LOGRAR QUE ALGUIEN SE AFICIONE A LEER ES EL VERDADERO ÉXITO
Con esa naturalidad se expresaba Ana María Alcaraz al finalizar la sesión en la que regaló al público su último libro, El día que nací yo, la biografía novelada de Enrique Piñana, maestro perseguido por sus ideas en algunos momentos de la República y posteriormente represaliado por el régimen de Franco.
La autora manifestó la fascinación que le supuso conocer la vida de un hombre lleno de principios y amor por la pedagogía, así como por la poesía, y cómo sucumbió al deseo de la nieta de éste, Belén Piñana, cuando le pidió que intentara contar la vida de su abuelo, partiendo de toda la documentación que tenía en su poder.
Para una autora a quien la memoria le fascina a la hora de insertarla en la creación literaria, fue también un desafío, por encontrarse con una persona real, y no un personaje, y por todas las circunstancias vitales que rodearon la existencia del propio Enrique Piñana.
A lo largo de una hora y media, en la sala se habló de literatura, de realidad, de enseñanza, de la maldad del ser humano, pero también del sacrificio, de ideologías, de la guerra civil y el odio posterior, y por encima de todo se habló de la atracción que llega a suponer la escritura, la narración, capaz de derribar todos los puentes y de aunar voluntades.
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