ASUSTA,
QUE ALGO QUEDA
Carlos J. Lluch fue el encargado de lidiar con una docena
de autores en una sesión vespertina que fue como las de los cines de antes,
doble y continua. En primer lugar se abordó el tema de la literatura de terror,
nada menos que con nombres de la talla de Marta Junquera, Alberto M. Caliani,
Javier Trescuadras, Joe Álamo y Sergio Pérez-Corvo. Una mesa que asustaba sobre
todo por la personalidad y la calidad de quienes a ella se sentaron.
No rehuyeron
ninguna de las preguntas, ninguno de los temas que Carlos Lluch les fue
proponiendo, y se lanzaron a definir qué es eso del terror en la literatura, y
cuántas especialidades puede tener el género, hablaron de sus motivaciones a la
hora de escribir, e incluso de los orígenes de sus propios miedos, algunos de
ellos provenientes de la infancia, como nos puede ocurrir a cualquiera de
nosotros. La mayoría coincidía en señalar que tratan de conseguir que el lector
sienta ese miedo que ellos antes han experimentado como escritores. De igual modo,
resaltaron la importancia de los preliminares y la ambientación en el terror,
porque debilita psicológicamente al lector y es entonces cuando ellos pueden
asestarle el correspondiente golpe narrativo.
Señalaron que
es tan difícil asustar a un lector como hacerle reír, pero no tuvieron reparo
alguno en hablar de esos ambientes oscuros con gran ironía y sentido del humor,
mostrando unas personalidades muy alejadas de la imagen tópica que antes podía
tenerse de los autores de este tipo de literatura. Eso sí, no se despidieron
sin rendir homenaje a sus fuentes: King, Lovecraft, Poe, el cine, Carver,
Bukowsky, etc., y tampoco pasaron por alto el fenómeno zombi, cifrando el auge
de los muertos vivientes en razones sociológicas y en el intento de
homogeneización de una sociedad que anda bastante perdida debido a la crisis.
El segundo
turno correspondió a otros géneros, “géneros hermanos” tal y como los bautizara
en su momento Carlos Lluch, y para ello subieron a la mesa Irene Comendador,
José Antonio Campos, David J. Skinner y Juan Antonio Román, para hablar nada
menos que de fantasía, ciencia ficción, novela negra, novela erótica, dando
cabida a la gran amplitud de géneros que podemos encontrar en la novelística
actual española.
Todos ellos
hablaron de sus géneros preferidos, tanto leyendo como escribiendo, y de los
que más podían gustar entre el público. Alabaron la fusión, al mismo tiempo que
resaltaron lo difícil que puede ser llegar a clasificar una novela,
precisamente porque las fronteras entre géneros no están claras, y porque las
obras pueden participar de los rasgos de varios de ellos. Siempre se ha dado, y
siempre se dará en literatura la “hibridación de géneros”, aunque uno de los
temas de la obra predomine por encima de los demás; el resto de la clasificación,
para muchos de ellos, radica en técnicas de venta, cuestiones de mercado e
incluso disposición en las estanterías de las librerías.
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