TREMEBUNDO
UNIVERSO
Métase en una coctelera
una buena dosis de tremendismo de Cela, tres cuartas partes de hiperrealismo y
una buena pizca de realismo mágico, agítese antes de añadir el elemento
fundamental: el talento de Antonio Tocornal, y se encontrarán ante una novela
que a ratos es amarga como la cáscara de una borrachera, dura como la negativa
de una novia adolescente, y tierna como el descubrimiento de quien puede
aliviarnos los dolores.
Todo
eso seguiría siendo poco a la hora de valorar esas seis décadas que van desde
el nacimiento de la propia Malasanta, hasta su degeneración en medio de uno de
los mayores iconos de la destrucción moderna: una estación de tren abandonada.
En medio, una España canalla y a ratos nauseabunda, unos personajes a los que
más de uno daría muerte con sumo gusto, y otros que estimulan nuestro cariño
hasta la lágrima, como Niño Truncado, Modesto Baldío o Cándido Fogoso, por no
hablar de la inolvidable Candela.
Ese
mundo raído en el que Malasanta ha de aprender a sobrevivir duele, araña,
patalea y hasta corrompe, sobre todo cuando enseña a guardar silencio, pero
muestra también que el cariño, a veces incluso el amor, se puede abrir paso
hasta romper la costra más purulenta, aunque el ariete para lograrlo sea un
viejo ojo postizo o la estampa de un pez muerto.
Y
por si todo lo anterior no fuera suficientemente loable, queda el lenguaje,
lleno de lirismo tanto como de metáforas brutales, porque Antonio Tocornal lo
empuña como el pincel de un genio, que jamás da una pincelada de relleno, y es
que hay que tener muy buena mano para hacer poética, por ejemplo, la recogida
de preservativos usados en un cine porno, con eso está todo dicho.
‘MALASANTA’. Antonio Tocornal
Fundación José Manuel Lara. Sevilla 2022. 199 págs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario