Elogio del mal
Cada
vez que nace una saga, los amantes de la novela negra nos felicitamos, a veces
en silencio y de forma cómplice y clandestina, otras en cambio sacando pecho y
hablándole a todo el mundo del descubrimiento recién hecho. La pareja formada
por la inspectora Valentina Negro y el criminólogo Javier Sanjuán ha logrado
que en esta ocasión haya que gritar a los cuatro vientos la felicidad por
contar con ellos, por disfrutar de su trabajo en unos casos absolutamente
complejos, que están a la altura de la mejor literatura negra mundial, nada
menos.
Y las gracias
hay que dárselas a otra pareja de escritores, Vicente Garrido y Nieves Abarca,
que han unido manos y talento para alumbrar una novela espectacular como ésta,
en la que el Artista, un inquietante asesino empeñado en reproducir obras de
arte con sus crímenes, tendrá en jaque a la policía coruñesa e incluso a medio
Scotland Yard. Pero no se trata, sigamos sumando virtudes, de un solo caso,
porque las tramas se van complicando, y además de esos macabros crímenes se
destapa también una trata de blancas a cargo de uno de los tipos más ricos, a
la par que corruptos, de la ciudad herculina. La persecución que Valentina, y
el resto de sus compañeros, llevan a cabo con Mendiluce y la bazofia de la que
se rodea le añade a la novela una tensión muy necesaria para que el lector no
piense un solo momento en abandonar la lectura.
Aquí no hay
arquetipos ni personajes planos, no hay lugares comunes que no sean necesarios
para unos buenos argumentos negros, hay seres que sufren y penan, que se ven
sometidos a la maldad más absoluta, unida a una inteligencia fuera de lo común.
Hay sociología que nos habla de corrupción, urbanizaciones malditas, robo de
restos arqueológicos, explotación, inmigración fraudulenta, inquietudes
periodísticas encarnadas por otro personaje dotado de una energía descomunal,
Lúa Castro, y, en fin, una galería de criaturas que tienen sus papeles muy
definidos, porque su universo es manejado con suprema maestría por Vicente
Garrido y Nieves Abarca.
Estos Crímenes exquisitos dieron lugar a otros
dos títulos de la serie, que cualquier lector necesitará tener frente a sí en
cuanto cierre esta novela (Martyrium,
El hombre de la máscara de espejos),
y con ellos la maldad seguirá campando a sus anchas no sólo en España, sino por
media Europa, y no sólo centrada en la muertes, sino apelando también al sexo
como un elemento de poder y control, como un pasaporte con el que acceder a ese
otro mundo.
Lean esta
novela, y las dos siguientes, báñense en misterio puro y durísimo, acompañen a
Valentina Negro y su determinación, escolten a Javier Sanjuán y disfruten de su
inteligencia. Y si cuando hayan terminado no tienen ganas de más, es que se han
vuelto insensibles.
Versátil Ediciones, Barcelona
2012. 799 páginas.
(Revista Letras del Parnaso, nº 29, Febrero 2015)
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