano parte de una situación que podría ser cotidiana, para ir retorciéndola página a página, con un tono zumbón y satírico, a la par que muy crítico con una sociedad en la que, como reza el título de la novela, parece que vale todo. La intrincada manera de hacer avanzar este disparate narrativo va creciendo cual bola de nieve hasta convertirse en una avalancha final muy sorprendente y con enormes dosis de acidez social y ética.


‘Todo vale’. Juan Ignacio Montiano.

Ven y te lo cuento Ediciones. Barcelona, 2010. 134 páginas.

miércoles, 15 de junio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - RUBÉN CASTILLO




Elegancia y misterio




A la hora de perfilar una novela con una intriga histórica, hay que tener en cuenta algunas normas, la primera de ellas consiste en hallar un enigma como punto de partida, un poderoso imán que se clave como una daga en la curiosidad del lector. Acto seguido, sería conveniente trazar unos personajes con enjundia para lanzarlos a descifrar dicho enigma; en tercer lugar, se requiere una documentación exhaustiva, apasionada incluso, para moverse en el delicado alambre que separa lo histórico de lo ficticio. Y como colofón, sin el que nada de lo anterior serviría en modo alguno, hay que ser buen escritor, casi tanto como buen lector, porque todos estos requisitos deben cumplirse respetando siempre a los posibles lectores.




Rubén Castillo ha ejecutado la fórmula a rajatabla, y el resultado es una novela hipnótica que cuesta muchísimo trabajo cerrar, y cuyo primer capítulo es ya un cepo literario con el que gana al lector para el resto de sus páginas. Y es que esa reunión del estado mayor de Hitler está narrada como si el autor hubiera sido uno más de su círculo, o como si hubiera estado escondido bajo la mesa. Todo para lanzarnos el enigma, el anzuelo de la obra, el último mensaje que el genocida austriaco escondió en el interior de su globo terráqueo.




Encontrar el sentido de dicho mensaje es el objetivo que se marcan los tres protagonistas de la novela, sobre todo dos, porque el millonario Robert Wilkins, un personaje con un atractivo narrativo brutal, se aparta en cuanto ha encomendado su misión a la pareja de investigadores. Ambos incumplen el tópico detectivesco, como debe ser, porque esta novela no es negra, es mucho más, tiene una intriga de muchos quilates, y una potencia cinematográfica digna de considerar.




La catedrática Katherine Gordon y el ex militar Walter Irving serán los encargados de descifrar a qué o a quién hacía referencia el mensaje del dictador. Ambos se respetan, tienen un pasado con sus correspondientes sombras, y emprenden una investigación que no habría sido creíble sin que el autor se documentara a conciencia, pero tampoco si hubiera variado un ápice el tono de sus conversaciones. El conocimiento de los últimos tiempos del nazismo, así como las biografías de sus figuras más destacadas se convierten en sendos valores añadidos de la novela.




Habría que rogarle al lector que, como en las viejas películas de misterio, no desvele a nadie el final de esta historia, tal vez sea uno de los mejores honores que se le puedan hacer a la obra. Los otros, los honores tangibles, se los debemos a Rubén Castillo, por la manera de dosificar la trama, por la perfección de los diálogos, por la elegancia con la que hace que se trate la pareja protagonista, porque parece un lord inglés acicalando la palabra justa. Quien abra esta novela disfrutará de una lectura extraordinaria, y como muestra, vaya también el magnífico booktrailer que ayuda a presentarla.




http://www.youtube.com/watch?v=vcpCgjU0dzU



‘El globo de Hitler’. Rubén Castillo.


Editorial: Isla del Náufrago. Segovia, 2011. 384 páginas.





martes, 7 de junio de 2011

LA LINTERNA MÁGICA - LA COLMENA





LA COLMENA




Al café de doña Rosa acudían siempre todas las criaturas que perfiló Camilo José Cela y luego recreó en la pantalla Mario Camus, y allí terminaban porque era su refugio, o lo más parecido a un hogar que podían encontrar. Quienes habitamos los institutos pasamos también parte de nuestro tiempo en sus cafeterías, porque acaban convirtiéndose en un lugar en el que repostar, charlar o simplemente cargar las baterías.



Puedo presumir de que mi centro, el IES Mediterráneo de Cartagena, tenía una de las mejores cantinas que he conocido, y digo tenía porque algún meainformes de la Consejería de Educación, Formación y Empleo de la Región de Murcia ha decidido que eso tenía que cambiar. Qué curioso que allí ni se eduque, ni se forme ni se respete el empleo, paradojas de la vida burocrática. Las mentes pensantes, mejor dicho, los diarreicos mentales que se empeñan en cosernos a informes a los profesores pero que luego nos dan la espalda cuando hay algún conflicto con alumnos o padres, esos tipos tan lucidos han logrado rizar el rizo.




