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miércoles, 23 de julio de 2014

EL CAMINO DE LAS LUCIÉRNAGAS - MÓNICA ROUANET

De vez en cuando

            De vez en cuando la literatura nos besa en la boca, y nos demuestra que, además de ser una amante impetuosa, también puede regalarnos un amor duradero, uno de esos que nunca se pierden, uno de esos amores por los que uno regresa a casa cada noche dejando tras de sí cualquier sinsabor. Mónica Rouanet ha obrado esta especie de prodigio con una novela que no sólo arrastra al lector por las solapas desde la primera página, sino que primero le coge de la mano, luego entrelaza sus dedos, y finalmente le toma por la cintura con el amartelamiento de las buenas historias, las que hablan de la naturaleza humana, sin más estridencias que las de propio vivir.

            Y es que las relaciones entre Tano y Hans, dos jóvenes estudiantes de los años ochenta, reencontrados treinta años después, no son más que una suma de las conductas que la mayoría de nosotros hemos encontrado a lo largo de nuestros caminos vitales, aunque no tuviéramos luciérnagas que nos guiaran con sus luces. Fidelidad frente a tradición, estudio frente a desidia, envidia frente a generosidad, aceptación frente a exclusión social, familia frente a amistad, disciplina docente frente a confidencialidad, amor frente a sexo, seducción frente a cordura, y así hasta alcanzar cierta madurez, hasta clarificar cuál es la senda por la que cada uno seguirá trazando su vida.

            Un accidente de tráfico pondrá de nuevo a Hans en mitad de la existencia de Tano, ahora secretario judicial, y desde ese momento Mónica Rouanet logra una narración que son dos, debido a la alternancia entre la época actual y el pasado estudiantil de ambos personajes, la compañía de Paula y Encarnita, la solicitud de la familia de Tano, e incluso los curas del colegio, acogiendo entre sus paredes al desamparado pero nunca desubicado alumno Hans.

            Amén de la afición por la onomástica curiosa, un punto de humor del que su autora se aprovecha a modo, la calidad literaria de la novela constituye uno de esos milagros de fluidez lingüística, cuando cualquier lector puede hablar de la sencillez de las palabras utilizadas, sencillez aparente porque es la que acarrea detrás un gran trabajo de escritura. Ya se ha mencionado el mérito de las dos líneas narrativas, pero no está de más subrayar el ‘tempo’ que la autora le concede a cada una de ellas, y el modo, dosificado y con una cadencia magnífica, con el que se le van desvelando al lector los secretos ocultos tras treinta años de silencios. Nadie se arrepentirá de leer esta novela, y mucho menos de seguir a las nuevas luciérnagas que seguro vendrán de la mano de Mónica Rouanet.


El camino de las luciérnagas. Mónica Rouanet.
La Fea Burguesía. Murcia 2014. 312 páginas. 10 euros.


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