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martes, 20 de abril de 2021

METRÓPOLIS - TERTULIA

 TERTULIA

Para Raquel Cambronero


    Annie prepara con mimo la jeringuilla, comprobando que la dosis sea la adecuada, sonríe porque hay prácticas que nunca se olvidan y hoy necesita regresar al pasado para lograr que él esté lúcido el tiempo suficiente. Junto a la gasa y el alcohol está la tarjeta con todas las preguntas que ha preparado, aunque muchas de ellas más que preguntas son observaciones y hasta consejos, y ella se sonroja un poco y toca la cruz que lleva al cuello al pensar si no será algo de soberbia darle consejos a alguien como él.

    Va recogiendo todo mientras aguarda a que llegue el momento perfecto, cuando el sol se vaya a poner y sobre la nieve que se acumula fuera deje únicamente el rastro de una luz un tanto perezosa. La ambientación ha de ser perfecta, eso sí lo aprendió bien de él, un marco vulgar se puede cargar la mejor de las historias, y la de hoy ha de nacer con toda la fuerza posible, porque así es como se arrancan las nuevas etapas, los nuevos personajes.

    Abre con cuidado la puerta de la habitación y la cierra aún con más esmero. Deposita la bandeja en la mesilla de noche y deja el resto del material en el suelo, apoyado junto a la pared, para que él no lo vea. Descorre las cortinas dejando que el crepúsculo caiga sobre su frente sudorosa y procede, con infinita delicadeza, a clavar la aguja en el antebrazo de Paul, cuyo rostro esboza un leve guiño, como queriendo salir de la inconsciencia.

    Para cuando despierta del todo, Annie está ya a los pies de la cama, con su sonrisa más franca, las manos en el regazo, preguntándole qué tal se encuentra hoy. Paul presenta un rostro cansado, aunque la sustancia que ahora corre por sus venas le ha devuelto fuerza a su mirada. Intenta incorporarse a duras penas, olvidando que el yeso de la pierna se lo impide.

    Annie se sienta a su lado y arranca la tertulia, tiene hasta que anochezca del todo para convencerle de que ella ha de ser el personaje de su próxima serie de novelas, un personaje duradero al que no debe matar, como ha hecho con el anterior. Se deshace en razones y hasta le da el argumento de la primera entrega de la serie.

    Paul la mira con ojos desorbitados y trata de escupirle, pero no tiene saliva, algo que Annie soluciona en un momento al coger la maza del suelo y volver a machacar de nuevo la dolorida pierna del escritor. Hoy ha gritado menos que ayer, ella sonríe y confía en que mañana por fin le convencerá.



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