No contentos con ningunearnos, hace unos meses se sacaron de la manga un “Procedimiento para la Contratación del Servicio de Cafetería de los Centros Docentes Públicos”, vamos, que quieren ser ellos, que en el mejor de los casos llevan años sin pisar un instituto, quienes decidan quién nos pondrá el café o les servirá bocadillos a los alumnos, todo para darle otra vuelta de tuerca a la poca autonomía de gestión que tienen los centros.



Debió de ser por la cercanía electoral, o porque la crisis también sacude a los amigotes, o porque algún asesor digital o subsecretario voltaico tiene un primo cuyo cuñado es íntimo amigo de la amante del dueño de una empresa de catering, y con este procedimiento pues igual se hace con la concesión de diez o doce cafeterías, qué sé yo. Después de la construcción, los trajes o las influencias, éste era un campo que tenían sin prevaricar, digo, sin explotar. Da igual que las aulas estén masificadas, que el absentismo crezca y crezca, que los alumnos no se involucren con el estudio, que las infraestructuras de los centros sigan huérfanas, eso no importa, lo verdaderamente importante es decidir quién se hace con las cantinas.



Tal vez yo sea un ignorante, pero lo que sí sé es que en mi centro, hace trece años que mantienen nuestra cafetería Luis Ñíguez y Santi Baeza, una pareja de trabajadores indesmayables y grandísimas personas, que conocen a cada alumno, saben lo que tomamos sin pedírselo, y siempre tienen una palabra amable. Lo que sí sé es que sus dos hijos, que estudian en el centro, les echan una mano cada vez que pueden. Lo que sí sé es que trabajan mañana y tarde, y que siempre han colaborado en cualquier actividad del centro. Eso sí lo sé.



Ignoro, en cambio, qué botarate político quiere acabar con un servicio magnífico dándoselo a una aséptica empresa que nunca podrá tratarnos como ellos, y lo que es peor, por qué desde esa Consejería no se tiene el más mínimo reparo en poner de patitas en la calle a una familia, cargándose de un plumazo su única fuente de ingresos. Lo que no sé es cómo no protestamos todos un poco más, o por qué seguimos manteniendo en sus cargos a esta panda de inútiles capaces de ignorar a los trabajadores de los centros de enseñanza, capaces de mangonear en la distancia. Desde luego, doña Rosa era una santa al lado de estos burócratas imbéciles.





sábado, 4 de junio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - MANUEL MOYA


Claveles y espinas

Gracias a la Revolución de los Claveles, Manuel Moya desgrana la historia de cuatro personas cuyos caminos se vieron entrelazados en el triángulo formado por Lisboa, París y Luanda. La convulsa década de los años setenta colocó a estos cuatro seres en diferentes disyuntivas geográficas, ideológicas y hasta personales, y los años posteriores seguirían sacudiéndolos como a peleles mecidos por un destino tan caprichoso como cruel.

Sophia, una joven de buena familia, ignorante de los tejemanejes políticos y las desigualdades sociales, abrirá los ojos gracias a Fernando, un idealista utópico que combate el sistema dictatorial salazarista. Frente a ellos, o a sus espaldas, Ilidio de Andrade, agente de la policía portuguesa, con un sanguinario pasado a cuestas tras su estancia en Angola al servicio del padre de la propia Sophia. Y al fondo de todo ello, París, la meta de los libertarios europeos, el destino del cuarto personaje, el narrador que cambió un fusil y una trinchera en Angola por el exilio y la supervivencia en la capital francesa.

Esta compleja tela de araña comienza a devanarla Manuel Moya a raíz del suicidio de Sophia, para regalarnos durante quinientas páginas saltos temporales, juegos de la memoria, brutalidades policiales, amores contrariados, abandonos familiares, adopciones de conciencia, ahogos ideológicos, cruces por la España tardofranquista, fidelidades inquebrantables y una venganza que el tiempo, por inclemente que fuera, nunca pudo frenar.

Esta historia sin buenos y malos, con seres más o menos desvalidos, supone una gran panorámica de una de las últimas dictaduras europeas, pero por encima de todo es una historia de búsquedas vitales: Sophia buscó a Fernando, Fernando buscó la justicia, Ilidio de Andrade buscaba primero un hueco social y luego a la familia que lo abandonó, y el narrador, además de buscar a Sophia, anhelaba su propia supervivencia a pesar de las espinas que jalonaban su camino.


‘Las cenizas de abril’. Manuel Moya.

Editorial: Alianza Literaria. Madrid, 2011. 494 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 4/6/2011)

CRÍTICAS LITERARIAS - DONNA LEON


Cuando un accidente deriva en crimen, el olfato policial suele ser determinante, y olfato precisamente no le falta al comisario Brunetti. Con lo que no contaba el veneciano creado por Donna Leon es con las asechanzas de un delito ya antiguo, y sobre todo con la férrea voluntad de quien es capaz, ya al final de sus días, de seguir haciendo cualquier cosa por amor, por amor y por el bien de la persona a quien ha entregado su vida. El comisario también acusa la edad aunque no les falla a sus incondicionales.

‘Testamento mortal’. Donna Leon.

Editorial: Seix Barral. Barcelona, 2011. 318 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 4/6/2011)